Fiscalidad
Diógenes Rosero considera que una ciudad sostenible precisa de unas finanzas públicas sanas y sostenibles en el largo plazo. En concordancia con eso, plantea que Barranquilla tiene poco margen de endeudamiento debido a que la construcción de obras públicas se ha hecho con vigencias futuras que comprometen los ingresos del distrito. Su propuesta fiscal central se basa en la búsqueda de fuentes alternativas de financiamiento, además del establecimiento de veedurías ciudadanas que incentiven un mayor pago de impuestos.
Rafael Sánchez propone una revisión y modificación del Estatuto Tributario Distrital. El objetivo es garantizar la permanencia y la atracción de nuevas empresas e industrias en la ciudad, pues señala que la “severidad” de los impuestos en la última década ha contribuido a la desindustrialización. Propone incentivos tributarios para personas con vehículos que dejen la gasolina como combustible y transiten al gas y la energía eléctrica. Para Pumarejo es clave que Barranquilla continúe en la senda de la disciplina y la responsabilidad fiscal. Plantea una racionalización del gasto público en funcionamiento, la optimización de las operaciones de manejo de la deuda pública y el crecimiento de los ingresos, a través de incentivar la cultura del pago de impuestos. Con su estrategia de Gobierno Abierto, Pumarejo espera que los ciudadanos puedan conocer el nivel de ejecución del presupuesto financiado con impuestos de los barranquilleros. Antonio Bohórquez propone una revisión del sistema tributario de la ciudad, con el ánimo de generar mejores condiciones para la inversión. Quiere replantear el esquema de exenciones tributarias, a efectos de verificar su conveniencia, y revisar el esquema de concesiones existente, con la finalidad de verificar la posibilidad de acabar algunas de estas y renegociar otras.