De bestias a dioses
Las bestias, animales salvajes con actuaciones bárbaras, existen desde la creación del universo. La actuación, más que su presencia, son características que creíamos estaban por fuera de la especie humana, el homo sapiens por tener el cerebro más grande que cualquier otro animal, tiene la característica de una mejor forma de pensar. La evolución llevó a idealizar un ser considerado como perfecto, sobre todo por su inteligencia, logrando derrotar a criaturas muchos más fuertes, grandes en tamaño, más rápidas y ágiles, que con el tiempo, la especie humana logró dominar. Pero en un mundo con un medio ambiente rodeado de envidia, codicia, prepotencia, orgullo y avaricia, la bestia permanece.
Desde los tiempos antiguos, las actuaciones bestiales han sido permanentes y universales, con incontables ejemplos, así, Judas vendió a Jesús, a María Magdalena la quisieron linchar, Caín Mató a Abel, y el más reciente, la bestia de Fundación torturó y quemó a una pobre niña de nueve años. Tenemos la capacidad no solamente para hacer el bien, sino también para el mal. La crueldad, la sevicia, y la facilidad con que se le quita la vida a otra persona son totalmente incomprensibles, son bestialidades de la vida, y todos los días nos encontramos hechos que lo demuestran. Nos acostumbramos a vivir en medio de un fenómeno repudiablemente universal, pero enraizado y permanente. Los colombianos tenemos en los genes una violencia ancestral, cuando en los inicios se ejerció el canibalismo y la destrucción entre la misma especie humana. Pero no podemos dejar por fuera bestias, con grandes capacidades, que no se muestran directamente sino que ya con un poco de dinero, engaños y astucias, destruyen poblaciones robándoles la salud, la nutrición y otros aspectos. El humano, en forma equivocada, explota a sus semejantes y se pone como el representante mayor de los dioses de la modernidad, brillante, santo y poderoso.
Científicamente no hemos podido entender lo que está pasando mediante la genética y la evolución de las especies, además, elementos imposibles de cambiar. Existe un tercero claramente posible de modificar si nos lo proponemos, el medio ambiente social en que vivimos, que tiene como fin último el mejoramiento de la calidad de vida de la gente que debe ser liderado por el Estado para adoptar conductas de una mejor sanidad mental, involucradas directamente en las actuaciones de los individuos. Detección temprana de la bestia, es la mejor prevención para evitar sus conductas abominables. Estabilidad de los componentes familiares, visualización y seguimiento estricto de las personas con mayor riesgo de conductas reprochables, para llegar a ellos lo más pronto posible a través de medios educativos y de justicia.
La civilización continúa en una disyuntiva histórica. De los conocimientos que tenemos sobre la evolución del hombre, hace unos 2.500 millones de años a partir de los simios, a nuestros días, persisten muchos males, las bestias y los dioses perduran. Se necesita un cambio, no solo construyendo puentes y carreteras, sino mejorando nuestro comportamiento como seres humanos, después hacemos puentes, carreteras y lo demás. La sociedad del siglo XXI tiene que cambiar, desde sus gentes y a través de sus principios.