Se completaron 3 noches de violencia en Cataluña
Calles bloqueadas, carros incendiados, 32 personas heridas y enfrentamientos con la policía se presentaron durante las protestas.
BARCELONA. Una nueva noche de altercados callejeros entre manifestantes independentistas y la policía se vivió en Barcelona, una escalada denunciada por el gobierno separatista regional, y que el ejecutivo español sigue atento por si tuviera que intervenir. Por segunda noche consecutiva, jóvenes con la cara cubierta y cascos de moto levantaron barricadas a base de contenedores de basura y cartones, a los que prendieron fuego.
Como novedad, la policía catalana, los Mossos d'Esquadra, indicaron que los jóvenes les lanzaron cócteles molotov y “objetos con ácido”, e incluso intentaron alcanzar con artefactos pirotécnicos un helicóptero de la policía nacional, sin éxito. Cinco coches ardieron cerca de la consejería regional de Interior.
La noche del martes, Barcelona ya vivió escenas de guerrilla urbana entre las fuerzas del orden y los manifestantes, que protestan por la sentencia emitida el lunes por el Tribunal Supremo, que condenó a duras penas de cárcel a nueve dirigentes separatistas por su papel en la tentativa de secesión de 2017.
El presidente regional catalán, el separatista Quim Torra, condenó la violencia, después de que se lo pidiera desde Madrid el presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez. “Esto debe detenerse ahora mismo. No hay razón ni justificación alguna para quemar coches ni para ningún otro acto vandálico. La protesta debe ser pacífica y cívica”, dijo Torra, quien no desaprovechó la ocasión de alentar a la movilización tras la sentencia del Supremo: “Es normal y es bueno que protestemos contra una sentencia injusta y aberrante”.
El propio Torra participó ayer en una de las marchas que partieron de cinco puntos distintos de Cataluña, y que el viernes convergerán en Barcelona, coincidiendo con una huelga general y una multitudinaria manifestación.
Los disturbios siguieron un patrón metódico: los jóvenes provocaron varias cargas policiales, aproximándose desafiantes a los agentes, y según retrocedían levantaban barricadas a base de contenedores de basura, a los que les prendían fuego.
Treinta y dos personas precisaron atención médica en la capital catalana, según los servicios sanitarios. Igualmente hubo “al menos una veintena de personas detenidas” en toda Cataluña, tras los 51 de la víspera, indicaron los Mossos.
Pedro Sánchez, que sostuvo durante la jornada encuentros con los líderes de los principales partidos políticos, no anunció ninguna medida extraordinaria ante los disturbios, tal y como le reclama la oposición de derecha, en plena campaña para las legislativas del 10 de noviembre.
Eso sí, el ministerio del Interior anunció el envío de refuerzos policiales a Cataluña.
Entre las medidas que le piden a Sánchez está aplicar la Ley de Seguridad Nacional, que pondría en manos del Estado las competencias en materia de seguridad de Cataluña, e incluso dar pasos hacia una intervención de la autonomía regional, como ya ocurrió en 2017 tras la tentativa de secesión.
“Vamos efectivamente a modular nuestra respuesta en función de cuál sea la actitud y las decisiones que tomen los responsables políticos” catalanes, dijo Sánchez.
Nacida de la frustración dos años después del fracasado intento de secesión que dejó a los separatistas sin rumbo claro, la violencia muestra una radicalización de una parte del movimiento independentista, que se vanagloriaba de haber sido hasta ahora pacífico.
“Las tensiones podrían incluso impactar el clásico entre el Real Madrid y el Barcelona del 26 de octubre, que la Liga de fútbol pidió que se traslade de Barcelona a Madrid ante las "circunstancias excepcionales" en la región.