El Heraldo (Colombia)

PELOTAS Y LETRAS En Junior no cabe jugar mal

- Por Hugo Illera Jiménez

Del ahogado el sombrero. Junior salvó un partido que estuvo embolatado (1-1 ante Rionegro). El gol de Matías Fernández, a los 45+1 del segundo tiempo, no cambia para nada el concepto del juego. Junior debió ganar ante un equipo que había perdido tres de cuatro partidos. Pero se dejó enredar por el trabajo defensivo 1-10 bajo la batuta de Elkin Blanco y la pusilanimi­dad de un árbitro como Edwin Trujillo, que se dejó manosear el juego.

Nunca he criticado a los equipos que van al ‘Metro’ a defenderse. De hecho, eso es mejor que abrirse a jugar y que te llenen de goles. Eso está claro. Que Rionegro iba a hacer lo que hizo lo sabía hasta el más des entendidod­el fútbol. Lo que no debió pasar es que teniendo una posesión del balón del 61%, Junior no hubiera encontrado las formas de llegar y anotar. Se jugó a la complicada, se dejó de lado la simplicida­d de siempre, ese fútbol original que encanta, para hacer una demás o anotar el gol imposible. Cuando un equipo enreda a otro, con sus fichas en posición defensiva, es cuando más hay que pensar primero, tomar la decisión correcta y ponerla en práctica después. Eso no pasó en Junior. Por ello vimos jugadores atropellad­os, otros perdidos sin hacer la tarea como relevar y presionar antes que Rionegro pisara el terreno juniorista, y otros más frustrados como Gabriel Fuentes, por ejemplo. Junior no estuvo en el nivel acostumbra­do y los pocos espacios que dio el rival, no permitió ver la dinámica en la creación y en la ofensiva por las bandas. Ni Téofilo ni Díaz pesaron lo acostumbra­do. Hernández y Sambueza lo intentaron, pero el argentino fue molido a patadas ante la complacenc­ia del árbitro Trujillo.

Junior no se pareció al Junior. Crucé mensajes con Suárez después del juego. Me quedaron cosas en las que coincidimo­s. La simpleza que fue transmutad­a por un equipo enredado, la posibilida­d de anotacione­s en el primer tiempo que se dilapidaro­n por adornarse de más, y que se jugó mal.

Matías estuvo en el banco para jugar en un momento plácido del partido, pero no lo hubo. Entró a tratar de solucionar y por lo menos rescató un punto con su gol, pero no era esa la idea. Entre otras cosas porque lo de Matías fue como para presentarl­o a la hinchada. Aún le falta mucho fondo. “Sólo está para 20 minutos” a sol de hoy. En el aeropuerto me encontré con Elkin Blanco. Hablamos un rato. Estuvo riendo recordando su buen trabajo ante Junior. Él fue la otra cara de la moneda.

Junior jugó muy mal y no perdió. Decía un viejo amigo, que ya no está, que eso es parte de la grandeza de un equipo. Aceptado. Pero, los grandes equipos no pueden jugar tan mal...

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