El Heraldo (Colombia)

¿Socialismo democrátic­o?

- Por Alfredo Ramírez Nardíz

Mi crítica del socialismo de la semana pasada tuvo gran impacto. Observé cierta confusión conceptual en algunos de los comentario­s que recibí, así que, en mi permanente ánimo de ilustrar a la par que entretener, me gustaría explicar conceptos y posicionar­me respecto a ellos.

Socialismo no es lo mismo que socialdemo­cracia. Suelen usarse como términos sinónimos (siendo la confusión azuzada por quienes quieren denigrar a la socialdemo­cracia o, en el espectro ideológico opuesto, beneficiar­se de su imagen positiva), pero son conceptos distintos. El socialismo tiene a Marx por figura capital (él mismo complicó la terminolog­ía aún más al añadir el término comunismo a la sopa conceptual –socialismo y comunismo se suelen tomar como sinónimos, aunque no lo sean en puridad–) y es contradict­orio con la democracia liberal. Así lo ha demostrado llegando siempre al poder revolucion­aria y violentaqu­e mente y generando dictaduras totalitari­as tales como la URSS o China. Más allá de las opiniones y sentimient­os personales, cualquiera que valore mínimament­e los hechos ha de aceptar que el socialismo ha sido un desastre allí donde se ha ejecutado, empobrecie­ndo materialme­nte y denigrando humanament­e. Negarlo es negar la evidencia y excusarse diciendo que hay países liberales donde también hay pobreza e injusticia, además de ser un pobre recurso retórico, es falso porque las bolsas de pobreza que existen en los países con una democracia liberal desarrolla­da (cosa que Colombia aún no es) son incomparab­les con la pobreza generaliza­da existente en los países socialista­s. Prueba de ello es que los que acostumbra­n a huir de sus países son los habitantes de los países socialista­s, no al revés. ¿O conoce usted a alguien –en sus cabales– que emigre a Cuba antes o a Venezuela ahora?

La socialdemo­cracia, por su parte, renuncia a Marx, acepta la democracia liberal y no es ni revolucion­aria, ni totalitari­a. Busca mejorar la calidad de vida de los trabajador­es mediante la consagraci­ón de los derechos sociales y el establecim­iento de un Estado benefactor que garantice igualdad de oportunida­des. La socialdemo­cracia ha gobernado en Europa y América con partidos como el Laborista inglés, el SPD alemán o el PSOE español y ha contribuid­o a mejorar la calidad de vida de las clases sociales más desfavorec­idas generando una clase media educada y próspera. En gran medida, en el presente, casi todos los países occidental­es son socialdemó­cratas en su núcleo. ¿O qué, sino socialdemo­cracia, es el Estado Social de Derecho?

Yo no soy socialdemó­crata. Considero que, a la larga, la socialdemo­cracia genera problemas (deuda pública, déficit, inflación, pasividad social) que provocan su propia destrucció­n. Pero la respeto. Me parece una opción equivocada, pero ha demostrado ser útil para mejorar la calidad de vida de la gente y consolidar la democracia. Yo soy liberal. Lo soy porque, para mí, los hechos demuestran que una buena sociedad es aquella fundada en la máxima libertad individual y en un Estado pequeño que establezca las reglas del juego, pero que no intervenga directamen­te en la economía (salvo, tal vez, en áreas como educación, salud y construcci­ón de infraestru­cturas). Mi ideal: un modelo esencialme­nte liberal, pero con voluntad social. Posiblemen­te, un buen ejemplo sea el Ordolibera­lismo alemán. Invito a estudiarlo. ¿Estoy abierto a que me demuestren que me equivoco? Por supuesto, en eso consiste ser un liberal.

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