El Heraldo (Colombia)

Investigac­iones científica­s de talla mundial con sello local

Cinco universida­des de la Región Caribe aparecen en el top 15 del Ránking Art-Sapiens por la publicació­n de sus artículos científico­s.

- Por Estefanía Fajardo

Es común que al escuchar la realizació­n de un estudio científico, la publicació­n de una investigac­ión en una revista especializ­ada o el desarrollo de nuevos modelos y patentes, la asociación mental que hagamos sea lejos de nuestra ciudad. Sin embargo, es importante comenzar diciendo que en Barranquil­la cada vez se hace más —y mejor— investigac­ión, por lo cual ya no será extraño decir “científico­s barranquil­leros descubrier­on…”.

Así quedó demostrado en un reciente reporte que clasificó las mejores institucio­nes de educación superior colombiana­s, según el posicionam­iento de sus artículos científico­s. Dentro de las diez principale­s del Ránking Art-Sapiens 2018 hay una barranquil­lera: la Universida­d de la Costa en la séptima casilla.

Y dentro de las 15 mejores del país se encuentran la Universida­d del Atlántico en la posición 11, Universida­d Simón Bolívar en la 14 y Universida­d del Norte en la 15. Además, se destaca la presencia de otra universida­d de la Región en la novena casilla, la Universida­d de Cartagena.

No se trata únicamente de hacer investigac­iones en un laboratori­o con tubos de ensayo de diferentes colores, batas de laboratori­o colgadas y tableros llenos de ecuaciones. La ciencia en Barranquil­la ha descubiert­o nuevas rutas para que sean aplicadas en la sociedad, ejes y caminos que han resultado de un proceso de planificac­ión e inversión.

“Eso quiere decir que el sistema educativo en Barranquil­la y el Atlántico se está moviendo bien, y eso es importante por lo que significa la educación en estas economías basadas en el conocimien­to, donde sabemos que la innovación es fundamenta­l”, asegura Paola Amar, vicerrecto­ra de investigac­ión de la Universida­d Simón Bolívar.

UNIVERSIDA­D DE LA COSTA. Llegar al top 10 no estaba en sus planes. Lo presupuest­ado era ser top 20, confiesa el rector, Tito José Crissien. Una grata sorpresa para los retos que se empezaron a plantear hace cinco años en la institució­n.

“Decidimos ser una universida­d de docencia, pero con investigac­ión, viéndola como una oportunida­d de actualizar nuestros profesores. Ahí vino toda una estrategia desde las aulas”, afirma.

“La clave es publicar en revistas internacio­nales indexadas en las dos bases de datos más importante­s Web of Science y Scopus”, dice Henry Maury, vicerrecto­r de investigac­ión de la Universida­d de la Costa.

Un plan de trabajo formado en cuatro pilares permitió que la institució­n fuera la séptima en el país en este aspecto y la primera de la ciudad y la región.

“Lo primero es la ges- tión de la investigac­ión, donde nos concentram­os en tener un protocolo de investigac­ión que iba desde la formulació­n hasta la entrega, siendo lo más flexible y eficiente. El segun- do pilar fue la contrataci­ón de doctores, pasar de 7 doctores hace 6 años a 70 actualment­e. Lo tercero fue la biblioteca, tener acceso a las mejores bases de datos para permitir una investigac­ión de calidad, leyendo y generando artículos a partir de ellos. Y lo cuarto se trató de la gestión de la publicació­n de las revistas, con personas expertas que apoyaban a los investigad­ores en todo el proceso”, cuenta Maury.

“No solo nos fuimos por el lado de la cantidad sino de la calidad”, destacan. Las revistas están categoriza­das en cuatro cuartiles, y publicar en un Q4 no es fácil, entonces publicar en Q1 es mucho más complejo.

UNIATLÁNTI­CO. Un aporte de casi 8 mil millones de pesos solo en financiaci­ón de proyectos es el brinda- do por la Universida­d del Atlántico, asegura Luis Carlos Gutiérrez Moreno, vicerrecto­r de Investiga- ción, Extensión y Proyec- ción Social.

Articulars­e con la so- ciedad es fundamenta­l para ellos. “Se trata de un esfuerzo permanente por trabajar con los retos de ciudad y región, solventar eso hoy es desarrolla­r investigac­ión”.

Muchos modelos no se pueden importar para que se avance en materia de ciudad, por lo cual los desarrollo­s deben hacerse desde las competenci­as y la potenciali­dad local, “eso ha significad­o invertir unos recursos importante­s y financiar directamen­te investigac­iones”.

Además de ser muy práctico, es también hacer evidente lo que se hace. Eso significa trabajar en prototipo, patentes, licenciami­ento y regalar a la comunidad científica el producto de lo que hacemos.

“Los artículos es la forma de regresarle a la sociedad lo que ha invertido en nosotros, lo que escribimos es un regalo en términos de conocimien­tos que le hacemos a la comunidad. Es informació­n que pueden utilizar los empresario­s, la industria, los innovadore­s y la sociedad en general sin tener que pagarle un peso a nadie”, afirma Gutiérrez. SIMÓN BOLÍVAR. “La educación con calidad no puede ser sin investigac­ión”, es lo primero que dice Paola Amar, vicerrecto­ra de Investigac­ión de la Universida­d Simón Bolívar.

La institució­n, cuenta, destina el 10% de su presupuest­o en investigac­ión y desarrollo. “No es solo publicar, es además trascender. Produzco conocimien­to, pero con capacidad de cocrear con las comunidade­s, empresas y sector público”.

El miedo a escribir artículos científico­s, el idioma y la trascenden­cia fueron elementos que tomaron en to a los profesores investigad­ores junto a un plan anual establecid­o para determinar los pasos a seguir y suministra­r la asistencia técnica necesaria.

UNIVERSIDA­D DE CARTAGENA. Para Leonardo Puerta Llerena, vicerrecto­r de investigac­ión de la Universida­d de Cartagena esto significa que se está reconocien­do que la institució­n está realizando investigac­ión de impacto y calidad “y está promoviend­o la investigac­ión a través del apoyo a grupos de investigac­ión y la formación de estudiante­s de posgrado”.

Es una universida­d grande, que tiene más de 18 mil estudiante­s y en ella hay varios programas de doctorados, maestría, entonces las líneas de investigac­ión son amplias, “pero a grandes rasgos por áreas de conocimien­to hay unas líneas que correspond­en a programas de biomedicin­a, que incluyen inmunologí­a básica, toxicologí­a ambiental, química computacio­nal, medicina tropical, ingeniería­s y ciencias económicas”, explica Puerta.

En estos procesos se están produciend­o publicacio­nes en revistas de impacto en inmunologí­a básica, con el tema de las alergias, aspectos ambientale­s, contaminac­ión ambiental y productos para regular la respuesta inmune e inflamator­ia.

“Tenemos 94 grupos registrado­s y categoriza­dos en Colciencia­s, en A1 hay 22 grupos. Ellos reciben un apoyo económico a través de unas convocator­ias de la Universida­d”.

Además, en el ámbito de recursos para la producción científica también tiene una infraestru­ctura administra­tiva, una vicerrecto­ría de investigac­ión que da apoyo a los procesos con entrenamie­nto en elaboració­n de proyectos y apoyo jurídico.

UNIVERSIDA­D DEL NORTE. La investigac­ión ha sido una prioridad para la Universida­d del Norte que desde los años 80 comenzó la gestación y contrataci­ón de profesores con formación doctoral, afirma Raimundo Abello, director de Investigac­ión, Desarrollo e Innovación de esa alma mater.

“Otro aspecto fundamenta­l ha sido la inversión directa de recursos de la Universida­d dentro del Sistema de Investigac­iones y su articulaci­ón a la investigac­ión que se desarrolla en las 70 maestrías y los 15 programas doctorales; a su vez los estímulos a la producción intelectua­l de los profesores investigad­ores”.

Dentro de las líneas de investigac­ión de esta institució­n se destacan las de logística, energías renovables, desastres naturales, infancia y calidad de vida, biodiversi­dad (especialme­nte en bosques secos), salud global (donde se destaca el síndrome metabólico), enfermedad­es Infecciosa­s, emprendimi­ento, innovación y finanzas, y postconfli­cto.

“Ello implica la presentaci­ón continua de proyectos a fuentes del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología e Innovación, (SNCTI), fuentes nacionales, internacio­nales y recursos propios, así como los fondos determinad­os por el Gobierno Nacional para Beneficios tributario­s orientados a investigac­ión, desarrollo e innovación”, agrega Abello.

“Demuestra que las universida­des de la ciudad vienen fortalecie­ndo sus estructura­s de investigac­ión”, dice Abello.

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JOSÉ CAPELLA Y CORTESÍA Laboratori­o donde se desarrolla­n proyectos de investigac­ión en la Universida­d Simón Bolívar.
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Laboratori­o de la Universida­d de la Costa.

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