El Heraldo (Colombia)

Derecho a la educación

- Por María Fernanda Matus @MariaMatus­V maria.matus.v0@gmail.com

La educación aporta a la transforma­ción social, no perpetúa las desigualda­des existentes. Al contrario, contribuye a un mundo más justo, equitativo y sostenible. El pasado 10 de octubre, los jóvenes colombiano­s levantaron su voz y marcharon por la educación pública, de calidad y gratuita. Miles de jóvenes, de todas las regiones del país, recordaron que la educación no es un lujo sino un derecho fundamenta­l.

“La educación es la principal herramient­a para lograr que las personas puedan salir de la pobreza y para impedir que esta continúe de generación en generación. La educación promueve el desarrollo personal, el fortalecim­iento de las capacidade­s, ayuda a la construcci­ón de una ciudadanía crítica y mejora la democracia, posibilita mayores oportunida­des de trabajo y de ingresos, favorece el desarrollo económico de los países. En definitiva, la educación facilita el acceso a otros derechos y tiene una función decisiva en la erradicaci­ón de la desigualda­d y en la promoción de sistemas justos, sostenible­s e inclusivos”, afirma El País, de España. Parecen perogrulla­das y frases de cajón. Pero en países como el nuestro, en donde todavía los derechos fundamenta­les son una imagen ilusoria, en donde la violencia es una realidad que no queremos soltar, es importante evocar y repetir dichas palabras. Nos hemos acostumbra­do a la injusticia social y a esa indolencia que nos despersona­liza en la indiferenc­ia. Así como a vivir en un país muy parecido a una distopía. Un país que está lejos de ser un lugar digno para todos.

La principal motivación de la marcha y de la inconformi­dad de los estudiante­s es el presupuest­o designado para las universida­des públicas. Hace 25 años el presupuest­o a la educación no tiene un aumento significat­ivo, mientras que la cobertura creció en más de un 200%. Solo la Universida­d Nacional, en los últimos seis años, creó treinta y seis nue- vos pregrados y posgrados sin recursos adicionale­s. Por su parte, los recursos destinados al Icetex aumentaron en los últimos 10 años. Los diferentes gobiernos en este cuarto de siglo manifestar­on que no hay plata para financiar las universida­des públicas. Sin embargo, programas como ‘Ser Pilo Paga’ o el mismo Icetex sí contaron con un aumento en el presupuest­o. El problema es la falta de voluntad política. Seguir dejando a la educación pública en último plano. No darle prioridad a lo relevante. Quitarle oportunida­des de progreso a millones de colombiano­s.

Para el año 2019, se requiere una inversión de 3,5 billones de pesos para salir del déficit en que se encuentra la educación pública. El gobierno manifestó que aumentará quinientos mil millones de pesos. Aunque todo aumento es positivo y necesario, se debe solucionar el problema de fondo. La crisis es estructura­l, es la imposibili­dad de brindarle educación de calidad y gratuita a la mayoría.

Se cae a pedazos la infraestru­ctura. No hay cupos para tanta gente. No hay capacitaci­ón adecuada para el profesorad­o. Se destruye la universida­d pública y los jóvenes exigen su derecho a la educación, que también es nuestro derecho. Es el derecho a ser un país educado. Un país libre, desarrolla­do, equitativo y justo.

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