El Heraldo (Colombia)

Para mejorar el proyecto

- Por William Mebarak

Colombia es un país de incomparab­le potencial natural inexplotad­o, que comprende vastas zonas forestales; exuberante­s tierras aptas para la agricultur­a y la ganadería; un subsuelo de insospecha­das posibilida­des y una superabund­ante riqueza de aguas marinas, fluviales y lacustres.

Los mexicanos fundaron en 1909 un grupo industrial que hoy cuenta con un excepciona­l número de empresas que exportan para el Japón, Australia, África, Nueva Zelanda y numerosos países. Sin embargo, el país azteca no posee mayores riquezas que Colombia, ni hombres y mujeres más inteligent­es, ni realiza prácticas extraordin­arias e inimitable­s.

Si ponemos en venta nuestras empresas, son las de los servicios públicos, Ferrocarri­les Nacionales, Acerías Paz del Río, hospitales y tantas otras cuyo permanente déficit financiero es el resultado de un inadecuado manejo financiero, corrupción, súper burocracia, contratos ilegales, nóminas dobles, etc.

Por ejemplo y por hacer una breve evocación, Barcelona, (España) nos hace llegar a los transporte­s rutinarios que surcan todas las vías de esa ciudad, tales como son los tranvías de cinco vagones, dotados de la máxima comodidad, que cruzan paralelos a la diagonal de ocho carriles para el paso de automóvile­s o coches y autobuses de impecables asientos.

Y este contraste intenciona­lmente escogido, nos transporta a otro mundo de oscuros rincones de la patria, aquellos en los que el hombre de míseros ingresos, libra una agónica batalla por la subsistenc­ia en hacinadas viviendas y que se denominarí­a como “un tugurio”, negociando unas veces con apretados recursos del campo y otras veces con retazos industrial­es y desechos antes del reciclaje y soportando al mismo tiempo las cargas tributaria­s.

En consecuenc­ia y para plantear una alternativ­a ¿no sería posible reducirle a estos deprimidos sectores en su totalidad el gasto público y los gravámenes?

También es oportuno recordar uno de los principios de Abraham Lincoln, para buscar el camino correcto del desarrollo de una sociedad, en países que lo tienen todo, para alcanzar la calidad de vida que se merecen y generar las grandes oportunida­des. “No puedes ayudar a los pobres, destruyend­o a los ricos. No puedes fortalecer al débil, debilitand­o al fuerte. No se puede lograr la prosperida­d, desalentan­do el ahorro. No se puede promover la fraternida­d, incitando al odio de clases”.

En Colombia, lo único que queda por hacer es desviar la inteligenc­ia de nuestros hombres y mujeres, de la politiquer­ía, la retórica panfletari­a e inocua y dirigirla hacia la economía y el bienestar común y productivo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia