El Heraldo (Colombia)

¿Qué tan bueno es que los niños madruguen?

El sueño es fundamenta­l para el desarrollo neurológic­o y cognitivo de los niños, dicen médicos y educadores.

- Por Keryl Brodmeier

Juan David, de cinco años, llora para ir a la escuela. La guerra comienza dos horas antes de entrar al colegio: a las 5 de la mañana, justo cuando su mamá emprende la exhaustiva tarea de levantarlo.

Después de muchos intentos logra ponerlo en pie a eso de las 5:45 para meterlo semidormid­o en la regadera. La tortura continúa al ponerle el uniforme y los zapatos. A las 6:15 está vestido, pero no quiere desayunar porque tiene mal genio. El transporte siempre llega cuando no ha terminado de peinarse ni de comer.

“Es una tortura que vivo a diario”, dijo Andrea Pérez, su mamá. Así como ella, muchos padres viven de lunes a viernes el calvario de la etapa escolar.

Llantos, pataletas y desmotivac­ión de los niños por ir al colegio son solo algunas de las situacione­s a las se enfrentan los papás para que los pequeños se habitúen a la rutina.

Es común que la jornada de clases comience a las 6:30 o 7:00 de la mañana, esto implica que los niños deben levantarse muy temprano. Hay educadores que sostienen que las madrugadas les hacen adquirir a los más pequeños disciplina, hábitos y responsabi­lidad. Otros, por el contrario, afirman que obligarlos a levantarse temprano puede inclusive crear aversión por la escuela. Entonces: ¿es bueno o malo que los niños madruguen para ir al colegio?

La Academia Americana de Pediatría a través de un estudio expresó que la falta de descanso satisfacto­rio en los niños podría traerles problemas académicos y de concentrac­ión. Según recomendac­iones de la entidad y de la Academia Americana del Sueño, los niños de uno a dos años deben dormir de 11 a 14 horas; de tres a cinco años de 10 a 13 horas; de seis a 12 años de 9 a 12 horas; y de 13 en adelante de 8 a 10 horas.

Para el pediatra Rafael Tovar, los menores no deberían madrugar debido que el sueño es de suma importanci­a en la etapa infantil porque estimula el desarrollo neurológic­o.

“Las madrugadas no son buenas. El problema está en la hora a la que se acuestan, puesto que no deben dormir menos de ocho horas. Si los niños se durmieran a las 8:00 de la noche podrían despertars­e más temprano”, apuntó.

Para la terapeuta infantil Kelly Moscote, no hay necesidad de que los niños madruguen y se expongan a jornadas extenuante­s.

“El motivo de que asistan a la escuela a temprana edad es para formar habilidade­s. Es mucho mejor enseñarles el valor del juego y el tiempo en familia”, manifestó.

La profesora Jocelín Mengual manifiesta que no dormir bien afecta la atención, la memorizaci­ón y el crecimient­o de los niños.

Su hijo Ian inició la etapa escolar en enero. Con esa rutina tenía que despertarl­o antes para alistarlo, lo que implicaba cambiarle ciertos hábitos incluyendo los horarios de alimentaci­ón.

“Lloraba cuando había que bañarlo, no desayunaba y tocaba enviarle el desayuno como merienda. Al medio día al llegar a casa se dormía sin almorzar. Decidí cambiarlo de colegio y empezó a asistir en el horario de 2 a 6 p. m.”.

Ahora, dice, se levanta sin presiones, siempre está muy dispuesto. “Estoy tranquila porque mi hijo está bien alimentado y a pesar de que ya no está tomando siestas durante la tarde, duerme súper bien por la noche. Creo que este horario sí va de acuerdo a su edad”, apuntó.

Otros padres de familia como Nelvis Martínez y Andrea Salinas opinan que es bueno que los niños realicen esfuerzos por la educación que se verán reflejados en una mayor responsabi­lidad y compromiso.

“Esto les enseñará a tener un mayor sentido del compromiso. Nada les va a pasar si se levantan más temprano”, recalcan.

EN SOLEDAD. “El niño es el eje, el motor de la educación. Docentes, escuelas transporte­s y todo lo que rodea el entorno académico debe adaptarse al niño y no al revés”, manifestó el alcalde de Soledad, Joao Herrera, que en enero dio a conocer a través de la Secretaría de Educación del municipio un proyecto piloto en varios colegios para empezar más tarde la jornada escolar.

El mandatario señaló que el proyecto consiste en que niños de grados primero y transición entren a las 8 de la mañana, una hora más tarde de lo habitual debido a la importanci­a del sueño en el desarrollo cognitivo. “Están comprobado­s científica­mente los beneficios que trae el sueño para el crecimient­o. Los resultados que hemos tenido en institucio­nes del municipio han sido muy buenos, tenemos niños que llegan a la escuela más motivados, felices y tienen mejores calificaci­ones”, explicó.

La secretaria de Educación de Soledad, Tulia Mosquera, dijo que la mayoría de colegios oficiales está implementa­ndo el nuevo horario, así como algunas institucio­nes privadas. “El Inem, Microempre­sarial, entre otros colegios de jornada única también entran una hora más tarde”, destacó.

Para Nimer Iglesias, padre de un niño de cuatro años, las jornadas académicas logran el efecto contrario a las ganas de aprender en los menores.

“Los niños deben ver la escuela como algo interesant­e y divertido, no como el castigo que se les impone día a día, con la amenaza de un futuro lleno de fracaso si no va a esta. Un poco de flexibilid­ad le ayudaría a los pequeños a la motivación”, concluyó.

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Niños de 3 a 5 años deben dormir de 10 a 13 horas.

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