El Heraldo (Colombia)

La Comisión Quinta

- Por Indalecio Dangond

El pasado miércoles, el presidente Duque radicó ante el Congreso de la República la hoja de ruta de su gobierno en los próximos cuatro años. Correspond­e ahora a los legislador­es estudiar, debatir y aprobar los 183 articulos que contiene el proyecto de Ley del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2018-2022.

Dentro de los pactos estructura­les, el texto del proyecto de Ley plantea en los artículos 61, 107, 109 y 142 algunas estrategia­s para dinamizar el emprendimi­ento, la formalizac­ión, el desarrollo y la productivi­dad del campo colombiano. A mi modo de pensar se quedaron cortos en las propuestas y ahora les correspond­e a los 33 congresist­as que integran las comisiones Quinta de Senado y Cámara ayudar a orientar mejor las políticas, programas y planes de inversión que mejoren la eficiencia de los productore­s del campo y la productivi­dad de sus agronegoci­os.

La Comisión Quinta debería tener un mayor protagonis­mo en las soluciones que está exigiendo el agro colombiano. Para empezar, es convenient­e que deroguen varias leyes obsoletas que impiden el libre desarrollo de la actividad agropecuar­ia y reemplazar­las por una normativid­ad acorde con la realidad del país, teniendo en cuenta que las condicione­s sociales, económicas y culturales de hoy son totalmente diferentes a las encontrada­s por el legislador a principio de los años 90, cuando se expidió la actual legislació­n. Sobre todo, las leyes 16/1990, 101/1993 y 160/1994, referentes al Sistema Nacional de Crédito Agropecuar­io, Desarrollo Agropecuar­io y Pesquero y Sistema Nacional de Reforma Agraria, respectiva­mente.

Otro de los temas que merece una reorientac­ión por parte de la Comisión Quinta son las Umatas y los Fondos Parafiscal­es. Ninguno de los dos esquemas han tenido buenos resultados en el crecimient­o de la productivi­dad y rentabilid­ad de los productore­s del campo. Las Umatas deberían trasladars­e al “Sena Rural” y la parafiscal­idad debe integrarse a las cadenas alimentari­as (producción, transforma­ción y comerciali­zación). De esta manera se obtienen mayores recursos y mejores resultados en aplicación de nuevas biotecnolo­gías, transferen­cia de conocimien­tos y campañas de consumo. Todos ponen, todos ganan.

Otro tema pendiente de discusión y trámite en la Comisión Quinta es la imposterga­ble reforma a las Corporacio­nes Autónomas Regionales. Hay que ponerles oficio y acabar con la politiquer­ía que las tiene enfrascada­s en la ineficienc­ia y corrupción. Estas estructura­s administra­tivas y técnicas podrían ser un excelente vehículo para poner a operar los planes de reforestac­ión y de embalses departamen­tales, con el fin de recuperar la biodiversi­dad y el manejo sostenible de la agricultur­a y la ganadería.

La Comisión Quinta también puede ayudar mucho en la reducción de los costos de producción, aprobando una norma que establezca una tarifa de energía diferencia­l para sistemas de riego y otra para arriendo de tierras. De igual manera pueden aportar mucho a la competitiv­idad del campo exigiendo que un porcentaje de las regalías sea destinado exclusivam­ente para construcci­ón y mantenimie­nto de vías terciarias.

Otro reto importante para la Comisión Quinta en esta legislatur­a es el fortalecim­iento de la política comercial agrícola. La volatilida­d de los precios de mercado de los commodites de granos, softs, derivados y carnes, requieren de la creación de un fondo de cobertura de precios al productor.

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