El Heraldo (Colombia)

Alemania se aproxima al fin de la era Merkel

- Por Thilo Schäfer @thiloschaf­er

Hace medio año esta columna se tituló “Angela Merkel 4.0”. El pasado marzo, la canciller de Alemania había salvado el match ball al lograr otro pacto de “gran coalición” con el partido socialdemó­crata (SPD) que evitaba la repetición de elecciones. En los comicios parlamenta­rios de hace exactament­e un año, los democristi­anos (CDU/CSU) de Merkel habían vuelto a ser la primera fuerza, pero con el peor resultado de su historia. Desde entonces, la canciller –que ha gobernado los últimos trece años– estaba seriamente tocada. Y ahora, Merkel parece haber perdido su magia, mientras los medios alemanes evocan el ocaso de la canciller.

Para alguien de fuera, los motivos del declive de la mujer más poderosa del planeta pueden resultar algo banales, pero son síntomas de un descontent­o profundo con la política del gobierno alemán. El martes, el candidato de Merkel perdía por sorpresa la reelección como portavoz del grupo parlamenta­rio de los democristi­anos. Una dura derrota, como admitió la propia canciller. Fue la primera vez que el rechazo creciente a la jefa en sus propias filas llegaba a manifestar­se tan claramente. Previo a esta votación, el gobierno de gran coalición había protagoniz­ado otro episodio triste de disputas internas. Acordaron a duras penas destituir al jefe de los servicios secretos interiores de Alemania tras las denuncias por su inacción frente al auge de los movimiento­s de ultraderec­ha en el país. Pero, en vez de echarle definitiva­mente, se le ha trasladado a un puesto aún mejor pagado, lo que provocó la ira en la sociedad y una nueva caída en los sondeos de los partidos que conforman el gobierno.

En Alemania ya hay quien pide nuevas elecciones solo un año después de las últimas. Si algo une todavía a democristi­anos y socialdemó­cratas es el miedo de perder aún más en unos nuevos comicios. Tampoco está nada claro en estos momentos que las urnas den como resultado una coalición de gobierno más estable e ilusionant­e. Solo es previsible un aumento del voto para la xenófoba Alternativ­a para Alemania (AfD). Para Europa y el mundo de los Trumps, Savinis, Erdogans y Putins tampoco sería recomendab­le ahora mismo que se quemara una figura internacio­nal como Merkel ni que Alemania se sumergiese en un proceso de introversi­ón a la búsqueda de un nuevo líder o lideresa.

Pero a largo plazo hace falta una alternativ­a a Merkel. Sus partidario­s se quejan de que haya vaciado ideológica­mente a su partido y piden recuperar un perfil conservado­r más claro. El peligro es que algunos se sientan tentados de acercarse a posturas de la ultraderec­ha de AfD, un error que han cometido otros partidos conservado­res en Europa. Aunque cueste tanto en los tiempos que corren, los conservado­res tienen la obligación de enfrentars­e a las soluciones fáciles y populistas que culpan a los extranjero­s de todos los males. Merkel siempre quiso elegir ella misma el momento de su retirada. No le queda mucho tiempo si quiere tutelar el proceso de sucesión en su partido y en el país.

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