El Heraldo (Colombia)

Ya no es divertido

- Por Hernando Baquero hmbaquero@gmail.com @hmbaquero

Los últimos meses han sido muy exitosos en términos deportivos para el país. El triunfo de Bernal en el tour de Francia, las victorias de Farah y Cabal en tenis, la medalla de plata de Zambrano en atletismo y los excelentes resultados de Muñoz en el golf profesiona­l de los Estados Unidos, son algunos ejemplos de los inéditos triunfos alcanzados por nuestros deportista­s en este año que finaliza.

Un deportista destacado en la alta competenci­a mundial se convierte en referente para niños y jóvenes que se inician en la práctica deportiva. Hacer deporte desde la temprana infancia, genera beneficios directos por la actividad física que se realiza. También ayuda al desarrollo psicosocia­l del joven al hacerlo experiment­ar triunfos y fracasos, valorar el trabajo en equipo y calcular el riesgo de las acciones que se emprenden. De manera reciente se ha agregado a la lista de beneficios la distancia que se toma de los omnipresen­tes dispositiv­os móviles.

Hasta aquí todo parece maravillos­o, tener deportista­s famosos que representa­n al país hace que más niños y jóvenes hagan deporte, sin embargo, cifras de la encuesta de hábitos deportivos de la población escolar española y de la Unión Nacional del Deporte Juvenil de los Estados Unidos han descrito un fenómeno que llaman “ya no es divertido” y que se resume en que muchos de esos iniciados por imitación, abandonan la actividad deportiva alrededor de los 13 años de edad. Las razones que explican esta no deseada realidad incluyen la concentrac­ión excluyente que hace el sistema deportivo nacional en solo aquellos jugadores que son altamente competitiv­os y la pérdida de motivación individual generada por la irracional presión que algunos padres colocan a sus hijos, intentando que ellos rindan como prodigios en todas las actividade­s lúdicas o académicas que emprendan.

Alcanzar un nivel élite de desempeño le exige al joven deportista priorizar sus intereses y trabajar en manejar la angustia de competir en ese grupo superior. Si lo anterior no lo hace apoyado en un ambiente familiar y social saludable, los resultados de las competenci­as se pueden convertir en fuente de estrés y en algunos casos llevar a la aparición de trastornos de ansiedad y depresión. Esa obsesión por el éxito y la especializ­ación que ha infiltrado nuestra cotidianei­dad se refleja en el deporte infantil con el abandono de aquellas actividade­s en las que los niños no logren desde un principio ser los mejores. La opción de seguir jugando solo por diversión se acaba y con ella la posibilida­d de desarrolla­r hábitos saludables de vida.

Encabezado­s por el nuevo Ministerio del Deporte, los organismos rectores de la diferentes disciplina­s deben garantizar que su misión de promociona­r el bienestar y la calidad de vida a través de la realizació­n de actividade­s deportivas se cumpla, así ello implique el tener que transforma­r su cultura organizaci­onal, que en algunos casos continua priorizand­o el logro y los éxitos deportivos por encima de la felicidad y la salud emocional y física de los deportista­s. Un ejemplo de como hacerlo bien lo esta dando la Federación Colombiana de Golf con su nueva División Junior.

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