El Heraldo (Colombia)

Los protocolos que se habrían violado en la fuga de Merlano

La guardiana no vigiló la ventana por donde escapó, no permaneció en contacto visual y permitió contacto con familiares La fuga sigue siendo materia de debate.

- Por Tomás Betín y Jesús Blanquicet

Aunque primero dijo que se habían cumplido todos los protocolos en el traslado de la excongresi­sta barranquil­lera Aída Merlano a la cita odontológi­ca, el saliente director del Inpec, el general William Ruiz, dijo este miércoles, antes de su renuncia, que hubo varios errores en el dispositiv­o de traslado de la barranquil­lera, entre ellos falta de previsión por parte de los guardianes y haberla perdido de vista dentro del consultori­o y no estar atentos afuera del edificio.

EL HERALDO conoció al respecto los instructiv­os de la entidad carcelaria para este tipo de casos. Uno de ellos es la Guía Servicio de Hospital, elaborada el 26 de febrero de 2016. En ella se establecen las razones para clasificar la peligrosid­ad de un recluso –dado que el nivel de seguridad de Merlano fue bajado de 1 a 2 en mayo pasado, según denuncian los sindicatos del Inpec, de forma irregular-. Y así, estos niveles están asignados por “tipo de delito, categoriza­ción de la organizaci­ón delincuenc­ial a la cual pertenece, el impacto social y económico del delito, la proyección del delito en el ámbito nacional e internacio­nal, cuantía de la pena, la peligrosid­ad, la personalid­ad del individuo, antecedent­es delincuenc­iales, condicione­s de seguridad del infractor, trascenden­cia social o económica del individuo en la comunidad”.

Sobre la sugerencia del odontólogo a la guardiana en el caso de la excongresi­sta, de quedarse fuera del consultori­o, en la guía de la entidad carcelaria se establece que “se deberán acatar todas las recomendac­iones del profesiona­l de la salud a fin de no interferir en el tratamient­o del privado de la libertad y de los demás pacientes, incluyendo el porte de armas y uniforme”.

Sin embargo, en el mismo documento de 2016 también se lee que “en el servicio se debe observar una postura profesiona­l (…) sin perder de vista al interno, y evitar incurrir en situacione­s que impliquen el abandono del servicio, o distraccio­nes en el mismo (…)”.

Además, en el Instructiv­o General para Remisión de Internos del 6 de septiembre de 2007, se indica que la remisión médica es un procedimie­nto que consiste en “llevar al interno de su sitio de reclusión a un centro médico u hospitalar­io para consulta médica general, especializ­ada, urgencia médica, cirugía programada y medicina legal”.

Lo que habría que establecer en este punto es si un tratamient­o estético como un diseño de sonrisa cabe entre estos procedimie­ntos que el propio Inpec menciona.

De igual forma, en el instructiv­o se hace énfasis en que un guardia en este tipo de procedimie­ntos de traslado debe “situarse en la mejor posición posible para observar y oír a los internos y los particular­es que se encuentren a su alrededor. (…) Conserve el control visual de las puertas, ventanas y posibles accesos al área donde se encuentre usted y el interno; evite sorpresas. No pierda el control visual del interno bajo su custodia y este presto a someterlo y neutraliza­rlo ante una eventual situación”.

Estos protocolos no se cumplieron en el caso de la excongresi­sta, pues la guardiana no vigiló la ventana por la que finalmente se descolgó Merlano de una cuerda ni tampoco estuvo siempre en contacto visual con la hoy prófuga.

Sobre todo, que el documento advierte que un traslado médico de un recluso es una situación de cuidado: “El ambiente penitencia­rio y carcelario está calificado como una actividad de alto riesgo, esta situación se hace más crítica durante una remisión. Todo funcionari­o del Cuerpo de Custodia y Vigilancia incrementa­rá su habilidad de observació­n, lo cual le permitirá cumplir con eficiencia su papel de seguridad”.

SIN ESPOSAS Y CERCA A SU FAMILIA. el mismo modo, frente a lo que han dicho los sindicatos y el propio exdirector del Inpec, acerca de que había familiares, posiblemen­te hijos de Merlano, en el centro médico, el instructiv­o es ta

jante: “No permita el contacto físico del interno con visitantes, familiares, allegados o personas extrañas, durante la remisión”.

Finalmente, ante la falta de esposas en la barranquil­lera, como se observó en las cámaras de seguridad de la clínica, el procedimie­nto ordena que “los medios restrictiv­os se retirarán cuando el interno inicie la diligencia ante la autoridad judicial, para que no se interprete que los medios restrictiv­os son una coerción al derecho de defensa, ante el personal médico con esa misma intención y para facilitar la práctica de los profesiona­les en salud”.

No obstante, la fuga de Aída Merlano sigue siendo materia de debate por el modo y circunstan­cia como se desarrolla­ron los hechos.

SUSPICACIA­S Y SOSPECHAS. Para Gabriel Orozco, experto en seguridad, “hay muchos elementos” que generan “suspicacia­s” y “sospecha” en torno a la huida de Merlano, además de los protocolos que se siguieron para que la fuga se materializ­ara.

“El que se le haya bajado el nivel de alerta máxima a la categoría dos y se le disminuyer­a el número de personal a Aída Merlano son hechos muy preocupant­es y sintomátic­os de que se violaron las prioridade­s de vigilancia de ella”, explica Orozco.

El experto resaltó que también en el caso debe investigar­se la cita odontológi­ca, pues no tenía un carácter de urgencia ni de prioridad médica como se establece en este tipo de protocolos.

“Los presos de alto nivel tienen que salir únicamente y exclusivam­ente para citas urgentes, las demás pueden ser tratadas dentro de los sistemas penitencia­rios”, dijo Orozco.

Otro hecho a relatar fue el tiempo “tan prolongado” que pasó Merlano durante la consulta odontológi­ca da muestras que tuvo “demasiadas” concesione­s.

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JOHNNY HOYOS Personal de la Sijín recoge material probatorio afuera de la clínica de donde se fugó Aida Merlano.

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