¿QUÉ ENCONTRÓ LA OMS?
Entre noviembre 2017 y enero de 2018 se recopilaron datos de 7.955 productos alimenticios o bebidas promocionados para bebés y niños pequeños en Viena (Austria), Sofía (Bulgaria), Budapest (Hungría) y Haifa (Israel). En las cuatro ciudades, del 28 % al 60 % de los productos se venden como aptos para bebés menores de 6 meses, en contravía de las Directrices de la OMS, que declaran que estos alimentos complementarios comerciales no deben ofrecerse así. En tres de las ciudades, la mitad o más de los productos aportaron más del 30 % de las calorías de los azúcares totales y alrededor de un tercio incluía azúcar. “Estos sabores y azúcares adicionales podrían afectar el desarrollo de las preferencias de los niños, al aumentar su gusto por los alimentos más dulces”, alerta la OMS. La leche materna es el alimento que lo defenderá de cuadros virales, alergias e infecciones. Tan esencial es, que el bebé no necesita de agua porque este líquido ya va incluido la leche materna, que contiene todos los nutrientes adecuados para el desarrollo del ser y su óptimo crecimiento: inmunoglobina, ácidos grasos esenciales, proteínas, aminoácidos, zinc, fósforo. “Estos productos preservados con sodio, azúcares, y grasa saturada y trans pueden causar alergia. Es lo que sucede con niños con brotes y alergias antes del primer año”, advierte la experta. Si bien debe amamantarse hasta el año de vida, a partir de los 7 meses pueden incluirse los alimentos complementarios de la canasta básica. Se comienza con hortalizas, colados, puré, papillas, ahuyama, pollo, aceite vegetal. Nada con sal o algún aditivo químico, y para endulzar se puede usar miel o panela. Todo debe ser cocido, incluyendo compotas caceras de banano, pera y manzana.