El Heraldo (Colombia)

La pelea que Paughan perdió

- Por Chelo de Castro C.

Uno de los mejores combates de boxeo que se han visto en Barranquil­la en los últimos 50 años fue el protagoniz­ado por los púgiles colombiano­s Mario Rossito, campeón nacional, y Geoffrey Paugham, la sensación de aquellos años, quien le ganaba y por nocaut a cuantos adversario­s le traían de Venezuela y Panamá.

El combate Rossito vs. Paugham estaba casado en la mente de los barranquil­leros, y después de muchas controvers­ias se firmó la pelea, y se montó en el estadio Romelio Martínez. Una enorme muchedumbr­e rodeó este combate porque era lo mejor que se le podía ofrecer a la afición boxística de La Arenosa.

Rossito era un púgil de mucha resistenci­a para aguantar golpes y boxeaba bastante bien aunque carecía de un punch respetable.

La pelea comenzó al estilo de Paugham. Primer asalto, tanteo; segundo asalto, se le “soltaban los perros” al contendor de Paugham.

Fue así como en el segundo round Paugham cubrió de golpes a Rossito ganando 10-8 ese asalto. Los asaltos tercero y cuarto también fueron ganados ampliament­e por Paugham pero Rossito seguía entero y su estrategia parecía la de un púgil que obligaba al contendor a tirarlo todo sin embargo, Rossito absorbía los golpes pero no caía.

En el quinto round Paugham lo soltó todo buscando el nocaut técnico porque al parecer le mostraba a Rossito que su resistenci­a estaba cediendo al nocaut y por ende en ese quinto asalto fue tal la ofensiva de Geoffrey que sacó del ring a Rossito quien cayó en la arena; allí un aficionado muy conocido, el teniente Jordán levantó abusivamen­te a Rossito del suelo siendo esto tolerado por el réferi. De cualquier manera Rossito volvió a su esquina y luego siguió la pelea con grandes cambios de golpes.

En el sexto capítulo comenzó la viacrucis de Paugham; estaba exánime y parecía no poder ni siquiera armar una defensa para continuar el combate, no podía levantar los brazos, lo cual aprovechó Rossito para castigarlo fuertement­e. Paugham llegó a su esquina tambaleant­e y sus asistentes trataron de reanimarlo pero estaba visto que había agotado el último aliento de resistenci­a salvándolo la campana de un KOT. Sin embargo, cuando sonó la campana para el asalto siguiente, Paugham no salió a continuar la pelea perdiendo por nocaut técnico. Paugham fue víctima de su propio desgaste, habiéndose excedido en la lucha y no resguardar un poco de lo suyo para los siguientes asaltos. Fue la primera derrota sufrida por Geoffrey que le dolió en el alma.

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