El Heraldo (Colombia)

Adiós al cumbiamber­o mayor de El Cañonazo

La familia de uno de los grupos tradiciona­les del Carnaval de Barranquil­la recuerda los éxitos y las anécdotas de su fundador.

- Por Laura Melissa Jiménez

Luis Altamar De la Vega, director y fundador de la cumbiamba El Cañonazo, una de las más tradiciona­les del Carnaval de Barranquil­la, falleció ayer cerca del mediodía, a sus 92 años.

“Él estaba mal hace un tiempo con una afección respirator­ia, y a eso se le sumó una baja en la hemoglobin­a”, relató su hijo Rafael Altamar, actual director de El Cañonazo y Rey Momo del Carnaval en el 2010.

Su bisnieta, quien hace parte de la cuarta generación de cumbiamber­os de la familia Altamar, lo recordó como una persona que siempre fomentó el patrimonio cultural de Barranquil­la.

“Mi abuelo era un hombre de carácter fuerte, generoso y también alegre. Él nos inculcó el amor por la cultura”, dijo Nuribeth Altamar, actual capitana de la cumbiamba.

El Cañonazo apareció por primera vez en un desfile en 1964 y fue fundada por Luis Altamar junto a su esposa Natividad López, ambos bailadores de ruedas de cumbia.

“Mi papá era un carnavaler­o de tiempo completo, se gozaba los cuatro días de Carnaval y hasta que pudo bailó en la vía 40. Ya en el año 1983 me entregó la dirección del grupo y a partir de ahí mi labor ha sido continuar con su legado y mantener viva la tradición del grupo”, manifestó su hijo Rafael.

En su categoría, El Cañonazo ha sido uno de los grupos que más ha ganado Congos de Oro.

“Mi papá era un carnavaler­o de tiempo completo”. RAFAEL ALTAMAR

“En diferentes ocasiones hemos sido declarados fuera de concurso, nos han otorgado Congos honorífico­s por considerar­nos parte del selecto grupo de los Líderes de la Tradición del Carnaval”, contó con orgullo su bisnieta.

A pesar de que ya no dirigía oficialmen­te la cumbiamba, Luis Altamar supervisab­a cada año las coreografí­as de su gran pasión.

“En cada ensayo él se asomaba por la ventana y si podía se sentaba en la terraza y estaba pendiente de cada detalle, si algo no le gustaba detenía el ensayo tantas veces como quería porque para él lo más importante era conservar la tradición”, narró su nieto Ivanoff Altamar, director de las Semillitas del Cañonazo.

Sus seis hijos, doce nietos, y cuatro bisnietos lo recuerdan como un hombre jocoso, defensor acérrimo del Carnaval tradiciona­l.

“De mi papá conservamo­s muchas anécdotas, él fue ejemplo no solo para la familia sino para sus amigos”, concluyó Rafael Altamar.

El sepelio se llevará a cabo, a las 4:00 p.m., en el cementerio Jardines de la Paz sede norte.

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ARCHIVO PARTICULAR La cumbiamba El Cañonazo apareció por primera vez en el Carnaval en 1964.

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