Y faltan tres
Contrario a lo que creen algunos de los miembros más radicales del partido de gobierno, el Centro Democrático, los colombianos sensatos que son la gran mayoría, están seriamente preocupados por el bajo reconocimiento nacional a la gestión del gobierno Duque. Cuando al presidente le va mal, en este país presidencialista, al país también le va mal, y eso afecta a todos y a cada uno de los habitantes de Colombia. Esta realidad se agrava por todo el contexto en el cual se está desenvolviendo el mundo y nosotros no somos la excepción. Cuando la economía global esta enredada y cuando América Latina está en peor situación que otras regiones de países emergentes, se requieren habilidades especiales y un mínimo de apoyo político interno para minimizar los costos que necesariamente afectarán el devenir nacional.
Pero lo verdaderamente preocupante es que nada de esto está sucediendo y
el equipo de gobierno pero especialmente el presidente Duque y la vicepresidenta, parecen moverse en otra realidad. Su discurso, a pesar de que claramente no tiene acogida en amplios sectores de esta sociedad, no cambia para nada y pareciera que creen que con más de lo mismo van a cumplir sus ambiciosas metas sobre el crecimiento de la economía, las mejoras en empleo y otros indicadores claves.
Se agrega además, su incapacidad reforzada por la actitud agresiva de miembros de su partido, para aceptar críticas y sugerencias que descalifican de inmediato si provienen de sectores no afines a sus ideales. El desprecio por las ideas de la oposición así provenga de voces reconocidas por su seriedad y compromiso con el desarrollo del país, es uno de los mayores costos y peligros para que el gobierno actual se encauce de mejor manera.
También es preocupante que el sector privado, que es considerado por la actual administración como su mayor prioridad, no aproveche su posición de privilegio para ser más objetivo y dejar de pensar solo en sus intereses inmediatos, desconociendo que los primeros en pagar los platos rotos de un país desarticulado son sus empresas y sus negocios. Ustedes, señores empresarios, a quienes tanto el presidente como la vicepresidenta escuchan y veneran, tienen la responsabilidad ante todo el país de evitar que los próximos tres años que le faltan a esta administración sean tan complejos como el año que acaba de pasar. Piensen no en el hoy y en el ahora, sino en el mediano y largo plazo que se estructura desde ya y que depende de decisiones con costos inmediatos pero beneficios superiores en el largo plazo para todos, incluyéndolos a ustedes y a sus empresas. Que los 3 años que faltan compensen todos los costos actuales con sus logros en empleo, crecimiento, mejoras en salud, en cobertura pensional, en paz, en menos muertes de líderes, etc. No se olviden: faltan tres años que no deben ser tan duros como este primer año del gobierno Duque. Están a tiempo de corregir el curso pero para eso necesitan empezar por la humildad.