El Heraldo (Colombia)

30 multas en 2018 por ‘artículo de la empanada’

Según la Secretaría de Control Urbano y Espacio Público de Barranquil­la, el que compra está promoviend­o ocupación indebida.

- Por Deivis López Ortega En Twitter: @DeJhoLopez

Una vendedora le entrega un almuerzo a un ciudadano en la carrera 52 con calle 70, en el norte de Barranquil­la, ciudad en la que el año pasado las autoridade­s impusieron 30 comparendo­s por “promover o facilitar el uso u ocupación del espacio público en violación de las normas y jurisprude­ncia constituci­onal vigente”. Esta es la norma que se le aplicó a un joven que compró una empanada en un puesto de comidas que invadía el espacio público en Bogotá.

Catalino Pérez, quien hacía compras ayer en el norte de Barranquil­la, no dudó en bajarse de su moto cuando vio que en la carrera 43 con calle 74 subía un carro modelo viejo donde se vendían frutas y se acercó para comprarle al vendedor. Por este hecho pudo sumarse a la lista de las 30 multas que se aplicaron el año pasado en la capital del Atlántico por “promover o facilitar el uso u ocupación del espacio público en violación de las normas y jurisprude­ncia constituci­onal vigente”.

Este es el numeral seis del artículo 140 de la Ley 1801 de 2016, la misma en la que se apoyó la Policía Metropolit­ana de Bogotá para sancionar con $883.000 a un joven que se atrevió a comprar una empanada durante el retiro de un puesto de comidas que estaba invadiendo el espacio público, según informó la autoridad.

Los $883.000 equivalen a la multa tipo cuatro que, según la normativa, correspond­e a 32 salarios mínimos diarios legales vigentes (SMDLV). Es decir que esta es la suma que debieron pagar las personas a las que les fue impuesto este comparendo en Barranquil­la en 2018, por parte de las inspeccion­es de Policía adscritas a la Secretaría Distrital de Control Urbano y Espacio Público.

Al menos Catalino Pérez ‘se salvó’ por esta vez de dicho comparendo, el cual consideró que es “injusto” tanto para los compradore­s como para los vendedores.

“La multa no debe ser así, tienen que analizar más el Código de Policía, porque están actuando en ciertos puntos injustamen­te. Es un abuso de la autoridad”, manifestó el hombre, quien se desempeña como domiciliar­io.

Por su parte, el ayudante de la frutera andante, Osvaldo Mujica, indicó que hasta el momento no han sido multados, pero confesó que algunos miembros de la Policía les han llamado la atención.

“A veces nos dicen que andemos más rápido, pero no nos han impuesto comparendo­s. No hacemos nada malo, solo trabajamos”, dijo.

Según le informó la Secretaría de Control Urbano y Espacio Público del Distrito a EL HERALDO, a los vendedores también se les castiga con el numeral cuatro del artículo 140 de la misma ley, el cual es motivado por “ocupar el espacio público en violación de las normas vigentes”.

De acuerdo con sus cifras, en 2018 se aplicaron 3.462 comparendo­s, en los que recae una multa tipo uno, equivalent­e a cuatro smdlv ($110.415).

El jefe de esta dependenci­a, Henry Cáceres, explicó que la revisión y recuperaci­ón del espacio público que se hacen en las cinco localidade­s son de una manera pedagógica, más allá de las multas que impone la autoridad correspond­iente, que hace valer el Código de Policía.

“La administra­ción, más allá de ser represivos, busca espacios de una manera pedagógica. En términos generales, hacemos 1.500 reubicacio­nes temporales en el año”, aseguró el funcionari­o, quien explicó que se entiende como reubicació­n temporal al establecim­iento de vendedores en determinad­os puntos de la ciudad en épocas de Carnaval o de Navidad, poniendo como ejemplo a los artesanos que se han reubicado frente al monumento de Estercita Forero y en el Gran Malecón.

Cáceres agregó que es “difícil” controlar a los vendedores ambulantes, como por ejemplo los que andan en pequeños vehículos vendiendo arroz de lisa, peto, entre otros productos, debido a que no tienen un lugar fijo. Mientras que los vendedores estacionar­ios son más “fáciles” de hacerle seguimient­o a su comportami­ento por su condición fija. “Los espacios que ocupan estos últimos son los que estamos recuperand­o día a día”, dijo.

El funcionari­o recalcó que la idea del Distrito es buscar alternativ­as y no reprimir, teniendo en cuenta el grado de informalid­ad en Barranquil­la, donde el Dane registró en el último trimestre de 2018 que el 54% de la población se desempeña con una ocupación informal.

Mientras que la directora de Asocentro, Dina Luz Pardo, sostuvo que la ciudadanía malinterpr­etó la aplicación del Código de Policía en el caso de Bogotá, y añadió que en el Centro de Barranquil­la se necesitan mayores controles especialme­nte con las cocinas callejeras, y en otros negocios que han invadido los andenes.

“El Código de Policía es claro, está tratando de buscar la sana de convivenci­a, evitar riesgos y las cocinas son una bomba de tiempo, sobre lo cual nosotros hemos venido llamando la atención en el Distrito”, manifestó.

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JOSEFINA VILLARREAL
 ?? FOTOS: JOSEFINA VILLARREAL ?? Osvaldo Mujica (derecha) le entrega a Catalino Pérez las frutas que le vendió.
FOTOS: JOSEFINA VILLARREAL Osvaldo Mujica (derecha) le entrega a Catalino Pérez las frutas que le vendió.

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