Con el sudor de tu frente

Siempre le hemos atribuido a Dios el hecho de que para poder vivir tengamos que trabajar como especie de maldición, fruto, más bien de una mala interpretación de la Biblia, donde leemos: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente”. La conclusión a que nos llevaría trabajar para comer y para poder vivir. Veo inadmisible que Dios nos haya creado, solamente para comer y es muy fácil llegar a concluir que no es este el único objetivo del trabajo; también que el trabajo no es una deshonra como muchos imaginan, ni un castigo al que Dios nos condenó. Según la misma Biblia, vemos cómo el mismo Dios se dedicó al trabajo durante seis días, interpretados como épocas, tiempo de la creación; pero algo que no podemos admitir es que el día séptimo, la época en que nos corresponde vivir, se encuentre descansando; porque, velar continuamente por su creación ha sido otro de sus trabajos; también podemos detectar como, en este momento, es el hombre quien ha puesto a sudar a Dios; basta pensar solamente en el trabajo que se le ha impuesto, con uno de sus inventos; el de los automotores: asistir a cada uno de los conductores para que nos produzcan los accidentes que se podrían esperar, en ese caos incontrolable que se detecta a ciertas horas.

Además el trabajo del hombre se manifiesta de muchas maneras, que lo han llevado al progreso y a la tecnología que admiramos; progreso y tecnología debido no solo a quienes han pasado por una universidad, sino a todos aquellos que hacen algo por el bien común. Posiblemente lo que sí hace que el trabajo se convierta en una maldición es el invento del dinero y el haber llegado a la ley de propiedad privada, si no fuera por esto de acuerdo a lo que leemos en la Biblia: Mateo 6, 26 como las aves del cielo, tendríamos asegurado el pan de cada día.

Carlos a Hernández García