El Cañonazo rindió un sentido tributo a su fundador, Luis Altamar
Las exequias del fundador de El Cañonazo fueron ayer.
Sin el sonido de la flauta de millo de fondo, siete integrantes de la cumbiamba El Cañonazo, con los atuendos que lucen en Carnaval, llegaron ayer al Parque Cementerio Jardines de la Paz, ubicado en el km 7 Vía Puerto Colombia.
Sin tambores y cabizbajos, dejando a un lado el donaire que les caracteriza, despidieron en medio de lágrimas a Luis Altamar De La Vega, el cumboiambero mayor que dedicó su vida a hacer de la cumbia uno de los ritmos más importantes en el Carnaval de Barranquilla. Varios familiares y amigos también acompañaron la ceremonia.
Un camino de honor y un último “güepajé” le regalaron los integrantes de El Cañonazo, la cumbiamba que él fundó hace más de cinco décadas.
Altamar falleció a los 92 años de una “afección respiratoria”, según comentó su hijo Rafael Altamar a este medio de comunicación.
“Quiero agradecerles a todas las personas que están aquí, los que hicieron parte de la vida de mi abuelo y lo acompañaron a lo largo de su vida. En nombre de la familia Altamar y la cumbiamba El Cañonazo muchísimas gracias por hacer parte de este momento”, comentó en medio de lágrimas Nuribeth Altamar, actual capitana de la cumbiamba y nieta de Altamar De La Vega.
El legado de Altamar queda en manos de su hijo Rafael, quien fue rey Momo del Carnaval en el año 2010 y desde 1983 dirige esta cumbiamba que se ha consolidado como una de las más importantes en las carnestolendas al levantar varios Congos de Oro.
Por su parte, la organización Carnaval de Barranquilla S.A.S y la actual soberana de las fiestas, Carolina Segebre Abudinen, por medio de sus cuentas de twitter le dieron sus condolencias a los familiares de Altamar.