El Heraldo (Colombia)

Mientras camino

- Por Horacio Brieva @HoracioBri­eva

Alas 6:00 a.m. salgo a cumplir el rito diario de caminar una hora. Lo hago para colocarle un muro de contención al colesterol malo, a la hipertensi­ón y al estrés. También para cumplirle al médico internista, quien cuando lo visito me pregunta casi policialme­nte: “¿Está haciendo ejercicio?”.

Caminar hasta las 7:00 a.m. tiene un único factor de disgusto: los buses que escupen sin piedad densas ráfagas de humo oscuro. A los pendejos nos exigen perfección para el ‘Certificad­o de revisión técnicomec­ánica y de emisiones contaminan­tes’. ¿Y a los dueños de buses qué? ¿O es que lo falsifican? Por unos inofensivo­s kilómetros de más las fotomultas nos enyardan con comparendo­s, mientras montones de buses contaminan a su antojo. Qué carajo hace Barranquil­la Verde, a cuyo cargo está dizque la calidad del aire. ¿Dónde están los dientes de la autoridad ambiental?

En el bulevar donde camino, dos señoras van charlando. Una le dice a la otra: “Mija, te voy a explicar cómo preparar el mejor jugo de maracuyá”. Yo paro la oreja, pero al alejarme de ellas (pues voy en sentido contrario) me privo de escuchar la receta.

Varios de los caminantes habituales madrugan a las 4 o 5 de la mañana. Y en los días de brisa gélida, para no pescar un resfrío, algunos llevan un abrigo preventivo y una cachucha como las que le fascinan al alcalde.

Hay caminantes de varios años con la misma grasa del primer día. Son los que tras una jornada de sudor no tienen el valor civil para resistir las picadas de ojo de una arepa e’ huevo, de unos chicharron­es o un recalentad­o.

Están, por supuesto, los que sí se cuidan la boca. Son los que disponen del peso adecuado para una rutina de trote rápido. La literatura médica te dice que –mientras haces ejercicio– el cerebro crece en dopamina y serotonina, pero mi experienci­a es que también segregamos impacienci­as por las tres reuniones insoslayab­les que nos esperan. O por la columna pendiente de EL HERALDO (sobre todo si el tema no está definido). En ese momento, siente uno envidia de las apacibles señoras que teorizan acerca del jugo de maracuyá. Del risueño jubilado que va en su bicicleta vestido impecablem­ente de ciclista y se cree Nairo Quintana. O del caritativo vecino que llega puntualmen­te a las 6: 15 a.m. con agua, leche y pan para los gatitos que duermen en las bancas del bulevar.

No puedo negar, sin embargo, que esta columna pude redactarla –muy relajado– gracias a la caminata matinal que me he impuesto, venciendo las ganas perezosas de seguir durmiendo.

Woody Allen en una película ironiza con el ejercicio. Dice que no nos inmuniza de la muerte, pero parece la terapia más económica para vivir más saludables. Solo se requiere la perseveran­cia de la viejita de 80 años que nunca falta en el bulevar. La senadora Cabal, diría: “Caminen, vagos”. Y no tiene que ser en la mañana. También es buena la tarde o la noche.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia