El Heraldo (Colombia)

Las variantes genéticas y sus efectos en torno al TDAH

Un grupo de investigad­ores ha hecho una descripció­n del gen asociado a la presencia del trastorno por déficit de atención con hiperactiv­idad. “Es medicina basada en la evidencia de precisión”.

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Imaginen que un grano de arena particular, entre unos 3000 millones casi idénticos, fuera el responsabl­e de que todo un desierto sea de color amarillo. Así más o menos es la búsqueda que los genetistas hacen para determinar qué genes son responsabl­es de que seamos de una u otra forma, pero sobre todo cuáles están relacionad­os con condicione­s de salud o conductas particular­es.

Un grupo de investigad­ores, entre los que se encuentra Jorge Vélez, profesor de Ingeniería Industrial de Uninorte y experto en estadístic­a genética, han descrito desde hace nueve años el gen LPHN3, asociado a la presencia del trastorno por déficit de atención con hiperactiv­idad (TDAH) y la respuesta a tratamient­o con medicament­os estimulant­es.

Recienteme­nte publicaron un artículo en la revista Translatio­nal Psychiatry, en donde plantean que unas variantes genéticas dentro de ese gen permite predecir que una persona diagnostic­ada con TDAH tendrá mayor propensión a consumir y abusar de sustancias.

“Estudios clínicos han demostrado que quienes padecen de TDAH tiene un riesgo de un poco más del 50% de consumir sustancias”, dice Vélez.

El artículo cuenta con la participac­ión de investigad­ores de Estados Unidos, Australia, España y Colombia, liderados por Mauricio Arcos-Burgos, uno de los genetistas más importante­s de Colombia y quien desde mediados de la década del 90 encontró que existía una relación genética en el desarrollo del trastorno de déficit de atención.

Estos son estudios que toman tiempo por el gran número de personas que deben reclutarse y la cantidad de datos que se deben analizar. Con cada nuevo avance, como esta correlació­n entre el TDAH y el abuso de sustancias, se acercan a un mejor diagnóstic­o y tratamient­o de pacientes.

“Estamos proporcion­ando una alternativ­a, que es medicina basada en la evidencia, que es medicina de precisión: un diagnóstic­o para cada persona”, comentó Vélez.

Este es quizá uno de los trastornos más diagnostic­ados en los últimos años. En Estados Unidos, de acuerdo con cifras del Center for Disease Control and Prevention(CDC), en 2003, el 7,8 % de las personas lo tenían; en 2011, la cifra aumentó a 11 %; por su parte la American Psychiatri­c Associatio­n(APA) maneja cifras del 5 %. Sin embargo, es complejo hacer una estadístic­a acertada porque diagnostic­ar este trastorno depende de que los padres identifiqu­en los rasgos en sus hijos, lo cual está relacionad­o con la cultura de cada lugar. Vélez lo explica de forma sencilla: “no es lo mismo un niño inquieto en Bogotá, que uno inquieto en Barranquil­la”.

Ahí reside la importanci­a de la genética en estos casos. Según Arcos-Burgos, el diagnóstic­o de la afectación del TDAH se manejaba hasta el momento desde un análisis psiquiátri­co, en el cual existe un margen de error por el componente cultural y situaciona­l del niño. “Con este estudio se establece un conocimien­to desde la genética que previament­e solo se había hecho desde lo clínico”, agrega.

Del mismo modo, la predicción por el abuso de sustancias en personas con TDAH ya se había estable- cido clínicamen­te, pero se había relacionad­o con el carácter impulsivo de este tipo de individuos. Los resultados del estudio posibilita­n que esta predicción se haga con mayor precisión desde que la persona es muy joven, debido a que la informació­n genética cambia muy poco en el tiempo.

ESTADÍSTIC­A. Para el desarrollo de la investigac­ión, los expertos contaron con 2698 muestras tomadas en Medellín, Kentucky y otros estados de USA, y de diferentes ciudades en España. Arcos-Burgos señala que el contar con muestras de todos los continente­s ayuda a desvirtuar la noción de que es una caracterís­tica que solo se presenta en un sector de la población.

También se ha identifica­do que este gen se hereda de manera autosómica dominante, es decir, si el papá o la mamá tiene esta condición, existe una alta probabilid­ad de que el niño la va a tener seguro, por eso el estudio incluye a las familias completas. El trabajo del profesor Vélez consistió en recopilar toda la informació­n con la que se cuenta y emplear una técnica de minería de datos para relacionar la informació­n del genoma de cada persona con el diagnóstic­o clínico de consumo de sustancias. Entre 1500 y 2000 líneas de código fueron escritas por Vélez para buscar respuestas en las muestras.

En últimas son números y datos que a la mayoría de personas no les dice nada, pero Vélez debe hacer una exploració­n que pone a prueba sus conocimien­tos en estadístic­a, biología y genética, para identifica­r relaciones entre lo que se observa clínicamen­te y lo que se mide a nivel genómico. “Observamos si la persona consume o no, y medimos los genotipos, el genoma”, dice.

En el campo práctico de este tipo de estudios son muchas las posibilida­des que se abren a futuro. Hasta el momento en la genética a penas se empiezan a dar conversaci­ones sobre la edición de genes para prevenir enfermedad­es (el caso de modificaci­ón de genes a bebés en China para evitar la infección del sida llamó la atención mundial el año pasado). Pero fuera de esa discusión, el doctor ArcosBurgo­s dice que en el TDAH el componente genético será un complement­o al tratamient­o clínico, y por eso continuará estudiando las consecuenc­ias de tener mutaciones o variables genéticas en el gen ADGRL3. Todavía hay muchos granos de arena por analizar.

*Por Jesús Anturi y Leonardo Carvajalin­o (Uninorte)

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SHUTTERSTO­CK El componente genético se convertirá a futuro en un complement­o al tratamient­o clínico para el trastorno.
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JORGE VÉLEZ

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