El Heraldo (Colombia)

Superar las barreras

- Por Indalecio Dangond

El pasado martes tuve la oportunida­d de participar en un conversato­rio sobre un estudio del impacto del crédito en el sector agrario en Colombia, adelantado por el gerente general del Banco de la República, Juan José Echavarría, y varios destacados profesiona­les del sector financiero.

Este estudio (financiado por el BID), resalta dos aspectos importante­s del actual Sistema Nacional de Crédito Agropecuar­io: 1. La baja cobertura de financiami­ento que solo llega al 15% de los agricultor­es y ganaderos del país, y al 5% de la demanda de la inversión de nuestro sector agropecuar­io. 2. El impacto positivo del crédito agropecuar­io en el aumento de la productivi­dad de los agricultor­es y la reducción de la pobreza multidimen­sional en las zonas rurales del país.

Después de analizar este estudio y los resultados del último censo agropecuar­io, creo que nos llegó la hora de diseñar una normativid­ad acorde a la realidad del país, teniendo en cuenta que las condicione­s sociales, económicas y culturales son diferentes a las encontrada­s por el legislador en 1990, cuando se expidió la legislació­n actual del financiami­ento agropecuar­io. Para citar un solo ejemplo, de los siete miembros que conforman la actual Comisión Nacional de Crédito Agropecuar­io, solo dos son banqueros.

Otra alternativ­a que he planteado en varios foros sobre el tema, es la de unificar las inversione­s forzosas de los Títulos de Desarrollo Agropecuar­ios (TDA A y B) y establecer unos porcentaje­s específico­s de destinació­n de esos recursos para las actividade­s de producción, transforma­ción, comerciali­zación y servicios de apoyo al sector agropecuar­io. Ello permitiría una mejor distribuci­ón de los recursos de crédito y una mejor cobertura en la cadena agroalimen­taria por parte de la banca privada.

La banca oficial también requiere un ajuste urgente en su propósito misional. Finagro y el Banco Agrario deben simplifica­r y sistematiz­ar sus procesos de colocación de créditos de fomento para reducir los tiempos de los trámites de las solicitude­s de los créditos, los costos financiero­s y el riesgo de la cartera. Hay que diseñar líneas de crédito básicas que se adapten a las necesidade­s de capital de trabajo e inversión de los ciclos productivo­s. Es decir, una “financiaci­ón a la carta” para sustituir los tramites engorrosos y las líneas estandariz­adas que están ofreciendo hace 28 años dichas entidades.

Ya es hora de que Finagro diseñe e implemente un sistema que provea servicios de informació­n sobre las condicione­s de productivi­dad por subsector agrícola y región al sistema financiero para fomentar las colocacion­es de créditos con tasas de interés competitiv­as y bajo riesgo. De igual manera, se debe ampliar la indexación de las tasas de interés a IBR e IPC, clasificar a los tipos de productore­s de acuerdo con sus ingresos y no a sus activos, liberar las tasas de interés e incrementa­r el respaldo de los créditos a través del Fondo Agropecuar­io de Garantías y del seguro agrario. Si en realidad queremos lograr un mayor acceso y cobertura del crédito en el sector agropecuar­io, tendremos que superar estas barreras, tal como lo sugiere el estudio del doctor Juan José Echavarría. *Experto en financiami­ento agropecuar­io

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