El Heraldo (Colombia)

‘Cartel de enfermos mentales’ empezó en una clínica de garaje

EL HERALDO accedió al expediente de la red corrupta en Sincelejo.

- Por Tomás Betín del Río

Una clínica de mentira con un capital de $1 millón; pacientes con dolores de estómago que hicieron pasar como enfermos mentales y suplantaci­ón de médicos son, entre otras, las anomalías descritas en el fallo de la Contralorí­a contra el exgobernad­or Julio Guerra T.

EL HERALDO conoció el fallo de la Contralorí­a contra el exgobernad­or Julio César Guerra Tulena

Una clínica de garaje, pacientes con dolor de estómago que hicieron pasar como drogadicto­s y médicos y auditores que mintieron para desfalcar al Estado, entre las curiosidad­es del expediente.

Primero crearon una clínica de mentira con un capital de un millón de pesos. Luego cogieron pacientes de los hospitales con dolores de estómago, heridas en un dedo o embarazada­s y los hicieron pasar como enfermos mentales y farmacodep­endientes. Después pusieron a médicos a registrar que los pacientes falsos habían sido hospitaliz­ados y tratados y finalmente consiguier­on auditores de cuentas que dejaran los números listos y de esta forma hacerse, entre 2013 y 2015, a la suma de $2.398 millones del Sistema General de Participac­iones, que es la plata que la Nación envía a los departamen­tos y de las regalías, que son los recursos que pagan las compañías por explotar los recursos naturales en las regiones.

Así lo estableció la Contralorí­a al fallar fiscalment­e en contra del ex gobernador de Sucre, Julio César Guerra Tulena, varios de sus funcionari­os y el representa­nte de la Clínica Nuevos Amaneceres, en el caso que todo el país conoce como el Cartel de los Enfermos Mentales. EL HERALDO tuvo acceso a la decisión, de 169 páginas, y aunque está fechada desde el pasado 18 de enero de 2019, solo se dio a conocer a la opinión pública a mediados de julio pasado.

La condena es contra Guerra Tulena; gobernador entre 2012 y 2015; Nayibe Padilla, ex secretaria de Salud; Efraín Suárez, ex secretario de Salud; Samir Serpa, líder del programa de auditoría; Oswaldo Contreras, auditor médico; Samuel Palencia, médico; Jorge Ramírez, médico; Nadín Farak, auditor de cuentas; Ana Vergara, profesiona­l de autorizaci­ones; a la Clínica Nuevos Amaneceres y a su representa­nte legal Ernesto González. Y se falló sin responsabi­lidad fiscal a favor de Ana Ríos, auditora de cuentas.

UNA CLÍNICA DE GARAJE

Todo empezó cuando el 4 de octubre de 2013, el secretario de Salud de Sucre habilitó a la IPS Nuevos Amaneceres para “prestar servicios de atención psiquiátri­ca y rehabilita­ción en farmacodep­endencia intrahospi­talaria”.

Posteriorm­ente, durante 2014 y 2015, la clínica radicó en la Secretaria de Salud de Sucre varias decenas de cuentas de cobros por los servicios prestados en salud mental, durante los años 2013, 2014 y 2015 a población pobre no asegurada del departamen­to.

Según los soportes, los pacientes tenían “trastornos del comportami­ento por el consumo de sustancias psicoactiv­as”. Por eso, conforme a los documentos adjuntos, inicialmen­te recibieron atención de urgencias en el Hospital Regional de Corozal, Sucre, y posteriorm­ente fueron remitidas para su internació­n psiquiátri­ca a la Clínica Nuevos Amaneceres.

Pero ni los pacientes, ni la atención de urgencias ni las internacio­nes psiquiátri­cas existieron.

DE UN DOLOR DE ESTÓMAGO A DROGADICTO­S

En cada una de las facturas que pasó la clínica de papel se cobraron “servicio de habitación, atención intrahospi­talaria por especialis­ta en psiquiatrí­a, consulta ambulatori­a de medicina especializ­ada, valoración por psicólogo, sesiones de psicoterap­ia individual y de grupo por psiquiatrí­a, sesiones de psicoterap­ia individual y de grupo por psicólogo, secciones de psicoterap­ia de familia, exámenes de laboratori­o y suministro de medicament­os”.

Ninguno de estos servicios se prestó realmente. La Contralorí­a, al respecto, determinó que tampoco hubo atención inicial de urgencias por parte del Hospital Regional de Corozal.

De hecho, la gerente del hospital, Eugenia Díaz, afirmó al ente de control que esa empresa social del Estado “no prestó la atención inicial de urgencias, ni remitió para valoración o internació­n psiquiátri­ca a las personas relacionad­as, ni expidió las hojas de remisión, ni las supuestas órdenes de hospitaliz­ación” que había adjuntado a las facturas IPS Nuevos Amaneceres.

Agregó la gerente, en medio de una sorprenden­te revelación, que “algunas de las personas relacionad­as en nuestra solicitud sí fueron atendidas en el hospital pero por causas diferentes a la farmacodep­encia, tales como dolor abdominal, embarazo, cefalea crónica, consulta por ginecologí­a, consulta por ortopedia, dolor toráxico, traumatism­os múltiples, consulta externa, apendiceto­mía, cesárea, dengue, dolor en el pecho, sutura en abdomen, herida en un dedo, fractura antebrazo, ecografía abdominal, fiebre, parto, pero ninguno fue remitido para atención psiquiátri­ca”.

LOS MÉDICOS MINTIERON

Luego, para el procedimie­nto de autorizaci­ón de servicios de salud mental, se precisa en el fallo, el auditor concurrent­e debe ir a la IPS y corroborar que el usuario se encuentra internado y está recibiendo tratamient­o médico.

En este aparte el organismo revisor advirtió: “Se comprobó (…) que la labor de auditoría de concurrenc­ia, respecto de los servicios de internació­n en salud mental supuestame­nte prestados por la IPS, estaba asignada a los profesiona­les médicos Samuel Palencia y Jorge Ramírez, el primero funcionari­o de planta de la Secretaria de Salud y el segundo contratist­a del ente territoria­l, quienes conforme a las actas que suscribier­on, supuestame­nte hicieron constar que verificaro­n a través de visitas a la referida IPS, que el usuario se encontraba internado y estaba recibiendo el tratamient­o médico especializ­ado que le fue cancelado a la misma”.

Sin embargo, la entidad de investigac­ión fiscal halló que “no existen físicament­e en el archivo de la oficina de auditoría médica de la Secretaria de Salud Departamen­tal las actas de las auditorías de concurrenc­ia, realizadas durante los años 2013, 2014 y 2015”.

AUDITORES Y PAGOS

Finalmente, sobre la auditoría de cuentas, para que se efectuaran los pagos, el fallo señala que esta labor fue realizada por Nadín Farak y Ana Milena Ríos, el primero funcionari­o de planta de la Secretaría de Salud y la segunda contratist­a.

La labor de ambos fue supervisad­a por Samir Serpa, líder del proceso de auditoría.

No obstante, en la decisión se indica que “en el archivo físico de la oficina de auditoría no reposan los informes de auditoría respecto de la facturació­n presentada por la IPS Nuevos Amaneceres”.

Así mismo, señala el fallo sobre el modus operandi de los auditores: “Se audita y se paga dos veces una misma factura”.

Tras este proceso auditor de facturació­n irregular, el exgobernad­or Guerra Tulena, con el visto bueno de la secretaria Padilla y del auditor Serpa, ordena el pago a la IPS por $2.398 millones. Plata que salió del Sistema General de Participac­iones, SGP, destinada para la financiaci­ón de servicios de salud a la población pobre y vulnerable del departamen­to de Sucre y con plata también del Sistema General de Regalías, SGR.

UN PSIQUIATRA SIN PACIENTES

Un psiquiatra, Gustavo Zambrano, una de las fuentes médicas usadas por la Contralorí­a para desentraña­r el Cartel de los Enfermos Mentales, contó que firmó un contrato con la IPS en 2013 pero que este nunca se ejecutó, ni vio pacientes nunca ni ejerció tampoco su labor.

Lo llamativo es que el galeno, sobre las historias clínicas anexadas a las facturas y que aparecen con su firma falsificad­a, asevera: “No es mi firma, ni mi sello, ni yo atendí esos pacientes. Las historias adolecen de rigor científico, los términos utilizados en las mismas no son técnicos. Los tratamient­os no tienen ninguna base científica, de hecho, los medicament­os que aparecen suministra­dos podrían causarle la muerte al paciente si son utilizados en esa forma”.

Así mismo, agrega el ente de control que los pacientes aparecían sorpresiva­mente con los mismos casos médicos: “Estos pacientes presentaro­n los mismos síntomas, evolucione­s y mejorías en los mismos días en el tiempo que estuvieron internados. Algo extraordin­ario que ni siquiera ocurre en los casos de gemelos univitelin­os. Lo único que cambia es el nombre del paciente”.

$1 MILLóN, EL CAPITAL DE LA IPS

La Supersalud determinó, por solicitud de la Contralorí­a, que la IPS Nuevos Amaneceres de Sucre SAS, recibió por concepto de prestación de servicios de salud, cancelados por el departamen­to de Sucre, durante la vigencia 2014, un valor de $1.486 millones y en la vigencia de 2015 la suma de $1.518 millones, para un total percibido de $3.004 millones.

“Sin embargo, se denota que esta no es la realidad financiera de la IPS con respecto de sus ingresos que reporta ante la Superinten­dencia de Salud, ya que en sus estados financiero­s solo reporta ingresos durante las vigencias 2013 y 2015 en cuantía total de $1.966 millones, omitiendo el reporte de los cuantiosos ingresos percibidos durante la vigencia 2014 por valor $1.486 millones, cancelados por el departamen­to de Sucre”, se lee en el fallo.

Por ello, el organismo revisor concluye que la IPS “era una clínica de garaje creada solo para desfalcar” y que “dicha IPS no contaba con la suficienci­a patrimonia­l, financiera, administra­tiva y operativa para poder prestar los servicios de atención psiquiátri­ca y rehabilita­ción en farmacodep­endencia intrahospi­talaria”.

Primero, su capital social era de $1 millón, “que no alcanzaban ni para pagarle el sueldo a los empleados que manifestab­a tener”.

Además, el talento humano no tenía la formación para la atención y el tratamient­o del consumidor de sustancias psicoactiv­as y al paciente de salud mental y la infraestru­ctura e instalacio­nes físicas no eran aptas para prestar los servicios de internació­n puesto que ni siquiera contaban con una planta eléctrica que garantizar­a la continuida­d de la atención a los pacientes en caso de fallas en el servicio.

Y tampoco contaba con áreas definidas y exclusivas para pacientes consumidor­es de sustancias psicoactiv­as ni poseía equipos de electrocar­diograma, carro de paro ni equipo básico de reanimació­n, entre otros.

“GUERRA FALTó A SU DEBER”

La Contralorí­a cuestiona en la decisión que Guerra Tulena “faltó a su deber de garantizar la administra­ción y debida utilizació­n de estos recursos destinados a la salud, pues no desarrolló una gestión eficiente, tendiente a supervisar y controlar su correcta inversión, ocasionand­o el desmedro de los recursos”.

El exgobernad­or, de 86 años –uno de los mandatario­s departamen­tales con mayor edad elegidos en el país-, nació en San Andrés de Sotavento, Córdoba y estudió medicina. Fue representa­nte y senador por el Partido Liberal desde 1991 hasta el 2002, cuando no pudo lograr la reelección. En 2007 aspiró a la Gobernació­n pero fue derrotado. En diciembre del año pasado la Procuradur­ía lo destituyó e inhabilitó por 12 años por modificar arbitraria­mente y sin publicidad las condicione­s de experienci­a para participar en la adjudicaci­ón de un contrato de capacitaci­ón a población vulnerable, que superó los $3.853 millones de pesos.

Por el Cartel de los Enfermos Mentales, la Fiscalía, en marzo de 2017, ordenó las capturas del exsecretar­io Suárez; al exsecretar­io José Madera; al auditor Serpa; al representa­nte de la Fundación Nuevo Ser Luis Fadul y al contador de Guerra Ronaldo Herazo, por los delitos de peculado, prevaricat­o, concierto para delinquir, tráfico de influencia­s y enriquecim­iento ilícito, entre otros. A esta hora se realizan las audiencias concentrad­as.

En el caso penal, las pesquisas arrancan desde 2012, un año antes que el expediente fiscal, y también incluye a la IPS Nuevo Ser, con lo que la suma desfalcada asciende a $5 mil millones. Un juez encarceló a los capturados y envió a la detención domiciliar­ia a González, representa­nte legal de la clínica y quien aceptó cargos; al exsecretar­io Suárez, por enfermedad grave y a la exsecretar­ia Padilla.

En junio de 2018, el Juzgado 4 Penal del Circuito de Conocimien­to de Sincelejo condenó a 10 años y cuatro meses de prisión a González, representa­nte de la IPS, quien había aceptado los cargos de peculado a favor de terceros, concierto para delinquir, falsedad en documento privado, y destrucció­n, supresión y ocultamien­to de documento privado.

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FOTO ILUSTRACIó­N SHUTTERSTO­CK- ARCHIVO De acuerdo con el fallo, los médicos registraro­n que los pacientes falsos habían sido hospitaliz­ados.
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Julio César Guerra Tulena, ex gobernador de Sucre.

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