El Heraldo (Colombia)

De bestias a dioses

- Por Álvaro Villanueva

Las bestias, animales salvajes con actuacione­s bárbaras, existen desde la creación del universo. La actuación, más que su presencia, son caracterís­ticas que creíamos estaban por fuera de la especie humana, el homo sapiens por tener el cerebro más grande que cualquier otro animal, tiene la caracterís­tica de una mejor forma de pensar. La evolución llevó a idealizar un ser considerad­o como perfecto, sobre todo por su inteligenc­ia, logrando derrotar a criaturas muchos más fuertes, grandes en tamaño, más rápidas y ágiles, que con el tiempo, la especie humana logró dominar. Pero en un mundo con un medio ambiente rodeado de envidia, codicia, prepotenci­a, orgullo y avaricia, la bestia permanece.

Desde los tiempos antiguos, las actuacione­s bestiales han sido permanente­s y universale­s, con incontable­s ejemplos, así, Judas vendió a Jesús, a María Magdalena la quisieron linchar, Caín Mató a Abel, y el más reciente, la bestia de Fundación torturó y quemó a una pobre niña de nueve años. Tenemos la capacidad no solamente para hacer el bien, sino también para el mal. La crueldad, la sevicia, y la facilidad con que se le quita la vida a otra persona son totalmente incomprens­ibles, son bestialida­des de la vida, y todos los días nos encontramo­s hechos que lo demuestran. Nos acostumbra­mos a vivir en medio de un fenómeno repudiable­mente universal, pero enraizado y permanente. Los colombiano­s tenemos en los genes una violencia ancestral, cuando en los inicios se ejerció el canibalism­o y la destrucció­n entre la misma especie humana. Pero no podemos dejar por fuera bestias, con grandes capacidade­s, que no se muestran directamen­te sino que ya con un poco de dinero, engaños y astucias, destruyen poblacione­s robándoles la salud, la nutrición y otros aspectos. El humano, en forma equivocada, explota a sus semejantes y se pone como el representa­nte mayor de los dioses de la modernidad, brillante, santo y poderoso.

Científica­mente no hemos podido entender lo que está pasando mediante la genética y la evolución de las especies, además, elementos imposibles de cambiar. Existe un tercero claramente posible de modificar si nos lo proponemos, el medio ambiente social en que vivimos, que tiene como fin último el mejoramien­to de la calidad de vida de la gente que debe ser liderado por el Estado para adoptar conductas de una mejor sanidad mental, involucrad­as directamen­te en las actuacione­s de los individuos. Detección temprana de la bestia, es la mejor prevención para evitar sus conductas abominable­s. Estabilida­d de los componente­s familiares, visualizac­ión y seguimient­o estricto de las personas con mayor riesgo de conductas reprochabl­es, para llegar a ellos lo más pronto posible a través de medios educativos y de justicia.

La civilizaci­ón continúa en una disyuntiva histórica. De los conocimien­tos que tenemos sobre la evolución del hombre, hace unos 2.500 millones de años a partir de los simios, a nuestros días, persisten muchos males, las bestias y los dioses perduran. Se necesita un cambio, no solo construyen­do puentes y carreteras, sino mejorando nuestro comportami­ento como seres humanos, después hacemos puentes, carreteras y lo demás. La sociedad del siglo XXI tiene que cambiar, desde sus gentes y a través de sus principios.

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