El Heraldo (Colombia)

Qué bonito es ganar

- Por Dagoberto Escorcia G.

Nada tiene mejor sabor en el mundo del deporte como el triunfo. Y existe la sensación que el sabor de la victoria es más intenso en el fútbol, en donde se pasa del derrotismo exagerado a la euforia desmedida. En el fútbol, un entrenador puede estar contra las cuerdas, criticado fuertement­e por la táctica empleada, por la alineación elegida, por los cambios ejecutados durante un partido, pero si llega a enlazar una victoria épica –por ejemplo remontar un 0-3- y después ganar por goleada, entonces los que lo ponían de vuelta y media dirán que corrigió, que se dio cuenta de los errores, que está haciendo lo que ya habían dicho ellos. Y los que lo apoyaron sostendrán la teoría de que nunca perdieron la confianza en él.

También en el fútbol un portero que se come dos goles seguidos puede volver a ser el salvavidas si detiene un penalti. Y ya no digamos un goleador que arrastra una sequía durante varios partidos puede pasar de ser un “acabado” a uno “con cuerda para rato” cuando vuelve a besar el gol. Es lo bonito del fútbol. Un deporte en el que siempre hay cucayo. Un deporte que atrapa a los aficionado­s y a la prensa en debates eternos. Y que llena de felicidad al victorioso. Embriaga al seguidor que ve ganar a su equipo. Pero que también causa desánimo en el perdedor, lo llena de insatisfac­ción, y lo frustra.

Hay quien sostiene que Junior no tiene una afición como tiene que ser. Una afición que esté en las duras y en las maduras, que lo apoye siempre, que llene y se haga sentir en el estadio. He oído decir a más de un amigo que Junior tiene hinchas que sólo lo apoyan cuando gana, y que cuando pierde le dan la espalda. En España hay unos aficionado­s, los del Betis, que sienten tanto orgullo de su equipo que tienen una frase que los define: “Soy del Betis aunque pierda”. Y bien cierto es que a nadie le gusta perder, y esta es la razón más poderosa para entender a esos aficionado­s que hoy, tras los últimos partidos de Junior, estén sintiendo arrebatos de campeones, excitados y en plena efervescen­cia soñando que tiempos mejores vendrán. Un par de victorias han servido para levantar el ánimo del juniorista, ardiente de ver a su equipo triunfador en lo más alto del podio. Y esta satisfacci­ón es otra de las caracterís­ticas del fútbol. Hay quien pide calma y cordura porque todavía no se ha ganado un título, y hay quien cree que las celebracio­nes, aunque sean de victorias sobre un Patriotas, no conocen la sala de espera.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia