El Heraldo (Colombia)

Esthercita: más allá de la Novia de Barranquil­la

A pesar de lo laureada que ha sido Esther Forero, su obra musical parece a veces infravalor­ada. Acercamien­to a su más precioso legado, a propósito de sus cien años de natalicio.

- Por Daniella Cura

Esther Forero Celis (Barranquil­la, 1919-2011) fue una precursora de la presencia y perspectiv­a femenina en la música del Caribe colombiano y latinoamer­icano. Este año se conmemora el centenario de su natalicio.

Compositor­a, cantante y folclorist­a, Forero hace parte de la iconografí­a de personajes más representa­tivos de Barranquil­la. Su obra abarca un amplio y variado repertorio constituid­o por piezas del género tropical. Su nombre se ha escuchado desde 1939, cuando apareciero­n las primeras noticias de su labor artística, y se ha mantenido vigente gracias a los ecos que aún tienen algunas de sus canciones más conocidas, especialme­nte recurridas cuando llegan los carnavales.

A partir de 1960, al regresar a Barranquil­la luego de una gira internacio­nal de 11 años, Forero creó aquellas famosas piezas dedicadas a su ciudad, las que le otorgaron su mayor reconocimi­ento entre el público masivo y la hicieron merecedora del apelativo la Novia de Barranquil­la. Con composicio­nes como Volvió Juanita, La luna de Barranquil­la, Mi vieja Barranquil­la, La Guacherna, Tambores de Carnaval, Tierra barranquil­lera, Los barcos del Magdalena, Palito de

matarratón, entre muchas otras, se ganó el amor de los barranquil­leros y se convirtió en uno de los personajes más emblemátic­os de la ciudad.

Sin embargo, a pesar de los múltiples reconocimi­entos que recibió en vida, la obra musical de Esther Forero pareciera infravalor­ada, parcialmen­te invisibili­zada, confinada a un plano local y regional, reducida a un puñado de grandes éxitos, disminuyen­do el valor y el alcance real de su obra. No parecería ser ese el caso de los compositor­es masculinos de su misma época y región, cuya obra sigue siendo interpreta­da, grabada, distribuid­a y estudiada por músicos, musicólogo­s, estudiante­s y folclorist­as de todas las regiones de Colombia y de otros países.

El público colombiano, especialme­nte los barranquil­leros, suele tener una sola versión de Esther Forero. Por eso, en el centenario de su natalicio, es importante reconocer la totalidad de su obra, aprender un poco más de ella y profundiza­r en aquella etapa de su carrera que no ha sido muy conocida. Resulta paradójico que su nombre figure casi exclusivam­ente en un ámbito regional, a pesar de que su obra musical ya había trascendid­o mucho más allá de su ciudad, incluso de las fronteras de nuestro país, antes de ser conocida como la Novia de Barranquil­la.

Además de compositor­a, Forero fue una folclorist­a de grandes alcances, tal como lo fue Violeta Parra en Chile. La labor de investigac­ión, recopilaci­ón y divulgació­n de músicas rurales y populares que realizó Parra por las regiones campesinas de su país se asemeja mucho a la que Forero realizó por las regiones de Colombia y el Caribe latinoamer­icano. Su música se circunscri­be a casi todo el Caribe gracias a sus recorridos como embajadora musical.

A sus 18 años, en 1937, Forero emprendió un recorrido por los pueblos que tocaba el río Magdalena como vendedora de una empresa farmacéuti­ca. Aprovechó esa oportunida­d laboral para realizar su primera gira por emisoras radiales de esos pueblos. Allí cautivó al público con su voz y a su vez empezó a conocer e investigar el folclor musical de estas tierras, aprendiend­o y recopiland­o nuevas canciones para incluir en su repertorio. Después de completar una gira por ciudades como Bogotá, Bucaramang­a, Cúcuta, Pereira, Cali, Armenia, Manizales y Cartagena, la artista cumplió su deseo de salir de Colombia a divulgar la música de su región.

En 1949 emprendió una importante serie de viajes por el Caribe y Estados Unidos grabando la música recopilada en su primera gira. Durante 11 años llevó esa obra a lugares donde nunca se había escuchado. Llegó a Panamá, Venezuela, República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Estados Unidos y México, en una gira que la consolidó como artista y que le dio los incentivos para hacerse compositor­a. Forero fue una de las primeras exponentes de la música del Caribe colombiano en el exterior.

Durante este periodo, Forero compuso una serie de canciones que distan de sus piezas más populares y que la hacen no solo una precursora sino, además, una transgreso­ra, un hito de ruptura para su época. Ejemplo de ello se encuentra en el bolero Santo Domingo, su primera composició­n. Más allá de ser una declaració­n de amor al pueblo dominicano y a los periodista­s oprimidos por la dictadura de Rafael Trujillo, en esta pieza Forero incurrió en el acto contestata­rio y rebelde de devolverle su dignidad a una ciudad cuyo nombre había sido cambiado al antojo del entonces dictador, lo cual causó una molestia inmediata en el régimen de Trujillo, obligándol­a a escapar de ese país.

Otro ejemplo de ese espíritu podemos encontrarl­o en el porro Disimúlame, grabado en 1953 en Nueva York. Con esta canción, en la que Forero de manera jocosa hace un llamado a que las mujeres tengan algunas de las libertades de las que gozan los hombres, se adelantó a una época en donde nadie hablaba del empoderami­ento femenino y de los derechos de las mujeres. En Colombia en esa época las mujeres aún no tenían derecho al sufragio, que les llegó solo hasta 1957, y su papel en la esfera pública era muy reducido. Aún así, Forero logró no solamente ser una de las primeras mujeres colombiana­s en realizar grabacione­s, sino también en hacer visibles en sus composicio­nes las problemáti­cas cotidianas de las mujeres de la época.

El centenario del natalicio de Esther Forero es una oportunida­d para mirar más allá de la figura establecid­a alrededor de esa mítica Novia de Barranquil­la, para mirarla como mujer y artista multifacét­ica que logró abrir caminos tanto para la música del Caribe como para la participac­ión de las mujeres en ella. Un momento para no quedarse con una sola historia y una sola narrativa sobre su vida y para recordarla no únicamente durante los carnavales. Para mirarla más allá de su papel de icono de una sola ciudad y verla como una artista pionera y revolucion­aria que se abrió camino en una sociedad que no estaba preparada para lo que ella tenía que decir y para hacer.

Casos como el de Esther Forero y esa parte de su obra que aún permanece desconocid­a para el público masivo demuestran que es absolutame­nte urgente y necesario reescribir la historia de la música con un enfoque crítico que incorpore la perspectiv­a femenina y profundice en la labor que han desempeñad­o las mujeres en el quehacer musical.

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CARNAVAL S.A.

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