Ciénaga: mensajes satánicos en el cementerio de ‘los ricos’
Los encargados de la administración del camposanto advierten que en octubre aumentan este tipo de ataques así como robos de rejas de tumbas y objetos de ornamentación.
“El llamado es la reflexión y al sentido de pertenencia”.
Los muertos en el camposanto San Miguel de Ciénaga ni han “pasado a mejor vida”, ni “descansan en paz”, aseguran los familiares de quienes están sepultados allí.
Los cienagueros están alarmados, sobretodo en estos días debido a la creciente aparición de mensajes satánicos sobre las tumbas.
Estas manifestaciones que están siendo rechazadas por las comunidades vecinas y por la misma Iglesia Católica, coinciden con la Noche de Brujas o Halloween que se celebran a final de mes.
El número 666 (considerado el número de Satanás, según el Apocalipsis) y las insignias del demonio aparecen inscritas en varias tumbas.
El cementerio de ‘los ricos’, como lo llaman porque reposan los restos de las familias adineradasy personalidades del municipio, también es objetivo de vándalos y desadaptados.
El robo de lápidas, rejas protectoras de las tumbas y los objetos de ornamentación en las mismas, asi como la marcación de estas con mensajes satánicos tiene a la comunidad vecina preocupada y desesperada.
Una intranquilidad que se acrecienta ante la utilización del lugar -en horas nocturnascomo nicho de consumidores de alucinógenos que se perciben sobre las criptas y entre los oscuros callejones.
Visitar a los difuntos “es un martirio”, que se mezcla con pena y se transforma en indignación, asegura Álvaro López, un ginecóloco al servicio de una clínica privada del municipio.
“Aquí he venido a acompañar a muchos amigos, pero es urgente una intervención para que el lugar no se siga deteriorando”, añade.
“No son las pérdidas económicas lo que nos afecta, sino el daño moral que nos causa, al ver como las tumbas, que con espiritualidad hemos adornado, son dañadas”, coinciden las familias de algunos de quienes han sido sepultados en San Miguel.
El cementerio está ubicado entre las calles 10 y 12 y las carreras 19 y 20, barrio Central, y tiene un área de 3.906 metros cuadrados y un total de 530 tumbas.
SEGURIDAD. Pero el desasosiego no es solo de los familiares de los muertos, ni de la comunidad que habita en los contornos del camposanto, también del sacerdote Juan Nicolás Restrepo Pereañez -el párroco de la Iglesia San Juan Bautista - y de los Salcedo, la familia que ha cuidado el camposanto por muchos años.
Desde el púlpito, el padre Juan Nicolás ha hecho llamados a la reflexión y al sentido de pertenencia de quienes allí tienen a sus difuntos.
“Cada familia cienaguera tiene su bóveda y ellos son los que debieran velar por organizar un comité y hacer aportes mensuales para que haya una administración y darle orden, disciplina y seguridad”, anota el clérigo.
Álvaro Suárez, quien llegó al San Miguel para visitar a su padre fallecido hace 6 años en un accidente, sostiene que a los muertos hay que tenerles respeto. “Aunque ya no están con nosotros sino en una tumba, siguen teniendo un lugar especial en la familia”, sostiene.
SATÁNICOS. Alexis Salcedo Gutiérrez, miembro de la dinastia de sepultureros que desde hace décadas trabajan en el camposanto, y quienes hoy fungen como ‘operadores’ de los
servicios,luego de que la Iglesia San Juan Bautista dejó de asumir esa obligación hace al menos siete años, manifiesta que todos los años, para esta época, estos ataques vandálicos se tornan recurrentes. “Como de noche no hay vigilancia los amigos de lo ajeno ingresan por las pequeñas paredes laterales (miden 1,20 metros de altura) y se roban lápidas de bronce y las rejas de las tumbas”, comentó.
Añadió que otros desconocidos se dan cita para practicar rituales que le rinden culto a Lucifer, pintarrajeando las bóvedas con mensajes alusivos.
“Literalmente estamos solos. La patrulla de la Policía pasa esporádicamente”, indicó.
SIN DUEÑO. El padre Juan Nicolás, quien llegó a la iglesia San Juan Bautista hace 6 años, manifiesta que “el cementerio parece no tener dueño”.
Dijo que cuando llegó a la parroquia se encontró con que el camposanto no estaba siendo atendido por la iglesia, debido a que los sacerdotes anteriores dejaron de manejarlo. Quedó entonces en manos de la familia Salcedo, o mejor, de Félix, el sepulturero, quien había heredado el oficio de su padre Adam (fallecido).
Hoy es Alexis, el hijo de Félix y nieto de Adam, quien está a cargo del camposanto.
Y es que en los archivos parroquiales no aparece ningún documento que certififique propiedad del cementerio o algo que muestre que fue entregado en arriendo o comodato a los Salcedo.
Pero todo apunta a que - según el sacerdote - el municipio tampoco tiene escrituras.
“Quedó en manos de la familia Salcedo con las que hemos venido dialogando para tratar de llegar a un acuerdo y buscar ayuda creando un comité”, anotó el sacerdote.
“En algunas paredes han pintado mensajes alusivos al Diablo, sobretodo en octubre por la Noche de Brujas”.
“Como de noche no hay vigilancia en el cementerio, los ladrones se roban las lápidas de bronce. Literalmente estamos solos”.