Megacárcel, un vecino incómodo
El complejo anunciado por la Gobernación y el Ministerio de Justicia en Candelaria genera temores e inquietudes entre los potenciales vecinos de la obra, por lo que es urgente una campaña de socialización de esta importante obra.
Los 5.000 mil cupos planeados para la megacárcel del Atlántico podrían aliviar el grave estado de hacinamiento que sufren los internos de los centros penales que funcionan en el departamento. Sin embargo, aún flotan en el ambiente algunas inquietudes sobre su ubicación, teniendo en cuenta que la Gobernación del Atlántico confirmó que el complejo carcelario será levantado en Candelaria. Entre esas inquietudes está el impacto que tendría la apacible vida de los habitantes de la zona. Tanto así que, hace unos días, un grupo de personas de esa población marchó rechazando el proyecto. Su argumento es que la megacárcel les traerá una serie de inevitables problemas por el arribo de foráneos y delincuentes,
socios o amigos de quienes están recluidos en el centro penitenciario, lo que conllevaría acabar con la tranquilidad reinante de su ambiente rural.
El objeto del gobierno departamental, apoyado por el Ministerio de Justicia, es aglutinar en un solo espacio a las cuatro cárceles que funcionan en Barranquilla y cuya infraestructura en algunos casos es vetusta y en todos es insuficiente para recibir más internos. De tal manera que la Modelo, la Penitenciaría El Bosque, la Cárcel Distrital El Bosque y el Centro de Rehabilitación para Mujeres El Buen Pastor estarán situados en un único lugar. La cifra del hacinamiento en el Atlántico es de 148% y supera con creces la media nacional, que es de 52%. La situación aquí viola los más elementales principios de los derechos humanos. Los datos son aterradores: en la cárcel Modelo el hacinamiento es de 132%, porque hay 1.047 internos y la capacidad de esta vieja edificación es de 454. La Modelo fue construida en 1942 para 200 reclusos. En la Penitenciaría El Bosque es de 162% ya que hay 1.677 y la cobertura oficial es 640. Este centro carcelario comenzó a ser construido durante el gobierno del General Gustavo Rojas Pinilla, en 1956 y entró a funcionar en noviembre de 1995. Pero, aunque haya oposición, el proyecto está en marcha. La Asamblea del Atlántico autorizó la compra del lote por $2.500 millones y el Ministerio procederá con la contratación de los estudios y diseños que contará con mil trabajadores y pabellones de máxima y mediana seguridad. La inversión supera los $400.000 millones. Ya está anunciado una agresiva campaña de socialización en Candelaria y los municipios aledaños. El objeto es explicar cuáles serán los beneficios que este proyecto traerá. Aparentemente han quedado atrás los tropiezos de este proyecto por el recelo con el que ha sido visto en algunos sectores desde hace cinco años, cuando fue planteado. Por lo pronto se busca implementar estrategias exitosas en materia de descongestión judicial como las salas de audiencia virtual. Se esperan impactos colaterales positivos con la megacárcel como el aporte al desarrollo y la seguridad con una estación de Policía, la construcción de vías y la ampliación de la red hospitalaria.
El objeto del gobierno, apoyado por el Ministerio de Justicia, es aglutinar en un solo espacio a las cuatro cárceles que funcionan en Barranquilla y cuya infraestructura en algunos casos es vetusta e insuficiente para recibir más internos.