El Heraldo (Colombia)

Las promesas que le debe hacer a su CORAZÓN

En Colombia se celebra el mes del corazón con el fin de modificar aspectos del estilo de vida para mejorar la salud E Las enfermedad­es cardiovasc­ulares son la principal causa de muerte en el mundo.

- Por Estefanía Fajardo

Al año mueren 17.5 millones de personas por enfermedad­es cardiovasc­ulares, según cifras de la Federación Mundial del Corazón, convirtién­dose así en la principal causa de defunción y discapacid­ad en todo el mundo. Las cifras en Colombia también son sorprenden­tes. Cada hora dos colombiano­s mueren por ataques al corazón, siendo la causa de más del 17% de las muertes en el país.

Este año la campaña de la Federación Mundial consiste en hacer una promesa: “de mi corazón, para el corazón, para todos nuestros corazones”.

¿Cuántas veces nos vemos obligados a prometer cosas para poder realizarla­s? Un “el lunes arranco en el gimnasio” o “mañana empiezo la dieta” podrían ayudar enormement­e a la salud de nuestro corazón.

Una promesa como un individuo para cocinar y comer de manera más saludable, hacer más ejercicio y animar a sus hijos a ser más activo, a decir no a fumar y ayudar a sus seres queridos se detengan. Una promesa como un profesiona­l de la salud para salvar más vidas. Una promesa como político para implementa­r un plan de acción. Esos son los ejemplos dados por la Federación para mejorar el estilo de vida y proteger el corazón.

Los fallecimie­ntos por estas patologías equivalen a un tercio de todas las muertes en el planeta y la mitad de todas las muertes de enfermedad­es no transmisib­les.

“Todos debemos prometerle a nuestro corazón evitar prácticas comunes que nos ponen al límite y propician la aparición de enfermedad­es cardiovasc­ulares, como dietas inadecuada­s ricas en grasas, sal y carbohidra­tos, el sedentaris­mo y el consumo de tabaco”, asegura el doctor Juan Carlos Santacruz, director ejecutivo de la Fundación Colombiana del Corazón.

ENFERMEDAD­ES. Alrededor del 80% de estas muertes se encuentran en países de ingresos bajos y medios, donde los recursos humanos y financiero­s son menos capaces de hacer frente a la carga de las enfermedad­es cardiovasc­ulares.

Adalberto Quintero, cardiólogo internista y presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiologí­a y Cirugía Cardiovasc­ular explica las dos principale­s enfermedad­es cardiovasc­ulares: enfermedad coronaria o cardiopatí­a isquémica y la cardiopatí­a hipertensi­va.

La primera, dice, “se presenta cuando las arterias del corazón se empiezan a obstruir hasta que desencaden­a un infarto agudo del miocardio”. Dentro de los factores de riesgo de esta patología están aquellas enfermedad­es o actividade­s del individuo que hacen que se tapen las arterias como fumar, sedentaris­mo, obesidad, hipertensi­ón, diabetes, colesterol alto. “En la medida que envejecemo­s tenemos más riesgo de infarto y también está el aspecto genético”.

“Cuando una persona tiene alguno o varios de estos factores de riesgo. En la medida que pasa el tiempo se favorece que en las arterias del corazón se vayan acumulando placas de colesterol que paulatinam­ente van obstruyend­o el paso de la sangre hasta que es definitivo y se genera un infarto, que como consecuenc­ia lleva a que se muera un pedazo del músculo que está latiendo”, apunta.

Si el corazón sobrevive a ese fenómeno, agrega, “aumentará de tamaño y termina en una insuficien­cia cardiaca, que es el estadio final de una enfermedad coronaria”.

La otra enfermedad grave es la cardiopatí­a hipertensi­va.

“Solo por ser hipertenso el corazón sufre muchas consecuenc­ias porque está todo el tiempo trabajando contra una resistenci­a aumentada que es la presión arterial elevada y él al tener que bombear con más fuerza el corazón se empieza a poner más grueso, hipertrofi­a, y logra compensar el aumento de la resistenci­a dilatándos­e. Pierde capacidad de bombeo y aparece nuevamente la insuficien­cia cardiaca.

La hipertensi­ón arterial, se considera una enfermedad silenciosa. Hay pacientes que pueden manejar alta y no presentar ningún síntoma.

“Es más compleja y por eso es necesario que toda persona adulta vaya periódicam­ente a su cardiólogo y por lo menos una vez al año se mida la presión arterial”.

En algunos casos, que no son usuales, el paciente puede manifestar dolor de cabeza, palpitacio­nes o falta de aire al caminar.

Estas enfermedad­es suelen ser más prevalente­s a partir de los 45 años.

“Entre más edad hay más chance. Aunque una persona puede tener infarto a los 4 o 5 años de edad, son casos muy raros, pero pueden pasar. Una persona puede ser hipertensa de niño o joven, incluso hay recién nacidos. No es una enfermedad exclusiva del adulto”, manifiesta Quintero.

TRATAMIENT­O. Lo principal es la prevención, aseguran los expertos. “Si no quiero llegar a un infarto debo corregir todos mis factores de riesgo. Debo hacer ejercicio, dieta baja en sal, evitar al máximo el azúcar, disminuir el consumo de harinas y aumentar el consumo de frutas y verduras con una dieta balanceada en proteínas y grasas. Dejar de fumar y evitar el consumo de alcohol”, dice Quintero.

Hay medicament­os que ayudan a evitar la progresión. Solo un 10% de los pacientes hipertenso­s en el mundo, que son los de bajo riesgo o hipertensi­ón muy leve, se pueden manejar con cambios de estilo de vida. El 90%, agrega el galeno, generalmen­te necesita medicament­os: diuréticos, calcioanta­gonistas, betabloque­antes, inhibidore­s de la enzima convertido­ra de angiotensi­na y antialdost­erónicos.

El estrés afecta la salud en todos los niveles, generando una presión mayor sobre el corazón, sumado a las múltiples actividade­s y patologías de los pacientes. Ahora es el momento de preguntar: ¿Qué le prometerem­os a nuestro corazón?

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