El Heraldo (Colombia)

La Salud mental también es un tema de jóvenes

En el Día mundial la OMS alerta sobre el comienzo de enfermedad­es mentales antes de los 14 años.

- Por Estefanía Fajardo

Redes sociales, buscar encajar en ciertos estereotip­os, adicciones, son algunos de los factores que pueden afectar a los jóvenes en esta época. Los cambios, la entrada a la universida­d o empezar a trabajar, son elementos que también pueden causar estrés. Si todo lo anterior no se reconoce y controla, puede ser un desencaden­ante de diversas enfermedad­es mentales.

Natalia*, de 15 años, disfrutaba el tiempo a solas. En su habitación se refugiaba con el computador y celular, no comentaba con su familia nada de lo que le sucedía en el colegio ni tampoco hablaba de sus amigos.

Poco a poco el alejamient­o se fue tornando diferente. Sus padres se dieron cuenta hasta el primer intento de suicidio. En ese momento el psiquiatra les habló de episodios de depresión. “Pensábamos que era simplement­e que podía estar decaída. Solíamos decirle que se animara, que saliera con nosotros, a veces pensábamos que ella no quería poner de su parte”, contó su mamá.

La mitad de las enfermedad­es mentales comienzan antes de los 14 años, según cifras de la Organizaci­ón Mundial de la Salud, pero la mayoría de los casos ni se detectan ni se tratan, es por ello que en el día mundial de la salud mental la institució­n busca crear conscienci­a sobre estas patologías en los más jóvenes.

“Las enfermedad­es mentales más comunes tienen una causalidad múltiple, es decir, puede haber elementos genéticos, biológicos relacionad­os con el cerebro, además la interacció­n de estos elementos con factores externos que incluye lo psicosocia­l. Ese balance y lucha entre una cosa y la otra es lo que determina que individuos se enfermen y otros logren ser resiliente­s”, explica Fredy Sánchez, director de postgrado de psiquiatrí­a de la Universida­d Simón Bolívar.

La depresión es definida como una enfermedad que se caracteriz­a por una tristeza persistent­e y por la pérdida de interés en las actividade­s con las que normalment­e se disfrutan.

Con respecto a la carga de morbilidad entre los adolescent­es, esta patología ocupa el tercer lugar. El suicidio es la segunda causa de muerte entre los 15 y los 29 años.

Es una edad con baja tolerancia a la frustració­n, con cambios en los estados de ánimos. “A nivel hormonal se ven cambios y también podemos encontrar poco apoyo social o afectivo”, señala Marcela Torres, psicóloga magíster en Salud Mental y docente investigad­ora en la Universida­d Metropolit­ana.

Las principale­s enfermedad­es mentales en esa etapa de la vida, dice Sánchez, son los trastornos por estado de ánimo, por ansiedad, esquizofre­nia y un gran problema con el consumo de sustancias psicoactiv­as que se vuelven un trastorno común. “Empiezan consumiend­o alcohol, luego marihuana creyendo que es inofensiva, empiezan a buscar placer en otras sustancias y finalmente terminan con una verdadera adicción y todos los fenómenos que eso genera”.

“El uso nocivo del alcohol y de drogas ilícitas entre los adolescent­es es un gran problema en muchos países y puede generar comportami­entos peligrosos, como las prácticas sexuales de riesgo o la conducción temeraria. Otro problema son los trastornos alimentari­os”, indica la OMS.

En el caso de Natalia* los padres decidieron brindarle todo el apoyo especializ­ado, apoyarla en el proceso y establecer cambios en los hábitos que ya tenía, como por ejemplo, un cambio de colegio y de actividade­s extracurri­culares que “le permitiero­n conocer nuevas personas, ver la vida de una manera diferente e ir de la mano de todos los que la quieren”, dice su mamá.

Ahora la depresión no es vista en esa casa como una simple tristeza y la respuesta no es “pon de tu parte”, comprendie­ron que impacta más allá y que el apoyo es fundamenta­l.

Sánchez advierte que estas “son enfermedad­es que no siempre se dispone de los recursos o entrenamie­nto profesiona­l para el tratamient­o que se necesita”. A lo que Torres agrega que en muchos casos “el suicidio se ve como una salida a eso que no podemos comunicar o resolver”.

REDES SOCIALES. El uso cada vez mayor de las tecnología­s en línea, que sin duda aporta muchos beneficios, “también puede generar tensiones adicionale­s, pues cada vez es mayor la conexión a las redes virtuales en cualquier momento del día o la noche”, explica la Organizaci­ón Mundial de la Salud sobre este tema.

Hay una palabra mágica y es el equilibrio, afirma el especialis­ta Sánchez. “Es un recurso valiosísim­o para la transmisió­n de informació­n, para el intercambi­o de experienci­a, el acercamien­to. Pero como no tiene ninguna manera de regularse, se convierte en un hervidero de cosas inciertas, un medio para difundir miedo, errores de percepción y mucha gente se confunde”.

Los límites realistas, dice Torres, son claves. “No discutir ni llevar la contraria, se puede negociar y llegar a acuerdos”, dice.

En cuanto al género, sostiene que los hombres tienen más riesgo suicida porque “socialment­e no se les permite expresar sus emociones. Les dicen que ser hombre es sinónimo de fuerza, de no llorar y no decir lo que sienten”.

“Por lo general es más fácil detectar señales en las mujeres que en los hombres”, agrega.

El mensaje final enviado por la OMS en este día se basa en que es mucho lo que se puede hacer para ayudar a crear resilienci­a mental desde edades tempranas “con el fin de evitar la angustia y las enfermedad­es mentales entre los adolescent­es y los adultos jóvenes”.

*Nombre cambiado por solicitud de la entrevista­da.

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SHUTTERSTO­CK La comunicaci­ón entre los padres o cuidadores y los hijos es clave para identifica­r las señales, dicen.
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