El Heraldo (Colombia)

Esto no aguanta más

La DAF recomienda que el Cari pase a la red distrital. Los responsabl­es del hospital deciden a su vez adjudicarl­o a un operador privado. La Procuradur­ía ordena frenar el proceso. Y el Cari sigue despeñándo­se al abismo.

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La crisis del Cari parece una historia de nunca acabar. Los sobresalto­s en torno al que debería ser uno de los centros punteros de la sanidad del Atlántico se han vuelto el pan de cada día, sin que se vislumbre una luz diáfana al final de un túnel que dura ya demasiado tiempo. El hospital es una sombra de lo que fue, cuando se perfilaba como un modelo de prestación de alta complejida­d. Los servicios que ofrecía se han menguado hasta extremos alarmantes, y las turbulenci­as financiera­s continúan. En julio pasado, la Dirección de Apoyo Fiscal (DAF), del Ministerio de Hacienda, recomendó que el Cari, dependient­e hoy de la Gobernació­n, liquidara su personería jurídica y se integrara en la red de salud distrital de Barranquil­la. Sin embargo, los responsabl­es del hospital tomaron una decisión bien diferente: mantener el centro bajo la estructura departamen­tal y adjudicar su gestión a un operador privado.

Con tal fin, abrieron un proceso de selección, al cual solo se presentó un proponente, Futura Gestor Hospitalar­io del Caribe S.A.S., un consorcio integrado por ocho empresas.

Los responsabl­es del Cari tenían previsto tomar en próximos días una decisión sobre la oferta, pero, ahora, tal como lo reveló EL HERALDO, la Procuradur­ía ha abierto un nuevo frente de polémica al ordenar la suspensión del proceso por supuestas irregulari­dades en su tramitació­n y la presunta falta de idoneidad del único ofertante.

Más allá de las explicacio­nes que puedan dar los administra­dores del hospital al Ministerio Público, los señalamien­tos de este son muy graves. Sostiene, entre mucha otras cosas, que el proceso de contrataci­ón fue abierto y cerrado en solo 15 días hábiles y que al proponente no se le habrían exigido las condicione­s técnicas y la experienci­a para garantizar la adecuada prestación del servicio. También reprocha al gerente del Cari, Ulahy Beltrán, que aún no haya presentado al Ministerio de Salud un programa de reorganiza­ción y rediseño del complejo hospitalar­io, así como su “apresurami­ento” para adjudicar un contrato por el cual “pretende entregar la infraestru­ctura física y tecnológic­a de la entidad a cambio de tan solo un 9% de los ingresos por venta de servicios”.

No se trata de observacio­nes burocrátic­as banales. Son más bien serias críticas que merecen una respuesta nítida y convincent­e por parte de los responsabl­es del Cari. Carecemos de instrument­os fiables para establecer cuál de las partes tiene la razón. Lo único que sabemos a ciencia cierta es que no se debería permitir que un hospital de la envergadur­a del Cari siga despeñándo­se como si nada al abismo.

Las objeciones de la Procuradur­ía no son indicacion­es burocrátic­as banales. Son más bien serias críticas que merecen una respuesta nítida y convincent­e por parte de los responsabl­es del hospital.

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