Barranquilla 2039
Afinales de la década del 70, nuestro amigo César Insignares –flamante directivo de la desaparecida empresa Telefónica– nos invitó a su residencia, donde se encontraban los personajes más notables de la ciudad. La misteriosa fiesta era para presentarnos un nuevo invento: el primer teléfono inalámbrico que llegaba a Barranquilla.
Como dice una frase en Internet: “Desde que el teléfono se liberó del cable, se apoderó de nuestras vidas”, facilitando notablemente las comunicaciones; aunque es un aparato terriblemente peligroso para los que se portan mal, como el policía de tránsito que le prestó su uniforme a una sensual damisela.
Los cambios científicos y tecnológicos están llegando sin darnos cuenta. Airbnb es hoy la compañía hotelera más grande del mundo, sin ser dueña de ninguna propiedad. Según información de EL HERALDO, en Santa Marta vende 800 habitaciones diarias cada mes.
Cualquiera que sea el alcalde electo, gracias a las ciencias –en un próximo futuro– habrá grandes cambios en la vida de nuestra ciudad; quiero destacar tres. Para empezar, ya no nos asustaremos con el recibo del gasto de energía. Nuestras viviendas producirán y almacenarán su propia energía eléctrica durante el día e, incluso, mediante la red, podrás vender el excedente a las industrias que consuman mucha electricidad, así que “chao Electricaribe”.
Un segundo problema que afecta a los ciudadanos es el de la movilidad. Quizás este sea el cambio más notorio. Los autos eléctricos son una realidad. Gracias a la inteligencia artificial, serán además autónomos; y lo más probable es que ya nadie quiera ser dueño de un carro, pues mediante un sistema inteligente rápidamente aparecerá un auto que te llevará adonde tú quieras.
Por esto, señor alcalde, no gaste más dinero en ampliar las vías. Antes de 20 años el mundo necesitará el 90% menos de autos; así, nuestras calles serán menos ruidosas, el aire más limpio, desaparecerán las bombas de gasolina, los talleres de mecánica, los conductores de taxis y buses; y se salvará un millón de vidas al año de personas que mueren en accidentes automovilísticos.
Al desaparecer el auto personal, nuestras ciudades serán más tranquilas, podremos disfrutar de sus espacios; los parqueaderos de los edificios podrán transformarse en parques para que jueguen los niños, y las compañías de seguros de automóviles quebrarán.
Un tercer hecho, que ayudará a la salud mental de los habitantes, es que algunas profesiones perturbadoras desaparecerán rápido. Muy pronto habrá una despedida masiva de abogados. Gracias a Watson, de IBM, en solo minutos puedes recibir asesoramiento legal con un 90% de precisión (hasta ahora, en lo básico). Tampoco tendrás que esperar horas en un consultorio para que el médico te haga un diagnóstico. Tricorder X analizará 54 marcadores biológicos que identificarán cualquier enfermedad.
Podríamos decir metafóricamente que el petróleo y el carbón hoy son el sueldo de los colombianos. Hacia el futuro muy pocos los utilizarán. ¿De qué vamos a vivir? “He ahí el dilema”, diría un filósofo de La Troja.