Los protocolos que se habrían violado en la fuga de Merlano
La guardiana no vigiló la ventana por donde escapó, no permaneció en contacto visual y permitió contacto con familiares La fuga sigue siendo materia de debate.
Aunque primero dijo que se habían cumplido todos los protocolos en el traslado de la excongresista barranquillera Aída Merlano a la cita odontológica, el saliente director del Inpec, el general William Ruiz, dijo este miércoles, antes de su renuncia, que hubo varios errores en el dispositivo de traslado de la barranquillera, entre ellos falta de previsión por parte de los guardianes y haberla perdido de vista dentro del consultorio y no estar atentos afuera del edificio.
EL HERALDO conoció al respecto los instructivos de la entidad carcelaria para este tipo de casos. Uno de ellos es la Guía Servicio de Hospital, elaborada el 26 de febrero de 2016. En ella se establecen las razones para clasificar la peligrosidad de un recluso –dado que el nivel de seguridad de Merlano fue bajado de 1 a 2 en mayo pasado, según denuncian los sindicatos del Inpec, de forma irregular-. Y así, estos niveles están asignados por “tipo de delito, categorización de la organización delincuencial a la cual pertenece, el impacto social y económico del delito, la proyección del delito en el ámbito nacional e internacional, cuantía de la pena, la peligrosidad, la personalidad del individuo, antecedentes delincuenciales, condiciones de seguridad del infractor, trascendencia social o económica del individuo en la comunidad”.
Sobre la sugerencia del odontólogo a la guardiana en el caso de la excongresista, de quedarse fuera del consultorio, en la guía de la entidad carcelaria se establece que “se deberán acatar todas las recomendaciones del profesional de la salud a fin de no interferir en el tratamiento del privado de la libertad y de los demás pacientes, incluyendo el porte de armas y uniforme”.
Sin embargo, en el mismo documento de 2016 también se lee que “en el servicio se debe observar una postura profesional (…) sin perder de vista al interno, y evitar incurrir en situaciones que impliquen el abandono del servicio, o distracciones en el mismo (…)”.
Además, en el Instructivo General para Remisión de Internos del 6 de septiembre de 2007, se indica que la remisión médica es un procedimiento que consiste en “llevar al interno de su sitio de reclusión a un centro médico u hospitalario para consulta médica general, especializada, urgencia médica, cirugía programada y medicina legal”.
Lo que habría que establecer en este punto es si un tratamiento estético como un diseño de sonrisa cabe entre estos procedimientos que el propio Inpec menciona.
De igual forma, en el instructivo se hace énfasis en que un guardia en este tipo de procedimientos de traslado debe “situarse en la mejor posición posible para observar y oír a los internos y los particulares que se encuentren a su alrededor. (…) Conserve el control visual de las puertas, ventanas y posibles accesos al área donde se encuentre usted y el interno; evite sorpresas. No pierda el control visual del interno bajo su custodia y este presto a someterlo y neutralizarlo ante una eventual situación”.
Estos protocolos no se cumplieron en el caso de la excongresista, pues la guardiana no vigiló la ventana por la que finalmente se descolgó Merlano de una cuerda ni tampoco estuvo siempre en contacto visual con la hoy prófuga.
Sobre todo, que el documento advierte que un traslado médico de un recluso es una situación de cuidado: “El ambiente penitenciario y carcelario está calificado como una actividad de alto riesgo, esta situación se hace más crítica durante una remisión. Todo funcionario del Cuerpo de Custodia y Vigilancia incrementará su habilidad de observación, lo cual le permitirá cumplir con eficiencia su papel de seguridad”.
SIN ESPOSAS Y CERCA A SU FAMILIA. el mismo modo, frente a lo que han dicho los sindicatos y el propio exdirector del Inpec, acerca de que había familiares, posiblemente hijos de Merlano, en el centro médico, el instructivo es ta
jante: “No permita el contacto físico del interno con visitantes, familiares, allegados o personas extrañas, durante la remisión”.
Finalmente, ante la falta de esposas en la barranquillera, como se observó en las cámaras de seguridad de la clínica, el procedimiento ordena que “los medios restrictivos se retirarán cuando el interno inicie la diligencia ante la autoridad judicial, para que no se interprete que los medios restrictivos son una coerción al derecho de defensa, ante el personal médico con esa misma intención y para facilitar la práctica de los profesionales en salud”.
No obstante, la fuga de Aída Merlano sigue siendo materia de debate por el modo y circunstancia como se desarrollaron los hechos.
SUSPICACIAS Y SOSPECHAS. Para Gabriel Orozco, experto en seguridad, “hay muchos elementos” que generan “suspicacias” y “sospecha” en torno a la huida de Merlano, además de los protocolos que se siguieron para que la fuga se materializara.
“El que se le haya bajado el nivel de alerta máxima a la categoría dos y se le disminuyera el número de personal a Aída Merlano son hechos muy preocupantes y sintomáticos de que se violaron las prioridades de vigilancia de ella”, explica Orozco.
El experto resaltó que también en el caso debe investigarse la cita odontológica, pues no tenía un carácter de urgencia ni de prioridad médica como se establece en este tipo de protocolos.
“Los presos de alto nivel tienen que salir únicamente y exclusivamente para citas urgentes, las demás pueden ser tratadas dentro de los sistemas penitenciarios”, dijo Orozco.
Otro hecho a relatar fue el tiempo “tan prolongado” que pasó Merlano durante la consulta odontológica da muestras que tuvo “demasiadas” concesiones.