Junior encontró una fresca Curitiba
Luego de un viaje de 6 horas y media el cuadro rojiblanco llegó ayer a Brasil para empezar a planificar el duelo de este miércoles ante Atlético Paranaense, el juego de vuelta de la final de la Sudamericana.
Enviado especial
Junior no tuvo mucho tiempo para paladear y celebrar el triunfo 4-1 ante Medellín, en el primer choque de la final de la Liga, el sábado anterior en el estadio Metropolitano Roberto Meléndez. Después del ‘Metroconcierto’ de fútbol que ofreció ante ‘El Poderoso’, sobre todo en el segundo tiempo, el equipo se fue a cenar en el hotel Dann Carlton y horas después, 2:30 a.m. de ayer, estaba abordando un vuelo chárter de Avianca (AV283), en un Airbus 319, con rumbo a Curitiba, Brasil, para encarar el segundo y definitivo duelo ante Atlético Paranaense por la final de la Copa Sudamericana, este miércoles en el estadio Arena da Baixada, a partir de las 7:45 p.m. (hora colombiana, 10:45 p.m. hora brasileña).
‘Los Tiburones’, después de un largo viaje de 6 horas y media, sin escalas, aterrizaron en territorio brasileño a las 12 m. locales (9 a.m. hora colombiana) con todo su plantel de jugadores y cuerpo técnico.
El chárter, que también trasladó a algunos hinchas y un numeroso grupo de periodistas, fue abordado inicialmente por los integrantes del club, que antes, en la sala de espera, posaron juntos para una foto con operarios de Avianca que tuvieron el gesto de preparar una cartelera con un mensaje de aliento: “Vamos mi Junior del alma, sí se puede”. Además, abrazaron y estrecharon la mano de Vladimir Hernández, exjugador de Junior, actualmente en Atlético Nacional, quien se dirigía a Miami con su esposa. Bromearon y dialogaron con el pequeñín araucano y hasta le escucharon recomendaciones sobre la cancha del Paranaense durante algunos segundos. Vladimir pasó por el Santos y tuvo la oportunidad de jugar en el Arena da Baixada.
Uno a uno, los rojiblancos, ya bañados y cambiados con sudaderas, fueron abordando la aeronave, que en la ventanilla de la cabina del piloto asomaba una bandera de Junior. Ambiente agradable y acogedor para la misión tiburona.
Los once titulares ante Medellín y el técnico Julio Comesaña se acomodaron en primera clase. Fueron los de mayor desgaste en el juego y necesitaban un sitio más cómodo para afrontar el largo recorrido de 4.972 kilómetros exactamente. El resto de jugadores se ubicaron en las sillas siguientes. Hinchas y periodistas se sentaron en los puestos posteriores.
La partida en plena madrugada hizo que la mayoría de pasajeros cayera en los brazos de Morfeo, ronquido aquí, cabeceada allá, película por ahí, videojuego por allá. Un estiramiento. Una charla en la zona posterior. Muchas idas al baño. En medio de una y otra cosa fueron pasando los minutos del extenso traslado hasta que por fin la aeronave tocó tierra.
Ya en el aeropuerto Internacional de Curitiba, los jugadores pasaron inmigración y luego se subieron al bus que los trasladó al hotel Radisson, sitio de concentración.
En el mismo vuelo chárter de Avianca, Junior despegará de Curitiba después del partido ante Paranaense, pase lo que pase y aterrizará en Medellín para enfocarse en la final de la Liga, el domingo a las 4:30 p.m.