El Heraldo (Colombia)

LA ALEGRÍA DE LA MADRE DE ANTHONY.

Miladis Zambrano, madre del corredor del registro del Atlántico, habló con EL HERALDO sobre su hijo, campeón panamerica­no.

- Por Edson Cabeza Jabba

Miladis Zambrano, la orgullosa mamá de Anthony Zambrano, el atleta del registro de Atlántico que consiguió una medalla de oro en los Juegos Panamerica­nos, habló con EL HERALDO de la lucha de su hijo para sobresalir.

Este lunes Miladis Zambrano De la Cruz celebrará 43 años de vida y su mejor regalo llegó a miles de kilómetros de distancia de su lugar de residencia en el barrio El Campito, en Barranquil­la. Anthony, su único hijo, acaparó los diarios del país y su rostro salió en todos los canales de televisión luego de conseguir, en la prueba de los 400 metros planos (44:83), el primer oro para el Departamen­to del Atlántico en esta disciplina en unos Juegos Panamerica­nos.

Sentada frente a su televisor, tratando de contener el llanto, con camándula en mano y gritos de ánimo que alertaron hasta los vecinos, Miladis vitoreó la hazaña alcanzada por su retoño de 21 años.

“Describir lo que viví no es fácil. Es la hora y no tengo palabras, me puso a sufrir bastante. Cuando la carrera iba por los 100 metros y no lo veía, me puse mal. Yo le gritaba que corriera y cuando veo que aparece no pude aguantar las lágrimas. Él me había prometido esa medalla para mi cumpleaños”, expresa Miladis mientras acaricia a ‘Muñeca’, la perra que Anthony le deja para que se sienta acompañada.

Un 17 de enero del año 1998, en la clínica San Jorge, Anthony José Zambrano De la Cruz abre sus ojosmundo en Maicao, La Guajira. A petición de sus hermanas, Miladis se traslada a Barranquil­la y se lleva momentánea­mente, a los dos meses, a su recién nacido. Pasó el tiempo y ella y su hijo se quedaron para siempre en La Arenosa.

Era un niño travieso y negado para el estudio, pero fue en el Instituto Educativo Distrital María Cano donde pudo explotar su talento. Una tarde del año 2012, Anthony le manifestó a su madre su deseo de participar en unos Juegos Supérate, pero tan mala fama tenía que ella no le creyó y lo obligó a que trajera del colegio una orden para verificar que sí correría.

“La verdad a Anthony no le gustaba y no le gusta

mucho el estudio. Un día me dijo que iba a participar en unos Juegos y le dije que lo que quería era escaparse. Sin embargo, él me trajo unas órdenes y después apareció con tres medallas. Una en los 80 metros, otra en los 150 y una más en los 300 metros. Desde ese día Anthony le tomó amor al atletismo”, rememora la hija menor de Natalia De la Cruz.

Loco en la pista, cuerdo en su vida personal. Anthony es para su madre la gran bendición de su vida. Él, en cada celebració­n, nunca olvida mencionar a Dios y a quien le dio la vida. Todo lo que le promete, hasta ahora, se lo ha cumplido. Solo una cosa aún no se ha hecho realidad: la casa propia.

“Siempre me dice que va a llegar el momento en que me va a dar todo lo que me merezco. No quiere que trabaje más y que sufra más por dinero. Tampoco quiere que pase de casa en casa mudándome porque él me va a regalar una. Ese es el gran anhelo que tiene desde pequeño. Yo trabajé duro y él me veía hacerlo. Esas cosas él las tiene presente y cuando corre piensa en esos duros momentos. Es un buen hijo, una bendición que Dios me dio”, agrega Miladis con ojos aguados. Duros momentos que Anthony también vivió en carne propia cuando iniciaba su vida. Fue mototaxist­a, trabajó como ayudante de construcci­ón y hasta manejó una bicitaxi. Siempre pensando en darle dinero a la persona que le dio la vida porque su padre, Jorge Ortiz Brito, asesinado en La Guajira, jamás se hizo cargo de los dos.

La anécdota que su madre tiene tatuada en su mente es aquella cuando su pequeño, a los 10 años, en el municipio de Soledad, y por ganarse 10 mil pesos junto a otro chicos de su edad, ayudó a cargar 500 bloques rojos de construcci­ón. El carro que los traía no pudo llegar al destino y solo se podían llevar a pie. Comenzaron a las 8 de la mañana y el reloj marcaba las 7 de la noche y aún faltaban 200 bloques por pasar. Miladis, hoy con una sonrisa, añade que ella, junto a las madres de los menores, “les tocó llevar bloques en el hombro para ayudar porque si no aún estarían cargando”.

Es polémico en sus declaracio­nes y con las críticas negativas se hace gigante. No estuvo, por lesiones, en los Juegos Centroamer­icanos y del Caribe y muchos compañeros y hasta entrenador­es, lo daban por retirado. Sin embargo, el hoy campeón panamerica­no, que se siente un barranquil­lero más, supo con trabajo callar bocas. Se ‘acuarteló’ en Ecuador, su sitio de concentrac­ión junto al entrenador Nelson Gutiérrez, y fue, de a poco, tomando nivel con carreras en el ‘Viejo Continente’.

“Lo señalaron, lo trataron mal y lo querían expulsar del atletismo y mira todo lo que ha conseguido. Desde que se trazó en su mente que volvería a ser ese mismo muchacho que se lució en el Mundial Juvenil, Anthony no ha dejado de luchar por una medalla y ha ganado muchas

Aún le queda mucho camino por recorrer. Tiene tan solo 21 años. En 2015, cuando competía en el Mundial de Atletismo de Menores, su registro estaba en los 48 segundos. Hoy ha bajado cuatro segundos y está a uno del récord mundial y olímpico, en poder del sudafrican­o Wayde van Niekerk (43,03).

Su madre lo visualiza en el podio olímpico, cruzando la meta y golpeando su pecho donde tiene tatuado una corona, un diamante y en el centro el nombre de, su gran amor, Miladis.

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 ?? JOHNNY OLIVARES ?? Miladis Zambrano tiene en su casa, en el barrio El Campito, un espacio con las medallas de Anthony José.
JOHNNY OLIVARES Miladis Zambrano tiene en su casa, en el barrio El Campito, un espacio con las medallas de Anthony José.
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Miladis Zambrano dialogando con EL HERALDO.

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