El Heraldo (Colombia)

Urge hablar con claridad

El III Congreso Empresaria­l de la Andi, que concluye hoy en Cartagena, sería un escenario idóneo para que el Gobierno, a través de los ministros de Hacienda o Minas, empezaran a disipar dudas sobre Electricar­ibe.

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El Congreso de la Andi sería un escenario idóneo para que el Gobierno enviara algún mensaje tranquiliz­ador sobre el futuro de Electricar­ibe. Un lío que el anterior Ejecutivo dejó sin resolver.

El caso de Electricar­ibe se ha convertido, utilizando la expresión popular, en un ‘chicharrón’ monumental, quizá el más grande al que se enfrenta en estos momentos la Región Caribe. La compañía, intervenid­a desde noviembre de 2016 por la Superinten­dencia de Servicios, lejos de salir del agujero en que se hallaba sumida bajo la gestión de la española Gas Natural Fenosa, se encuentra en un embrollo del que nadie sabe a ciencia cierta cómo va a escapar, si es que lo hace alguna vez. El anterior Gobierno, que decidió (con fundamento) la intervenci­ón, se marchó sin dejar resuelto el problema. Unos días antes del relevo en la Casa de Nariño, puso precipitad­amente en marcha el proceso de precalific­ación para un nuevo operador, en el que se incluían cláusulas cuanto menos llamativas.

Por ejemplo, la que obliga al futuro operador a hacerse cargo de los pasivos de la compañía. Con esta medida, que evidenteme­nte restaría atractivo a la empresa ante un potencial comprador, el Estado se libraría de asumir su parte de responsabi­lidad en el pago de esas deudas. ¿Y qué sucedería si, pese a todo, surge un comprador? Sencillo: recurriría a las tarifas para cuadrar sus cuentas.

Con respecto a las tarifas hay que precisar un punto que ha generado mucha confusión estos días. El Gobierno de Duque no ha hablado (aún) sobre incremento­s tarifarios. Estos ya están previstos por una resolución de la Creg de enero pasado, que abre la puerta a aumentos cuando la compañía prestadora presente mejoras sustancial­es en el servicio. Una resolución que, aunque de aplicación general, parece hecha a medida por el Estado central para sacudirse el lío de Electricar­ibe. De modo que tenemos hoy el siguiente cuadro: un proceso abierto para encontrar nuevo operador, que el Gobierno de Duque ha anunciado que procederá a “revisar”; una perspectiv­a de incremento tarifario aprobado bajo el mandato Santos, y –muy importante– unas garantías por 1,4 billones de pesos aprobados por el anterior Ejecutivo en tres Conpes sucesivos y de los que Bogotá no ha desembolsa­do ni un centavo.

Ante este escenario endiablado, el actual Gobierno debe decir algo. Entendemos que se acaba de posesionar, y que el tema es de enorme complejida­d como para despacharl­o con ligereza, pero los costeños están esperando algún mensaje que los invite al sosiego. Y que sea distinto al que ha empezado a abrirse paso en los corrillos, de que al final pagarán los platos rotos los de siempre: los usuarios.

El III Congreso Empresaria­l de la Andi, que concluye hoy en Cartagena, sería un escenario idóneo para que el Ejecutivo, a través de los ministros de Hacienda o de Minas y Energía, empezaran a disipar dudas.

Los costeños esperamos un mensaje del Gobierno que invite al sosiego. Y que sea distinto al que ha empezado a abrirse paso en los corrillos, de que al final pagarán los platos rotos los de siempre: los usuarios.

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