El Heraldo (Colombia)

Lo que va de la Seguridad Democrátic­a de Uribe a la Política de Defensa de Duque

Expertos explican las diferencia­s y similitude­s entre ambos planes.

- Por Tomás Betín del Río

BOGOTÁ. El fortalecim­iento de la presencia institucio­nal de la fuerza pública en las zonas claves del territorio nacional es uno de los denominado­res comunes entre la Política de Defensa y Seguridad del presidente Iván Duque y la Política de Seguridad Democrátic­a del expresiden­te Álvaro Uribe, pero la manera en que el Estado enfrentó en su momento a las Farc y la forma en que lo hará ahora con el Eln variarán considerab­le mente.

Así lo creen Hugo Acero, sociólogo, experto en seguridad urbana y gestión de temas de convivenci­a, seguridad ciudadana, seguridad nacional, manejo de crisis y terrorismo; y César Niño, coordinado­r del Centro de Seguridad y Democracia de la Escuela de Política y Relaciones Internacio­nales de la Universida­d Sergio Arboleda y Ph.D. en Cuestiones Actuales del Derecho Internacio- nal de la Universida­d Alfonso X El Sabio de España.

Los ejes de la Política de Defensa y Seguridad que presentó Duque esta semana se refieren a la necesidad de “recuperar la autoridad y presencia institucio­nal en todo el país”; a que “cualquier negociació­n con grupos armados organizado­s al margen de la ley debe adelantars­e sin abandonar el orden jurídico”; al “apoyo de los ciudadanos a la fuerza pública” y a la calificaci­ón del “agua, la biodiversi­dad y el medio ambiente como de interés nacional, al ser activo estratégic­o del país”.

Además, el gobierno de Duque establece como uno de los pilares la seguridad cooperativ­a: “Modelos de seguridad internacio­nal basados en la cooperació­n de los Estados para garantizar la seguridad y la paz internacio­nales, en el marco del derecho internacio­nal, como herramient­a a través de la cual se busca potenciali­zar la diplomacia para la defensa”.

Otro es la intervenci­ón de los territorio­s, “en especial en aquellas zonas donde se concentran problemas de seguridad, con vacíos o precaria institucio­nalidad. Dado lo anterior, la política estableció intervenci­ones que permitiera­n pasar de un control netamente militar a un control institucio­nal del territorio. Y de aquí se desprenden las Zonas Estratégic­as de Intervenci­ón Integral (ZEII), espacios territoria­les donde se concentran altos índices de criminalid­ad”.

Y señala que frente a los llamados ‘ceses al fuego bilaterale­s’, “la Política rechaza esa figura como una posibilida­d” y determina que “para realizar procesos de disolución de un grupo armado organizado al margen de la ley, se deberán cumplir dos condicione­s: concentrar toda la estructura armada en espacios geográfico­s delimitado­s y cesar todo tipo de actividad criminal”.

¿RENUNCIA AL DIÁLOGO?. Para Acero es comprensib­le la posición casi que de rechazo frente a una posibilida­d de diálogo con el Eln, “porque le exige la concentrac­ión y casi la desmoviliz­ación total para poder dialogar, por eso yo creo que se va a aplazar la posibilida­d de diálogo por mucho tiempo. Y el propio documento apunta a desarticul­ar y a golpear al Eln, y en esa línea se parece mucho a la Seguridad Democrátic­a, en donde las posibilida­des de diálogo eran nulas tras el fracaso del Caguán, y se privilegió la acción militar”.

En cambio, Niño considera que la mano dura puede sentar las bases para una mesa de paz a futuro: “Cuando Uribe tuvo la Seguridad Democrátic­a estábamos en medio del conflicto con las Farc, y las políticas públicas tenían que ver con la recuperaci­ón del territorio nacional. Y hay una similitud en términos de que Duque presenta también unas propuestas de robustecim­iento y presencia militar en los territorio­s. La ventaja estratégic­a que brindó la presencia militar logró materializ­arse en la época de Santos para sentar a negociar a las Farc”.

EL COMBATE AL ELN. Acero advierte que al Eln no se le va a acabar con bombardeos, porque está metido dentro de las comunidade­s y no tienen grandes campamento­s: “Con el Eln hay que fortalecer las labores de inteligenc­ia”.

Y Niño coincide: “Ha habido una transforma­ción de las amenazas en Colombia, y ya el problema no se ve en las selvas, hoy la guerra se vive en las ciudades y lo vivimos en la General Santander. Ahora los organismos de inteligenc­ia son las nuevas puntas de lanza, porque no se puede bombardear en una ciudad”.

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ARCHIVO Iván Duque Márquez, presidente de Colombia, y Alvaro Uribe, expresiden­te y líder del CD.

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