Ensayos de grupos, el tum-tum que da sabor a los barrios
Al caer la noche, diferentes agrupaciones cumplen su cita con el folclor preparándose para la fiesta más importante del Caribe, que se dará en menos de un mes.
“Estos jóvenes tienen un talento increíble”. “Para evitar problemas por el Código ensayamos en parques”.
Polleras ondulantes al compás de las caderas. Velas invisibles parecían alumbrar más la sonrisa de María, que se meneaba con elegancia.
A su parejo se le escapó el sombrero que voló arrastrado por la fuerte brisa “Uno, dos, tres” y al sonar de la tambora cobró vida su majestad la cumbia, en La Candela Viva.
“Esta danza nació hace 35 años. Somos portadores de una tradición de la que nos sentimos muy orgullosos. Por eso buscamos a través de estos ensayos perfeccionar nuestra cumbia para continuar siendo un ejemplo de excelencia en el Carnaval”, manifestó León Martínez, su director.
La cumbiamba ensayaba su coreografía en las afueras del estadio Édgar Rentería como lo viene haciendo todos los martes y jueves desde hace tres meses.
“Nos hemos propuesto rescatar la flor de la trinitaria en los tocados de las mujeres en la cumbia. Hace mucho tiempo las flores que se usaban en la cabeza eran naturales, cuando pasaron a ser artificiales los artesanos lograron emular las cayenas y los corales pero el trabajo con las trinitarias era mucho más dispendioso y se perdió esa tradición. En 2012 empezamos un proceso investigativo para rescatar este patrimonio”, manifestó Martínez, que ha logrado además involucrar a otras cumbiambas como La Vaina ya se Formó, la Curramba la Bella y El Mambacazo.
Con su vaivén de miradas y habitual picardía los bailarines hicieron lo suyo guiados por su coreógrafa. Los hombres semiagachados se quitaron el sombrero de la cabeza batiéndolo cerca de la mujer en un respetuoso cortejo “¿Qué somos?”, gritó uno de los danzantes,“Candela”, res- las voces al unísono. Un eco que dejó en claro que la Candela está más viva que nunca.
RUMBóN DE LAS NIEVES. Jan Pacheco, Michael Bujato, Dairis Tordecilla, Melanie Balluelo, Juan David Niebles, entre otros jóvenes, salieron del barrio El Bosque hasta el destino en el que son más felices: el populoso barrio Las Nieves.
Cerca de 50 adolescentes desde los 12 a los 20 años hacen parte del Rumbón de Las Nieves, una comparsa de fantasía que tiene 16 años formando en la cultura y las artes.
“Creamos el Rumbón de cuando vimos que había muchos jóvenes del barrio por los caminos de la delincuencia. Nos propusimos a rescatarlos a través de la cultura”, dijo Kevin Torres, director de la comparsa.
En el Parque de Las Nieves, ubicado en el suroriente de la ciudad, jóvenes vestidos en su mapondieron yoría de negro, hicieron ejercicios de estiramiento previo a la faena de baile que vino después.
Sensuales movimientos de cintura con una flexibilidad única, acompasados con tambores africanos fueron un derroche de energía con la vitalidad y fiereza de la edad.
“Tenemos jóvenes de este barrio pero también hay chicos de La Luz, Rebolo, La Chinita, El Bosque, entre otros. Estos muchachos son de estratos 0 y 1 pero el montaje, la capacidad artística y el baile de ellos está al nivel de cualquier comparsa estrato 6. Financiamos sus vestuarios a través de eventos, bingos y rifas”, manifestó Torres, quien asegura que este año el traje tendrá colores dorados y dará de qué hablar.
“Esperamos traernos al barrio nuestro quinto Congo de Oro”, agregó. CARIBE Y PLAYA. Sonó El baile del sua sua de Kinito Méndez y los niños del Barrio La Playa bailaron como si no hubiera un mañana.
La cuadra, rodeada de humildes casas estaba colmada de pequeños que agitaban sus brazos y se movían al son de la música.
Cerca de 40 niños conforman el grupo Caribe y Playa, dirigido por Francisco Gutiérrez.
La comparsa de música tropical y del Caribe tiene seis años de participación en el Carnaval, teniendo como principal objetivo el Carnaval de los Niños y busca mantener la mente de los menores ocupada en las artes.
“Los vestidos los conseguimos a través de patrocinios porque estos son niños de escasos recursos. Además soy diseñador de modas y confecciono todos los trajes que van a usar los pequeños”, dijo Francisco antes recordarle a Katia, una vigorosa bailarina de seis años, que mantuviera la sonrisa.
CIPOTE MARIMONDA. En la puerta de la Catedral una mancha de camisetas azules detenían a cualquier transeúnte curioso que pasara por el lugar.
El sonar del fandango avisaba que se aproximaba una rebelión de irreverentes marimondas para sacarle sonrisas a cualquiera que se acercara.
La comparsa Cipote Marimonda tiene 531 integrantes. Nació en el 2004 con 50 miembros y hoy es una de las más grandes y exitosas del Carnaval. “Un grupo de amigos decidimos salirnos de la comparsa de marimondas en la que estábamos y decidimos crear la nuestra”, expresó Rubén Darío Jiménez, director de la comparsa.
Rubén y su séquito de marimondas decidieron bailar en La Catedral, como muchos otros grupos en espacios abiertos para evitar inconvenientes con el código de Policía.
Ellos empezaron ensayos desde junio para perfeccionar la coreografía, la soberbia brisa que se estrellaba en esta Iglesia de Barranquilla mitigaba un poco el calor de danzantes que desde las 6:30 de la tarde llevaban a cabo una exigente rutina de cardio.
Los integrantes no llevaban puesta la careta, pero la alegría del grupo era casi respirable. El objetivo, uno solo, que todo salga perfecto en los días de Carnaval.