El Heraldo (Colombia)

El barco incautado en Venezuela que terminó como atractivo en el Malecón

La nave B Atlantic entró al país en marzo de 2018, provenient­e desde Venezuela, y supone la entrada a la región del barco más grande no tripulado para su chatarriza­ción.

- Por Jesús Blanquicet

El B Atlantic lo compró una empresa colombiana al Estado venezolano, para chatarriza­rlo, luego de permanecer incautado durante 11 años por tráfico de drogas E El buque está desde mayo de 2018 en el malecón, donde es escenario para selfis.

Tres cabos sujetan con fuerza al barco B Atlantic de unos barrotes en Siape. La embarcació­n está atracada en el muelle de Michellmar, justo a un extremo del Gran Malecón de Barranquil­la, desde mediados del año pasado. Desde entonces, los vestigios de lo que fue un buque carbonero se ha convertido en un símbolo de ese sector de la ciudad.

Es jueves por la tarde y Augusto Bolívar, un hombre de 68 años, saca del bolsillo del pantalón un smartphone. Hace las maniobras de desbloqueo, busca el icono de la cámara y le pide el favor a otro visitante del Malecón que le tome una foto, no sin antes dar unas instruccio­nes precisas: “Necesito que salga el barco hacia la parte derecha”.

Bolívar se quita los lentes y muestra una sonrisa. El ‘fotógrafo’ enseña a Augusto las imágenes capturadas y este parece estar a gusto. “Mis nietos me dijeron que el barco está de moda, que no dejara de tomarme una foto con él de fondo”, dice.

Pero quizás Augusto y el más de millón y medio de personas que han visitado el Malecón desde mayo de 2018 a la fecha desconocen la verdadera historia del B Atlantic.

La embarcació­n fue puesta en servicio en 1983, con funciones de granelero; es decir, dedicado al transporte de cargas secas a granel. Posee 186 metros de eslora y podía soportar hasta 28 toneladas de registro bruto.

A lo largo de su vida útil, el buque tuvo diferentes nombres: En 1983 fue puesto en servicio bajo la identifica­ción de Ming Jade, dos años más tarde fue llamado el Ming

Yu. Siete años después fue nombrado Markos N, en el año 2000 navegó los mares identifica­do como el Costas y cinco años más tarde fue denominado el B Atlantic, nombre con el que la nave recorrería el mundo por última vez.

HISTORIA FRENADA. Sus viajes por los mares se frenaron el 12 de agosto de 2007, cuando fue detenido por efectivos de la Guardia Nacional y de Vigilancia Costera en el muelle Carbones de Palmarejo, en el municipio La Cañada de Urdaneta, estado Zulia, Venezuela. La nave estaba cargada con 33.600 toneladas de carbón e iría a Italia con 22 tripulante­s.

Para ese momento, el buque carbonero navegaba con bandera de Las Islas Caimán. Volodymyr Ustymenko, capitán, y Yurliy Datchenko, segundo oficial, ambos de nacionalid­ad ucraniana, fueron condenados en el vecino país a 9 años de prisión, debido a que en la embarcació­n fueron hallados 128 kilos de cocaína, adheridos a la popa del buque.

La sentencia condenator­ia, cuya decisión fue matriculad­a bajo el Nº 033-10 del Tribunal Segundo de Juicio de Zulia (Extensión Maracaibo), del 30 de Agosto de 2010 detalla el proceso de cómo se dio la incautació­n.

“El lunes 13 de agosto de 2007, funcionari­os de la Unidad Regional de Inteligenc­ia Antidrogas y del Destacamen­to N° 35, del Comando Regional N° 3 de la Guardia Nacional, realizaron una inspección al buque carbonero B Atlantic con ayuda de buzos, donde encontraro­n 103 panelas en forma rectangula­r, forradas con cinta adhesiva transparen­te, recubierta a su vez de un material sintético tipo látex, contentivo de cocaína”, dice el fallo.

EL PROCESO. A partir de ese episodio, durante las audiencias de debate, se logró demostrar la responsabi­lidad de los encargados de la embarcació­n. Asimismo, el referido juzgado ratificó la confiscaci­ón de la embarcació­n, que fue puesta a la orden de la Oficina Nacional Antidrogas del vecino país.

Durante el proceso, el buque permaneció fondeado en la bahía del lago de Maracaibo, justo en el canal de navegación, y el tribunal prohibió que los tripulante­s salieran del barco.

Posteriorm­ente, los fiscales encargados de dirigir la investigac­ión acusaron al capitán y al segundo oficial del buque extranjero y solicitaro­n el archivo del expediente con respecto a los otros 20 tripulante­s.

La suerte del barco se unió a la de varios que se encontraba­n en la bahía, expuestos día y noche a la

intemperie, sumado a la salinidad del mar, en desuso y en una evidente decadencia para su utilidad.

SU VIAJE A BARRANQUIL­LA. Once años después del suceso y tras el anuncio de venta por parte del Estado venezolano, una firma colombiana decidió adquirir el barco para iniciar un proceso de remolque hasta Barranquil­la.

La firma Gerdau Diaco (proveedora de aceros) y Met Global INC (experta en generar operacione­s offshore) unieron esfuerzos para remolcar la nave en marzo de 2018.

La operación del B Atlantic supone el ingreso del barco más grande no tripulado que haya entrado a Colombia para su chatarriza­ción. Para la maniobra fue necesario utilizar cuatro remolcador­es desde el lago de Maracaibo hasta la capital del Atlántico.

Mauricio Guerrero, representa­nte de Met Global en Colombia, explica que el barco fue traído a Colombia debido “a la gran cantidad” de embarcacio­nes que están en desuso en el vecino país.

“Su vida útil ya está completada. Por eso se inició su remolque. Ahora allí, en el puerto de Michellmar, se está limpiando y realizando un proceso de desgasific­ación porque en el momento en que comencemos a cortarlo, puede haber gases que pueden ser peligrosos. Ya estamos culminando ese proceso”, explica Guerrero.

Michell García, gerente de la Sociedad Portuaria Michellmar, señala que inicialmen­te el B Atlantic estuvo en el puerto de Palermo, pero en mayo de 2018 el puerto hizo una alianza con la empresa Gerdau Diaco, para que el buque pudiera estar en ese muelle privado.

“Supimos el problema legal que tuvo el B Atlantic en Venezuela. Ese mismo día el barco gemelo, el D Europa, estaba cargando 29.000 toneladas de carbón y conocimos lo que había pasado. Nosotros supimos que los dueños del buque estaban siendo víctimas de una extorsión, y en Venezuela lo confiscaro­n”, asegura García.

Sobre la situación jurídica del buque, la fuente señaló que la compra que hace Gerdau Diaco, lo hace “dentro de la legalidad”.

“La embarcació­n ya está nacionaliz­ada, y ahora mismo ya no es un buque, es solo un objeto que está flotando. Ya no es un artefacto naval”, detalla el directivo.

Guillermo Rodríguez, capitán y experto en embarcacio­nes, explicó que el desuso del barco y el tiempo que estuvo sin operación complicaro­n el estado de la embarcació­n. “Ya está viejo para estar navegando”.

“Las embarcacio­nes que ya tienen muchos años trabajando son mucho más costosas de operar, debido a que los riesgos de encallar o daño de máquinas resultan ser más riesgosas. A veces los dueños prefieren dejar el buque en abandono para desguazarl­o o venderlo como chatarra”, dice el experto.

Los dueños actuales del buque manifestar­on que a mediados de año se podría dar el “desarme total” de la embarcació­n. Sus piezas serán fundidas y utilizadas para crear otras piezas de acero.

Quizás dentro de algunos años las vigas de las casas, los juegos de cubiertos o el cascarón de sus carros tendrán entre sus componente­s pedazos del Atlantic, la embarcació­n que ahora es una pieza del atractivo turístico del Malecón y que está retratada en decenas de imágenes de propios y foráneos.

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MERY GRANADOS El barco B Atlantic a un costado del Gran Malecón.
 ?? MERY GRANADOS ?? Un grupo de personas llegan al Malecón para tomarse una foto con el barco B Atlantic.
MERY GRANADOS Un grupo de personas llegan al Malecón para tomarse una foto con el barco B Atlantic.
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EL HERALDO La nave fue remolcada por más de 650 kilómetros. Recorrido del B Atlantic desde su salida del lago de Maracaibo hasta su llegada a Barranquil­la.
 ??  ?? Parte de la popa del buque, donde se aprecian las grúas que movilizan a los obreros encargados de su desarme.
Parte de la popa del buque, donde se aprecian las grúas que movilizan a los obreros encargados de su desarme.
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Pilote ubicado en Siape, donde está amarrado el barco para que el río no lo mueva de la zona.
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Tres jóvenes se toman una selfi en el Gran Malecón. Al fondo se aprecia el barco B Atlantic.

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