EL NUEVO DUQUE
La popularidad del presidente subió 15 puntos en tres meses.
Se trata de un repunte extraordinario, que podría explicarse con el apoyo popular a decisiones internas y externas del mandatario.
La gira del presidente Iván Duque por Estados Unidos coincidió con la publicación de la encuesta de Invamer Gallup, que mide el respaldo a su gestión. De acuerdo con los resultados, la aprobación de Duque subió 15 puntos entre noviembre de 2018 y febrero de 2019. El presidente pasó de una aprobación del 27,2% en noviembre de 2018 a una de 42,7% en febrero de este año.
Se trata, sin duda, de un repunte extraordinario, que podría explicarse fundamentalmente con el apoyo popular a decisiones adoptadas en dos frentes, uno interno y otro externo.
El primero tiene que ver con las medidas que tomó luego del atentado del Eln a la Escuela de Policía General Santander de Bogotá, acto de terror dónde murieron 22 jóvenes estudiantes de esa institución. Después del atentado, el presidente Duque ordenó la suspensión de la mesa de negociación y la interrupción de cualquier tipo de acercamiento con los voceros del grupo guerrillero, decisión que contaría con el respaldo de más del 50% de los colombianos encuestados por Invamer para Noticias Caracol, Blu Radio y Revista Semana.
La otra decisión de Duque que tendría pleno respaldo por parte de los colombianos es la que tiene que ver con Venezuela, asunto en el que se ha mostrado consistente y coherente desde su época de candidato. Duque ha tomado la vocería y el liderazgo de América Latina en la búsqueda de una salida política a la crisis del vecino país, que pase por el retiro de Nicolás Maduro del Palacio de Miraflores. De hecho, de todos los presidentes de la región es él quien presenta iniciativas y las socializa con organismos internacionales y con otros países aliados, como acaba de suceder en su gira por Estados Unidos.
El mejor ejemplo de esto último ocurrió en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington, donde Duque pidió fortalecer el bloque diplomático contra Maduro. En tono enérgico, el mandatario invitó a las Fuerzas Militares de Venezuela a que “presenten su lealtad a la Asamblea Nacional y al Presidente Guaidó para que el pueblo de Venezuela pueda hablar con tranquilidad”.
Este liderazgo internacional de Duque resulta sorpresivo para quienes –en Colombia y en especial dentro del uribismo– siguen a la espera de que sea más confrontacional y combativo, en lo que tiene que ver con asuntos relacionados con las antiguas Farc, como es el caso de la posible extradición de alias Jesús Santrich. En otras palabras: los uribistas quieren que la mano dura que Duque les aplica a Maduro y al Eln se la haga sentir también a los ex guerrilleros desmovilizados de las Farc.
El “nuevo Duque” también se mantiene firme en una decisión que aunque tiene respaldo popular, le genera un enorme costo con la clase política: no negociar el apoyo de los congresistas a cambio de “mermelada”, lo que lo podría comprometer en el futuro inmediato la suerte de varias iniciativas en el Congreso.
No obstante, no hay consenso acerca de si Duque reparte o no mermelada. Congresistas opositores con quienes hablé sostienen que no es verdad que el Gobierno haya acabado con la mermelada. “Acabó con la mermelada para los demás, pero está feliz repartiéndola a sus amigos. Pregunta, no más por los cargos diplomáticos para sus amigos del Centro Democrático o para los parientes de los congresistas”, me dijo un senador del partido de la U, que sigue a la espera de una buena porción de mermelada.
Pero es evidente que al no contar Duque con el pleno respaldo de partidos influyentes dentro del Congreso, como Cambio Radical -que hoy se muestra muy crítico e independienteello podría traducirse en el naufragio de algunos de sus proyectos y leyes. Lo llamativo de la situación es que mientras Duque se expone a que algunas de sus iniciativas se hundan, por otra parte recibe el espaldarazo de la opinión pública. ¿Cómo se explica el repunte de Duque en las encuestas?