Apoyemos al Presidente Duque
El Presidente Iván Duque Márquez, aunque inexperto y con muy poco bagaje comparado con las élites políticas a las que estamos acostumbrados, es una persona inteligente, preparada y como hasta ahora parece, buena persona, algo supremamente importante en el contexto nacional e internacional, teniendo en cuenta las últimas elecciones presidenciales, principalmente EEUU y Brasil (Democracia enferma). “De quien no es buena persona, nunca esperes algo bueno”, expresó el Papa Francisco.
Era de entender y esperarse que no tuvieran mayor entendimiento el presidente Duque y los principales directores del Centro Democrático, Fernando Londoño Hoyos, Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, José Obdulio Gaviria y el Bachiller Macías, como hasta ahora parece estar sucediendo –ojalá no me equivoque– muy principalmente por la característica básica de sus personalidades prepotentes y soberbias, que más pareciera un remedo de su jefe, que auténtica personalidad, y si no es así, peor, sin negar, casi todos muy inteligentes, preparados, y capaces, en especial su jefe mayor, el Senador Uribe. El país no soportaría un período más de polarización, estamos al borde de creer que el odio, la mentira y la calumnia son conductas normales dentro y fuera de la política; el daño grave no es para el Centro Democrático, liberales, conservadores, polistas, fajardistas y todos los demás partidos políticos y candidatos independientes incluida la izquierda, el daño grave es para el país, su economía, sus relaciones internacionales, sus empresas, para nosotros mismos, nuestros hijos, las futuras generaciones, para toda la sociedad.
El apasionamiento político puede ser más dañino y perjudicial que la corrupción, el narcotráfico y la delincuencia común.
Apoyemos al presidente Duque en sus buenas intenciones de gobierno, aunque no seamos uribistas.
Hector Asaf Quintero