Verde complementario
Son muchos los frentes que una administración distrital debe atender si hay un verdadero compromiso para sacar una ciudad adelante, sobre todo como la nuestra, ya que esta se encontraba en un nivel de rezago muy considerable. Ante la necesidad de invertir en obras públicas para la movilidad y para ofrecerle a Barranquilla un estatus de ciudad más moderna e incluyente, aparte de las inversiones en lo social que regularmente no se ven o no se palpan, algunos ciudadanos repiten que esta es la administración del concreto. Algunos otros la critican solo desde el punto de vista de las finanzas, como si la única manera de calificar un gobierno fuera de acuerdo a cifras y solo cifras, cuando uno vive, transita, goza y socializa con y de acuerdo a los entornos amables que en una ciudad se crean, como son los nuevos parques, estadios y canchas deportivas, por ejemplo. Además de que las cifras son excelentes.
A partir de este año el alcalde Alex Char decidió que por razones de la elevada temperatura propia de nuestra condición de ciudad muy tropical, así como para mejorar el entorno urbano, disminuir la contaminación y para convertirla en una ciudad más amable, más fresca, más verde, era indispensable adelantar el más ambicioso proyecto de reforestación de todos nuestros espacios públicos, y para lograrlo fue contratada la siembra y el cuidado por cinco años de 250.000 nuevos árboles de especies nativas. Es una cifra sin precedentes en el país, y en cualquier ciudad del mundo representaría un tremendo y positivo cambio. Es por lo anterior que dentro de cinco años Barranquilla ofrecerá muchísima más sombra que hoy para beneficio de todos, como también se verá más bella por los jardines con que están siendo dotados algunos espacios públicos que antes eran unos peladeros. Claro que quienes criticaban que todo era concreto, ahora criticarán por un tipo de proyecto que jamás hubo en Barranquilla.
En el norte de la ciudad contamos con espacios relativamente generosos, pero resulta que en los barrios del suroccidente de la ciudad los espacios públicos que ofrecen sus andenes son supremamente estrechos y en estos no se pueden sembrar árboles porque impedirían el paso a los peatones. Por lo anterior se hace indispensable diseñar un programa paralelo para esa gran área de nuestra ciudad, y que no se presente un marcado desequilibrio en este campo. Podrían entonces aprovecharse los patios de miles de casas para emprenderlo, no dentro del programa ‘Barranquilla Siembra’, sino con otro, con el que se adelante un inventario de esos patios y de las preferencias de sus habitantes, quizás con árboles frutales variados para complementar su alimentación y hasta lograr la comercialización menor de sus excedentes. Serían sembrados gratuitamente árboles aún pequeños, enseñando a sus beneficiarios los necesarios cuidados para su sano crecimiento. Para efectos de mejorar el clima de la ciudad, un árbol no tiene que estar necesariamente en espacio público. Adentro o afuera estos cumplen la misma función. Campaña que podría adelantar ‘Barranquilla Verde’ y llamarse ‘Sombra y Fruta’ u otro nombre pegajoso. La anterior es solo una propuesta que le hago al Distrito, o mejor dicho que mi hermana Adelita le hace por intermedio mío.