Usuarios deben ‘pescar’ agua en medio de la crisis en Santa Marta
Usuarios recurren a mangueras adheridas a las redes para extraer agua con ayuda de mototombas Parecen ‘topos’ en busca del líquido.
SANTA MARTA. La calamidad pública en la que se encuentra Santa Marta por falta de agua ha llevado a los usuarios a convertirse en ‘pescadores’ para abastecerse en medio de la emergencia que se registra desde abril pasado en 163 barrios.
Por eso a lo que más recurren es a la succión del líquido con ayuda de mangueras adheridas a la redes y con ayuda de motobombas aguardar a que aparezca el “milagro”
“Nos hemos convertido en pescadores… pero de agua”, asegura Federico Labastidas, morador de San Jorge, al norte de la ciudad.
En otros sectores también es común observar a usuarios sentados en muros y bordillos sosteniendo una manguera (cual caña de pescar), esperando pacientemente.
“Es que no se justifica que nos lleguen los recibos mensualmente por un servicio que no nos han dado”, afirmó Labastidas.
El desespero los ha llevado además a convertirse en ‘topos humanos’. Por eso no es extraño ver a hombres y mujeres, con pico y pala, cavando la tierra para encontrar el tubo y ‘pegársele’.
“Si me pongo a esperar que me llegue el agua naturalmente o que me la regalen con carrotanques, me coge la noche, por eso opto por buscarla directamente de la red”, confesó Cristian Lafaurie, del barrio Los Almendros.
Para Camilo Benedetti, morador de Pescaíto, en la emergencia han confluido el Fenómeno del Niño, y por otro, la voluntad política de las administraciones de turno para solucionar definitivamente la problemática.
Pero si bien la crisis golpea a los samarios, a otros les resulta una oportunidad de ganarse un dinero extra.
Como ocurre con los vendedores de agua que la ofrecen en carretillas o en pimpinas que venden entre los 500 y 1000 pesos, de acuerdo con el tamaño del recipiente.
Julio - quien pidió omitir sus apellidos - manifestó que luego de caminar un largo trecho por la Vía Alterna, logra llegar hasta San Jorge para vender los timbos a $600. “Me hago en el día entre 10 y 15 viajes y con eso tengo al menos para un almuerzo”, anotó.
La urgencia por el desabastecimiento llevó a la Alcaldía a implementar una serie de acciones preventivas y restrictivas, entre estas el pico y placa para el lavado de carros, la prohibición del lavado de fachadas, del riego de jardines; utilización de piscinas y toboganes, balnearios, duchas para turistas y otras actividades que se consideran de alto impacto.