Empezó la era Queiroz
Se presentó oficialmente Queiroz, por fin, como el nuevo DT de la Selección Colombia. Su primer partido fue en la sala de prensa y con los medios. Encuentro que no da puntos en una tabla de posiciones, tampoco valida su sabiduría táctica y mucho menos acerca el título de alguna competencia, pero deja ver unas señales de la manera de comunicar, de visibilizar sus preferencias, su modelo de conducción, sus objetivos.
De alguna forma es el abrebocas teórico de lo que imagina y pretende plasmar en los próximos años. De ninguna manera es para convencer a nadie, sólo para, en lo posible, dejar una buena primera impresión que coadyuve el inicio del proceso antes de las convocatorias y los partidos, eventos que alientan la controversia.
Dejó frases políticamente correctas, la mayoría obvias, y otras prudentes y enmarcadas en la humildad y el pragmatismo. Reconoció el trabajo de Pékerman y el lugar que ha ido logrando la Selección en el planeta fútbol. Y pretende que este sea la base sobre la cual edificar el futuro.
No dio certeza sobre títulos (¿y quién lo hace? Ni los que dirigen a las potencias), pero sí garantizó que lo intentará desde el trabajo (¿y quién no lo hace? Si es lo mínimo que un profesional debe entregar). Visibilizó su pragmatismo a la hora de explicar su estilo de juego, acudiendo al símil musical de “el estilo que me gusta jugar es respetar el arte de ganar un partido. Si el estilo es rock and roll, lo hacemos. Si es de samba, lo hacemos”.
De acuerdo a esto, no tiene dudas que la prioridad es dar resultados, clasificar al Mundial, para eso lo contrataron. Su luenga trayectoria como entrenador por el mundo le enseñó que esa es su primera misión. La forma de jugar para lograr ese objetivo será coequipera, pero subordinada, y tendrá matices, será flexible, camaleónica. (no importa si es gato negro o gato blanco, lo importante es que sepa cazar ratones).
También exaltó a los referentes de la Selección, James, Falcao, Ospina, “son el alma y el corazón del equipo”. Tamaña referencia es una abierta invitación al compromiso y una sutil forma de ir construyendo poder de la mano de los líderes del grupo.
Reconoció la calidad del jugador colombiano, admitió la dureza de las eliminatorias sudamericanas, estimuló el orgullo por la camiseta. Se mostró afable, sereno, sin acrobacias lingüísticas para desviar las respuestas. Y dejó un mensaje motivador y exigente a todos: “Si quieres ser campeón, hay que ser campeón todos los días, hay que tener una preparación de campeones”. Empezó la “era” Queiroz en el fútbol colombiano en los salones. En marzo tendrá la primera muestra en la cancha.