Injusticia social
¿Por qué es tan difícil pensar en la justicia social? ¿Por qué se acomodan en sus inicuas burbujas y no miran más allá de sus beneficios? ¿Por qué la mayoría tiene que sacrificarse por una minoría diminuta? ¿Por qué hay regiones que todavía le suplican al Estado por sus derechos fundamentales, por el agua potable, la electricidad, la educación de calidad, la salud y la dignidad? ¿Por qué insisten en defender lo indefendible? ¿Por qué son tan egoístas? El problema no es el gobierno de turno, es la sociedad; su indiferencia e indolencia. Es la falta de empatía en un país que está mentalmente enfermo. Nos perdimos y no hemos sido capaces de encontrarnos.
Gravar la canasta familiar con IVA del 19% en un país en donde el 54% de los hogares no logran tener tres comidas diarias, en donde el salario mínimo no supera los 300 dólares, en donde dos millones de personas viven con $6.000 pesos diarios, en donde uno de cada 10 niños sufre de desnutrición crónica es inaceptable.
En Colombia miles de personas mueren de hambre y sed. Meterle IVA a la canasta familiar es alarmante, por no escribir inhumano. Y no es exageración, es el rostro de la injusticia social que nos define. El desarrollo está lejos. Aquí, los pobres están condenados a ser pobres por el simple hecho de nacer pobres. Qué pesadilla, ¿cierto? Algunos insisten en defender este tipo de decisiones que perpetúan la desigualdad. Y me pregunto: ¿por qué es tan difícil ponerse en los zapatos del otro?
Parece que Colombia se olvidó de los colombianos. Qué verdad tan terrible. Nos negamos a mirar la realidad. La compasión es inexistente y se justifica lo inaudito. Los impuestos son necesarios para el desarrollo y crecimiento de los países, deben exigirse, pagarse y respetarse. El problema es que en Colombia no se ven resultados concretos para la cantidad de impuestos que se pagan. La mayoría de ciudadanos viven ahogados por los bajos ingresos y enormes gastos. Es imposible sobrevivir en un país que no permite el progreso de todos. Seguimos dominados y sometidos por la misma clase política… las mismas familias adineradas.
Cobren los impuestos que quieran, los pagamos con mucho gusto y nos dejamos de quejar. Pero antes combatan la pobreza con la única herramienta que se puede enfrentar: educación de calidad y gratuita. Empecemos a tener un mínimo de empatía por el otro y reconocernos como parte de un todo. Protejamos la dignidad humana y los derechos fundamentales. Salgamos de la comodidad e indiferencia. Pensemos en el otro hasta luchar en contra de la injusticia social y comprender que este es el mayor problema del país.
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Colofón: Las protestas estudiantiles se vieron afectadas por varios escenarios violentos. El Esmad atacó a los estudiantes y en ciertos puntos se presentaron disturbios por parte de algunos encapuchados. La violencia es inaceptable en todos los casos. Sin embargo, desviar el debate y deslegitimar la protesta social es la excusa perfecta para un gobierno que se niega a negociar con los jóvenes colombianos. La educación es prioridad. Y las manifestaciones serán necesarias hasta que el presidente anteponga en su agenda a los estudiantes en lugar de Maluma.