El Heraldo (Colombia)

Adiós a Jorge Garizábalo, el decimero de los versos del alma

Entre versos sentidos, familiares y amigos despidiero­n al Niño de la Décima de Soledad Hoy, la Secretaría de Cultura del municipio le rendirá homenaje en el Museo Bolivarian­o.

- Por Keryl Brodmeier

El maestro está ahora en el cielo cantándole décimas a Dios”, decía Eduardo Guerrero mientras tocaba el féretro en el que yacía uno de sus grandes amigos: Jorge Garizábalo, conocido en Soledad como El Niño de la Décima.

Jorge vestía un traje de cumbiamber­o y un sombrero vueltiao, el mismo que usaba con frecuencia para cantar cumbias y componer décimas. Su piel estaba un poco más pálida que de costumbre y su rostro se veía impasible como un mar en calma. Dentro del ataúd ya no estaba su habitual brillo, su perspicaci­a, o su elocuencia; pero quedaba una leyenda. La del juglar que exaltó con sus décimas la cultura del municipio.

“Se apagó tu voz, mi amigo”, se lamentaba Guerrero, mientras una lágrima resbalaba con timidez por una de sus mejillas.

Un dos con dos con tristeza/hacemos en este día/ cantando una poesía con gran delicadeza/en esta tarde sentida/en esta funeraria te damos la despedida.

Entonó Guerrero junto a dos de los grandes pupilos del maestro Garizábalo, Danny Zora y Alfonso Freyle.

Jorge Eliécer Garizábalo falleció el pasado martes a las 2:30 de la tarde como consecuenc­ia de múltiples quebrantos de salud que se produjeron a partir de un infarto que tuvo el 28 de mayo.

El coreógrafo Jorge Garizábalo, uno de sus cuatro hijos, recuerda que su padre no necesitó una academia porque los versos y las letras eran una parte intríncues­tión

seca de su ser.

“Mi papá tenía un don natural. Estudió en la escuela hasta la primaria pero su habilidad para componer versos era algo que emergía de su ser. Era uno de los pocos juglares que le quedaban al Caribe de la talla de Gabriel Segura y Gabriel Escorcia Gravini. Él tenía un gran léxico mezclado con las tradicione­s campesinas. Tenía una habilidad para la oratoria fascinante. Sin duda, era dueño de un gran talento”, agrega.

“ME HIZO DECIMERO”. Danny Zora, rey Momo del Carnaval de Soledad 2019, se quitó el sombrero para acercarse al féretro en el que descansaba quien fuera su maestro durante cerca de ocho años.

Pronunció entre dientes una sola palabra. —Gracias.

“El me enseñó el arte de la décima, sus versos le salían del corazón, fue un gran poeta. Su fallecimie­nto es un golpe para la oralidad. Él era un baluarte de la cultura soledeña”, expresaba Zora.

“Garizábalo me decía: si va al baño, cante décimas, si va a comer, cante décimas, si va a la calle cante décimas. Así nadie le gana en una tarima”,

DANNY ZORA Decimero “Me enseñó el arte. Sus versos le salían del corazón ”.

contaba Alfonso Freyle, otro de los aprendices del juglar soledeño.

“Él me hizo decimero, por él seguiré defendiend­o este folclor que escasea en Soledad”, agrega.

PIQUERIA. “Garizábalo tenía una rapidez mental para ofender a al contrincan­te. En la categoría de piqueria sacaba una idea y te jodía en de segundos”, señala Zora, quien recuerda entre risas que le decía: “ponte pilas pelaíto, porque la piqueria es cosa de bravos”.

“Yo compartí con él muchas tarimas desde los años 70”, cuenta Guerrero. “Era muy buen contrincan­te, nunca lo vi eliminado en primera ronda siempre llegaba la finales. Él, Segura, Gustavo Lara y mi persona, de ahí siempre salían los ganadores. Era muy bueno en piqueria porque era contundent­e, se le tenía miedo, era muy inteligent­e y ágil . Se agarraba de lo mismo que le tiraban y de ahí sacaba el error del contendor. En la modalidad del dos con dos —la décima hecha entre dos decímetros— era una maravilla hacerla con él como pareja porque te ponía la décima en bandeja”, agrega.

Para Guanerge Montero, un hombre involucrad­o con la cultura del municipio, la muerte del maestro Garizábalo “es una partida dolorosa que debe servir para mandar un mensaje a las autoridade­s”.

“Están muriendo nuestro grandes juglares, de los que nos sentimos inmensamen­te orgullosos en Soledad y el Caribe colombiano. Debemos instituir políticas públicas para proteger a estos grandes hombres que hoy se encuentran prácticame­nte en la mendicidad. Gary luchó por tener una vivienda propia, el maestro Segura también y no hubo poder humano que hiciera que los gobernante­s de turno entendiera­n esa necesidad”, sentencia.

Jorge Garizábalo hijo, dice con nostalgia que es un honor verse al espejo y notar tantos rasgos en común con su padre al que se parecía mucho físicament­e.

“Son tantos recuerdos que hoy duelen con su ausencia. Una vez iba a viajar a Bogotá para salir en televisión y lo despedimos todos en el aeropuerto, la familia alquiló un bus y lo lloramos. Somos una familia humilde y un viaje de esos nos emocionaba. A los dos días mi papá estaba en la casa, esa es una anécdota de la que después nos reímos”, agrega .

En la Funeraria la Paz, de su amado terruño familiares y amigos despidiero­n al Niño de la Décima, entre versos sentidos.

“Fuiste tú de mente inquieta/ a la hora de la verdad/ gran poeta de Soledad /Jorge Eliécer fue un gran poeta”.

EDUARDO GUERRERO Decimero “Era muy bueno en piqueria. Se le tenía miedo ”.

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JOSEFINA VILLARREAL Danny Zora, Eduardo Guerrero y Alfonso Freyle despiden al maestro Jorge Garizábalo en Soledad.
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