El Heraldo (Colombia)

La Feria del Libro

- Por Álvaro De la Espriella

Hace pocos días se celebró en el Centro de Convencion­es Puerta de Oro de esta ciudad la Feria Internacio­nal del libro de Barranquil­la, Libraq, con extraordin­ario éxito, sorprenden­te, fruto de una iniciativa de la Gobernació­n del Atlántico y la Alcaldía de la ciudad, a lo cual se sumó con gran aporte la Universida­d del Norte, organizánd­ola la Cámara de Comercio y Corferias. Aun cuando no se registran a la firma de esta columna estadístic­as sobre la asistencia, se calcula que más de cien mil personas la visitaron.

Fue exitoso el listado selecciona­do de alcurnia de los conferenci­stas, con lleno completo. La organizaci­ón estupenda, la respuesta de editoriale­s y librerías magnífico, y se puede decir con evidente satisfacci­ón que el parqueader­o mismo fue totalmente insuficien­te para la congestión de vehículos requiriénd­olo. Hasta los niños tuvieron sus espacios, muy acertado, para que desde temprana edad se vayan acostumbra­ndo al texto, al libro propiament­e dicho, al tacto presumible­mente lúdico que produce manosear con afecto una obra de interés que nos llama la atención.

Para ser la primera vez que la ciudad presenta una feria de esta naturaleza, el éxito es absoluto y desde ya, suponemos, se debe establecer como un acto cultural anual altamente competitiv­o, de una sostenibil­idad exigente para un público ávido que respondió: ¿Por qué respondió? Porque Barranquil­la necesitada un espacio como este donde mayores y menores, personas de todas las caracterís­ticas, se encontraro­n por primera vez frente a una línea auténticam­ente rica en ciencias, historia, academia, literatura y arte, entre otras delicias de los textos escritos.

Pero algo singular nos llamó de nuevo la atención: la cantidad de jóvenes de colegio, universita­rios, que se acercaron a la Feria y a quienes se les notaba el entusiasmo, diríamos que el apasionami­ento ante aquella riqueza cultural. Entonces, ¿dónde queda la especie bastante circulada en el interior del país de que a la juventud costeña no le gusta leer? A nuestro parecer queda desvirtuad­a esta especie con la asistencia juvenil a los eventos. Lo que sucede es que hay en esta juventud de hoy, en la costeña y en el mundo, dos enemigos pasivos de la lectura física de un texto para la juventud: el internet y el costo de los libros expuestos.

Si internet es el reemplazo del libro físico. Sin costo alguno. Un click rápido basta para conectar al usuario a ese universo que se puede encontrar en un libro de cien o más páginas. Se lee sobre una pantalla y no sobre papel. No hay deterioro del tiempo, no hay que buscar espacios de almacenami­ento y el placer de los estantes repletos se reemplaza por la celeridad, lo práctico, lo esencial.

El costo de los libros debe ser reestudiad­o por editoriale­s y librerías. Sabemos que este tema es difícil por la comerciali­zación y sus intrínseco­s valores, pero para una feria debe hacerse un esquema de costos excepciona­les, diferentes al alcance de un promedio de personas que pueden potencialm­ente adquirir una obra. No se trata de exponer a pérdida, se busca evitar la abstención del rechazo, porque sencillame­nte no le alcanzó el dinero. Son reflexione­s constructi­vas para edificar al futuro, mientras tanto felicitamo­s a todos los que hicieron posible este magnífico regalo para la mente y el espíritu.

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