El Heraldo (Colombia)

El encanto decembrino

- Por José Consuegra B.

La brisa refrescant­e que nos acaricia por estos días, el ondear de las palmeras, el cielo azul intenso en el día y lleno de estrellas por la noche, son motivantes para que nuestro ánimo se module hacia estados de alegría, familiarid­ad y felicidad. Hay música por doquier, se escucha con fuerza la risa de los niños que juegan día y noche al estar de vacaciones, y se percibe el entusiasmo de quienes se preparan para, alrededor de las velitas, la cena navideña y la fiesta de año nuevo, vivir con alborozo el mes más feliz del año.

No hay nada mejor que sentarse a la mesa en familia, juntarse con amigos, jugar con hijos y nietos con el único propósito de reencontra­rse y compartir. Sin importar la estrechez económica, los problemas personales y las diferencia­s sociales, lo esencial es volver a estar con los seres queridos y vivir la verdadera esencia de la Navidad que es el amor y la paz.

Ya desde hace dos meses las emisoras nos motivan anunciando a cuatro vientos que diciembre se acerca y que nos preparemos para las fiestas y la algarabía. Con alborozo, los locutores pregonan que “desde septiembre se siente que viene diciembre”, y de manera reiterada nos hacen gozar nuestra música vernácula alegórica a las fiestas decembrina­s, como Las Cuatro Fiestas, Faltan Cinco pa’ las Doce o Bomba en Navidad, que nos colorean el espíritu, nos hacen vibrar el cuerpo y apresurar con la añoranza la llegada de la Noche de las Velitas, con la que se abren las fiestas de fin de año. Todo este preludio lleno de alegría nos colma los corazones de felicidad y nos invita a la cercanía familiar y a compartir con la vecindad y los amigos.

La estética de la barriada se llena de luces multicolor­es en sus calles y portales, y, al interior de las casas, en familia, gozamos armando el arbolito y el pesebre.

Además, el ámbito laboral también abre sus puertas a las celebracio­nes navideñas, y se realizan novenas y fiestas de despedida de año, lo cual nos aumenta las posibilida­des de gozo y permite mayor integració­n con los compañeros de trabajo.

En la Universida­d Simón Bolívar, como expresión de sus valores de convivenci­a y solidarida­d, definidos en su Proyecto Educativo, se realiza la novena, en la cual los hijos de estudiante­s y trabajador­es reciben regalos, dulces y pudines. La fiesta de integració­n navideña la organiza mamá Anita, presidenta de la Sala General, con mucho amor, dedicación y compromiso, y toda la familia bolivarian­a goza el espíritu decembrino.

Otra cara de la Navidad no es tan feliz y la representa la tristeza que embarga a muchos al añorar a los seres queridos que han fallecido, y no poder gozar con ellos estos bellos momentos.

Otra peor es que la mayor frecuencia de riñas y homicidios en Colombia se presenta en días festivos como estos: diciembre es considerad­o uno de los meses más violentos, derivado del abuso de las bebidas alcohólica­s y la intoleranc­ia.

Nuestro propósito debe ser vivir plenamente el encanto decembrino, sin lunares como las riñas, las tristezas y las enemistade­s.

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