“El fútbol de antes era mejor”
El balompié profesional colombiano llega hoy a 70 años de historia y EL HERALDO entrevistó uno de sus grandes protagonistas.
En los 70 años del balompié colombiano, habla Gabriel Berdugo, uno de sus protagonistas.
La División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor) ya es sesentona. Un día como hoy, en 1948, comenzó a gatear, a nivel profesional, esta pasión que inunda cada rincón de este país.
Casi a la par del surgimiento del balompié rentado en Colombia, exactamente tres meses y once días después, nació Gabriel Berdugo, el jugador con mayor número de partidos en el torneo profesional criollo, 733 según los estadígrafos, 803 según el recio y seguro exdefensor barranquillero.
Berdugo, dos veces campeón con Junior en 1977 y 1980, ha sido protagonista y testigo de los primeros pasos, crecimiento y desarrollo de la Liga en estas siete décadas. Sin duda es una voz autorizada para aportar un balance.
¿Qué siente al saber que es el jugador con más partidos profesionales?
Es una satisfacción por lo que yo hice en toda mi época deportiva durante 18 años. Es un honor para mí haber cumplido 803 partidos. Jugué en cuatro equipos como América de Cali, donde inicié. Después pasé a Junior, luego al Once Caldas y terminé en Unión Magdalena. Eso es una gran trayectoria en mi vida deportiva que la cumplí con la responsabilidad y con la seriedad que tuve. Yo creo que di todo como futbolista y eso una satisfacción que llevo por dentro por haber cumplido los 803 partidos. Un récord a los que nadie ha llegado.
¿Por qué usted dice que tiene 803 los estadígrafos dicen 733?
Yo tengo la cuenta clarita. Yo llevo las estadísticas. Él que me seguía a mí era Miguel Escobar y se retiró. Él terminó con 623 y después Pedro Antonio Zape, quien terminó con 680 y pico.
¿Qué diferencias encuentra entre el fútbol de antes y el de ahora?
Desde que yo inicié en el año 1988 hay dos generaciones, pero yo me quedo con la generación mía porque era mucho más competitivo. Llegaban extranjeros con una trayectoria extraordinaria. Son dos estilos muy diferentes. En esa época se jugaba un buen fútbol. Ahora la gente juega sin ningún compromiso, sino por ganarse la plata. Ya no sudan la camiseta. En la época de nosotros teníamos mucha actitud. Se gana poco dinero, pero uno quedaba contento y la gente salía satisfecha. Se jugaba con extranjeros buenos. Jugué contra grandes jugadores paraguayos, chilenos, peruanos. Llegó la figura del Mundial: Cubillas o Loaiza. Ahora no, ahora viene cualquier extranjero y no demuestra lo que tiene que demostrar para ganarse la plata. Yo no acepto que venga un extranjero a quitarle el puesto a un criollo sin demostrar lo que es.
¿El mejor estadio de Colombia en estos 70 años?
En Colombia el mejor estadio en el que jugué fue el Campín. Después le sigue Medellín y el Pascual Guerrero.
¿Mejor jugador?
Si es un colombiano, Willington Ortíz, si es extranjero fue el peruano Miguel Loayza.
Vamos por posiciones. ¿Mejor arquero?
Me quedó un portero paraguayo que estuvo sin perder 23 fechas con el América de Cali. De los colombianos, Otoniel Quintana.
¿Lateral derecho?
Arturo Segovia.
¿Lateral izquierdo?
‘Toto’ Rubio
¿Defensas centrales?
Me quedó con Nelson Díaz y ‘el Camello’ Soto.
¿Volante de marca?
‘Pescaito’ Calero estaba ahí.
¿Creativos?
El mejor mediocampista fue Alfredo Arango. Además Alejandro Brand que era un jugador de categoría. Jairo Arboleda también.
¿Delanteros?
Estaba Willington Ortíz. Estaba Ponciano Castro por izquierda. Por la punta derecha estaba William Knight. También estaba Faustino Asprilla quien jugó contra mí en mis últimos años y los primeros de él.
¿Le dio su patadita a Asprilla?
Uff, bastante.
¿Quién ha sido el jugador más botinero?
Taurino Bueno, del Tolima, y Jorge Bermúdez, el papá del ‘Patrón’ Bermúdez que jugó en Boca.
¿Eran bravos?
¡Uyy! ¡Muchísimo! (Risas). El que también daba pata era Orlando Herrera, quien jugó en el Tolima y después pasó al América. Ese también daba lata.
¿El jugador más llorón?
El difunto Jaime Morón lloraba mucho cuando lo tocaban. También estaba este muchachito Cardona, del Pereira. William Knight también lloraba mucho cuando le daban lata. Había mucha gente que no le gustaba el guayito y parecían unos conejos brincando.
¿El gol inolvidable?
R El que le hice yo al Cali que dio el título del 80 al Junior. Ese fue un espectáculo. Si yo hubiera botado ese gol no hubiera llegado a Barranquilla.
¿El mejor DT?
R Yo tuve 35 técnicos a lo largo de mi carrera. Había buenos, regulares y unos malitos. Cuando me inicié tuve a Hebert Barona. Él era muy bueno y me llevó a los Olímpicos de México. Severiano Ramos, que en paz descanse, fue otro. Otro técnico muy bueno fue Julio Tocker que me tocó en el América. Después de él pusieron a Ángel Peluca, que le decían el portón de América. Gabriel Ochoa, para mí, fue el mejor de todos. A él es que yo pongo de primero. Era una persona que se preocupaba mucho por el jugador. Los cuidaba de día, de noche. Hacía ronda en la noche para ver si el jugador estaba en la casa. Si vivía bien o si vivía mal. Se preocupaba mucho por el futbolista y sabía de técnica y táctica. Manejaba mucho los conceptos del fútbol. Él era un verraco.
¿El DT más malo?
Mario Patrón, el uruguayo. Era un técnico sin trayectoria que vino acá.
¿Qué le gusta del fútbol de hoy en día?
Yo veo muchos partidos. Me veo cinco partidos en un día, pero el nivel en el fútbol de nosotros ha bajado. De nivel está mal. Antes era mejor. Nosotros tenemos jugadores con talento, pero hay que saberlos manejar. Tiene que haber un cambio en cuanto a la escogencia de jugadores. Por ejemplo, José Pékerman. Él hizo una buena campaña y todo, pero ya tiene su tiempo. Hay que cambiarlo. Tenemos al profesor Juan Carlos Osorio, quien es una excelente persona, que sabe manejar grupo y es buen técnico. Yo pienso que el indiciado para dirigir la selección Colombia es él. Lástima que Rueda está en Chile. Tenemos mucha gente en el exterior jugando, pero necesitamos un mejor manejo. Hay mucho talento, hay que trabajar.
¿Una plaza difícil?
R Barranquilla. Mis compañeros en Manizales se asustaban cuando les decía que se prepararan, que allá los iban a levantar a patadas. Los argentinos se hacían los enfermos para no venir.