La búsqueda de la felicidad
Una foto que circula en redes sociales de un mural en el que se lee “el secreto de la felicidad es…”, puede resumir el anhelo que siempre ha embargado al ser humano en busca de ser feliz, sin una respuesta clara que colme sus expectativas. Hay una tendencia a creer que existe alguna receta médica o fórmula mágica para ello y que es válida para todos. Generalmente la relacionamos con bienes materiales, fama o riqueza, menospreciando todo un mundo de vivencias y satisfacciones relacionadas con la percepción estética de la vida, de la naturaleza y las sensaciones derivadas del relacionamiento humano en instituciones sociales como la familia, la vecindad, la escuela, etc.
Aunque diversos estudios mencionan claves y analizan los factores que influyen para alcanzar ese estado anhelado, no hay una verdad absoluta al respecto; cada persona puede vivir la experiencia de felicidad basada en su propia visión de la vida, la pasión por lo que hace, su entorno familiar y social, y sus vivencias.
Se ha vuelto común en redes sociales ver a la gente exhibir al detalle su vida privada y pública, aunque muchas veces son hechos maquillados o retocados, con el objeto de mostrar que se sienten plenos, alegres, viajan o poseen riquezas, y con ello sean validados por propios y extraños como personas poderosas, ricas o felices. Ropas de marcas, restaurantes lujosos, viajes a sitios exclusivos, clubes sociales, carros ostentosos, cuerpos voluptuosos, pareja linda, entre otras imágenes, constituyen hoy la fachada favorita para quienes buscan ser reconocidos, apreciados y gozar de felicidad y autoestima.
Generalmente, esta realidad en la que aparentan o presumen felicidad a través de bienes materiales y posicionamiento social, termina volviéndose fatua y vacía, y se devuelve como carga negativa hacia la misma persona, ya que este logro solo se da con la satisfacción personal a través de posesiones y fortuna. Así se entra a un círculo vicioso que cada día exige más y más para continuar gozando la sensación de júbilo y alegría anhelados, convirtiendo a la persona en esclava de la adquisición de artículos cada vez más costosos y lujosos, y al no conseguirlos, se frustra.
Un estudio realizado durante 75 años por la Universidad de Harvard, citado en 2016 por The New York Times, concluye que un medio óptimo para lograr felicidad son las relaciones familiares, de pareja y de amistad.
Es importante que más allá de satisfacer únicamente nuestras propias necesidades, ayudemos a generar posibilidades para impactar en las de otros; seguramente la recompensa en nuestras vidas será una felicidad más duradera. El psiquiatra Fredy Sánchez plantea que la felicidad verdadera radica en la satisfacción que se centra en el bienestar de los demás y no en el de uno mismo, cuyas recompensas son más simbólicas y perdurables.
En ningún castillo hay felicidad mientras que en la chocita de al lado haya hambre. El secreto de la felicidad no es simplemente tener u ostentar con el tener, sino compartir y vivir plenamente la satisfacción de dar.