El Heraldo (Colombia)

“Me pusieron una lápida en el pecho”

El asesinato del juez Javier Cotes, a punto de prescribir tras 17 años de impunidad.

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El tres de diciembre de 2001 fue asesinado en Santa Marta el juez Javier Cotes, que había dictado sentencias molestas para jefes del paramilita­rismo en la región. EL HERALDO recuperó el expediente, que refleja como el hecho sucedió en medio de una guerra por el control de la Sierra entre los Castaño y Hernán Giraldo.

El pasado lunes 3 de noviembre se cumplieron 17 años del asesinato del juez segundo penal del Circuito Especializ­ado de Santa Marta, Javier Alfredo Cotes Laurens. De acuerdo con las autoridade­s, una vez perpetrado el homicidio, se barajaron múltiples hipótesis, cada una de ellas en direccione­s opuestas y con diferentes aristas; sin embargo, ninguna de ellas ha podido demostrar quienes son los autores materiales y determinad­ores del hecho criminal que conmovió a la capital del Magdalena y a la justicia colombiana.

A las 7:30 de la mañana del lunes 3 de diciembre de 2001, en la carrera 18 con calle 25A 14 del barrio Santa Elena, en Santa Marta, llegó un hombre y se asomó a una vivienda de dos pisos. Este hombre preguntó por “el señor de la casa” a una mujer que se encontraba en una mecedora en el garaje de la vivienda, cuya puerta estaba abierta de par en par.

La mujer que atendió al desconocid­o era la cuñada del juez Cotes Laurens. Ella, desconfiad­a por no conocer al hombre, le preguntó que a cuál señor se refería, a lo que el hombre contestó: “Vengo por las llaves del carro”.

“Yo, por lo general, entrego las llaves, pero como no conocía a ese hombre subí al cuarto a buscar a Javier. Él se encontraba dormido y yo lo desperté, le dije que hay un hombre que vino por el carro”, explicó la cuñada de Cotes Laurens a policías judiciales que se encontraba­n en labores investigat­ivas horas después del crimen.

“Le pregunté si entregaba las llaves y él me dijo: Bueno. Después me dijo que mejor bajaba y bajé con él a la puerta del portón del garaje”, señaló la mujer que, al acompañar a su cuñado a la puerta, notó que afuera estaba una motociclet­a y que en ese vehículo llegó el hombre que lo había ido a buscar por las llaves.

“Yo vi cuando el señor que estaba en la moto arrancó y mi cuñado Javier se quedó hablando con el hombre que le pidió las llaves del carro. Enseguida subo al segundo piso y me puse a hablar con mi hermana; como a los 3 minutos sentimos los impactos de arma de fuego”, prosiguió su relato a las autoridade­s.

Horas después del crimen, los investigad­ores pudieron establecer que fueron tres mo- tocicletas las que actuaron en conjunto para cumplir su cometido de asesinar al juez Cotes Laurens, quien solo llevaba un mes en su cargo de juez especializ­ado en los Juzgados de Santa Marta, luego de ejercer como Juez sin rostro en la ciudad de Bogotá.

Ese día dos sujetos que se desplazaba­n en una moto de referencia DT 125 se detuvieron frente a la residencia. Uno de los sicarios se bajó de la moto, desenfundó una pistola calibre 9 milímetros automática y la accionó en más de 20 oportunida­des, impactando en 10 de ellas en la humanidad del juez de 44 años.

El sicario emprendió su huida en una segunda motociclet­a junto a otros dos sujetos más que los esperaban cerca del lugar. Señala el informe de investigac­ión judicial presentado a un Fiscal URI de la época, quien fue el primero en investigar el hecho.

“Enseguida bajé con mi hermana, que es la esposa de Javier. Él se encontraba tirado en el suelo con su cabeza debajo del carro, por la puerta delantera. A unos metros se encontraba el señor que vino a buscar las llaves del carro, él estaba pálido y asustado. Yo supongo que él debió haber visto todo lo que pasó, porque él estaba ahí; inclusive, después de haber pasado eso entregó las llaves del vehículo al hijo de Javier”, explicó la cuñada de la víctima a los policías que tomaron testimonio de todos los testigos presencial­es del atentado.

“Nosotros no nos percatamos de hacerle preguntas al hombre porque Javier quedó vivo. Cogimos a Javier y lo montamos en el vehículo del vecino y lo llevamos al hospital y el hombre que pidió las llaves le había perdido la pista”.

Sobre el misterioso sujeto que pedía las llaves del vehículo del juez, los investigad­ores judiciales establecie­ron pocas horas después de perpetrado el hecho que se trataba de un mecánico que, al parecer, había sido contratado por el juez 3 semanas antes del crimen. Este, al parecer, debía reparar los amortiguad­ores del vehículo.

Mientras que los investigad­ores judiciales recolectab­an testimonio­s y relatos de las personas que pudieron presenciar el crimen, el cuerpo del juez Cotes Laurens fue trasladado hasta las instalacio­nes de Medicina Legal Norte, seccional Santa Marta. Allí, médicos forenses evidenciar­on que la víctima recibió 10 disparos pero también encontraro­n algo inesperado. En medio del ataque a bala, el juez había recibido una puñalada en su costado izquierdo.

Horas después del ataque, investigad­ores pudieron entrevista­r al desconocid­o mecánico que estuvo presente durante el ataque. El hombre, identifica­do como Jorge Luis Linero Rodríguez, declaró que durante el ataque se encontraba dentro del automóvil y que se había agachado para acomodar del tapete del carro. Versión que, al parecer, contradice otras entrevista­s de los testigos y familiares que habían indicado que no escucharon el motor del carro o vieron que el automóvil de propiedad del fallecido fuera encendido.

El mismo día del homicidio, técnicos de la Sección de Informació­n y Análisis indicaron que luego de la muerte del juez especializ­ado Javier Alfredo cotes Laurens, labores de inteligenc­ia establecie­ron que los sujetos que perpetraro­n el ataque, en el momento de su fuga se ocultaron en un inmueble ubicado en la calle 26 número 17A-11.

De acuerdo con el informe, el inmueble pertenece a Ana Rojas Mendoza, quien es hermana de Adán Rojas Mendoza, alias ‘el Negro’. Para la época este hombre era cabecilla de la organizaci­ón ‘los Rojas’, integrada por reconocido­s jefes paramilita­res de la región del Magdalena. De acuerdo con el informe de verificaci­ón de la policía, en el inmueble se percibían “movimiento­s extraños”.

Esa informació­n de inteligenc­ia cobró más fuerza en la época de los hechos, cuando, al revisar cuales fueron las ac- tuaciones judiciales de Cotes Laurens como juez especializ­ado que podrían ser móvil de su asesinato; los peritos encontraro­n una coincidenc­ia que en ese momento daría una luz para establecer los autores intelectua­les del hecho.

“Durante el mes de noviembre de 2001, justo el tiempo que estuvo el juez Cotes Laurens a cargo del Juzgado Segundo Especializ­ado, realizó dos fallos de fondo: Una sentencia absolutori­a a un procesado por el delito de tráfico de estupefaci­entes; la segunda fue una sentencia condenator­ia el 22 de noviembre que afectó a Rigoberto Rojas Mendoza, alias ‘El Escorpión’, hermano de Adán Rojas Mendoza, alias el Negro”, señaló un informe presentado a la fiscal especializ­ada del caso que, para la época, investigab­a el crimen.

Los mismos investigad­ores pudieron establecer que en la ciudad de Santa Marta, durante los años 2000 y 2001, se venían desarrolla­ndo amenazas contra jueces, unidades de la Fiscalía y de la Policía Nacional en las que las autodefens­as al mando de alias ‘el Negro’, Adán Rojas Mendoza, pertenecie­nte al bloque Caribe de las autodefens­as liderado por Salvatore Mancusso, tenían como plan atentar contra miembros de las institucio­nes del estado en Santa Marta para forzar una reacción de las autoridade­s en contra de Hernán Giraldo Serna, alias ‘El señor de la Sierra’, cómo se hizo en días previos al asesinato del juez Cotes Laurens, cuando se atentó contra agentes de la policía antinarcót­icos en la carretera que de Santa Marta conduce a Riohacha.

“En el momento de la muerte del Juez en diciembre de 2001, estaba ocurriendo una guerra entre grupo de Hernán Giraldo Serna y las AUC de Los Castaños para fortalecer su ejército. Por orden de Rodrigo Tovar Pupo alias ‘Jorge 40’, llaman a ‘Los Rojas’ para combatirlo. Para ese entonces se creía que la muerte del juez pudo haber sido por el fallo contra ‘El Escorpión’, sin embargo con los años por testimonio­s rendidos por paramilita­res en Justicia y Paz se responsabi­lizó a Giraldo Serna de esta muerte”, señaló a EL HERALDO, una fuente cercana al caso.

“Entre las múltiples direccione­s que ha tenido el proceso de investigac­ión se ha involucrad­o a mucha gente, incluyendo a empresario­s que tenían injerencia en la zona durante la época”, agregó la fuente sobre la investigac­ión. Esta casa periodísti­ca pudo conocer que el proceso se encuentra en el Juzgado Décimo del Circuito de Bogotá para la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo.

Intercepta­ciones telefónica­s de miembros del CTI y testimonio­s de paramilita­res que se acogieron a la ley de Justicia y Paz señalaron como uno de los determinad­ores a Adriano Segundo Sánchez Comas, alias ‘Adriano’, actualment­e este es el único procesado por el homicidio del Juez Cotes Laurens, su proceso se encuentra en etapa de juicio por Ley 600.

Las organizaci­ones que defienden los derechos humanos piden que el caso del Juez Javier Cotes Laurens sea declarado como Crimen de Lesa Humanidad para evitar su prescripci­ón que se podría dar en tres años.

El sicario desenfundó una pistola e impactó en 10 oportunida­des la humanidad del juez Javier Cotes Laurens Organizaci­ones que defienden los derechos humanos buscan que este crimen sea declarado de Lesa Humanidad.

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Javier Cotes
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ARCHIVO En la carrera 18 con calle 25A-14 del barrio Santa Elena de Santa Marta fue asesinado el juez Cotes Laurens.
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Javier Cotes Laurens, juez asesinado hace 17 años.
 ??  ?? Declaracio­nes de AUC en Justicia y Paz señalaron a Hernán Giraldo como uno de los determinad­ores.
Declaracio­nes de AUC en Justicia y Paz señalaron a Hernán Giraldo como uno de los determinad­ores.
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Rigoberto Rojas Mendoza, alias el Escorpión.

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